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viernes, 4 de julio de 2008


ARGENTINA EL ESPACIO DE JORGE DELL’ORO
La Movil-ización
En esta entrega, el columnista de adlatina.com se refiere a las consecuencias que puede tener en el paisaje político el uso masivo de los SMS, que son capaces de convocar a reuniones masivas con participacion directa de la ciudadanía.
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“La ciudadanía se adapta a formas que, a pesar de no contar con suficiente arraigo, pueden tener consecuencias insospechadas en el momento en que se ponen en marcha!, dice el autor.
El crecimiento que van tomando los ciberinstrumentos en la comunicación política es vertiginoso, tanto como las tecnologías que le hacen de soporte.
Steven Cliff habla del uso de estas herramientas como una nueva democracia electrónica en estos términos: “Promueven mejoras en la gobernabilidad e implican más desafíos públicos que apelan a la participación ciudadana”.
A partir de mensajes a los teléfonos móviles, miles de ciudadanos fueron convocados a manifestarse contra el gobierno que ejercía el Partido Popular Español (PP). SMS y correos electrónicos agitaron los sentimientos mucho más que los medios masivos y lograron que los simpatizantes socialistas sumados a otras personas, transformaran el dolor de la matanza del 11M (atentados en Madrid, del 11 de marzo de 2004) en repudio a forma en que el gobierno manejó la información sobre los hechos.
Cabe destacar que España estaba en esos días bajo una veda política, pues se iban a realizar elecciones el domingo 14. La tarde del sábado 13 comenzó la derrota del Partido Popular que, hasta entonces, marchaba al frente en las encuestas.
El Partido Socialista convocó a una manifestación en la Puerta del Sol en Madrid, pero ningún dirigente salió a llamar a concentrarse. Todo fue tejido por SMS, haciendo crecer el sábado un 40% el tráfico de este tipo de comunicaciones. El texto del mensaje concluía con la palabra “Pásalo”, y éste se fue transmitiendo por toda la red de móviles de España. Los manifestantes crecían y también su confianza en ganar el acto eleccionario del día siguiente.
Los jóvenes socialistas y grupos no organizados utilizaron la tecnología para comunicarse, hacer convocatorias y movilizar a los ciudadanos.
Un tirabuzón de SMSs y mensajes de correo electrónico había sido la herramienta de comunicación política para instalar la “cibermilitancia”. Este fenómeno fue analizado por el sociólogo catalán Manuel Castells, quien lo bautizó “Movil-ización”.
Con la mitad de la población española utilizando Internet en forma habitual y SMSs de uso permanente entre los jóvenes, hicieron que desde un hecho dramático se pudiese dar vuelta un resultado electoral, y definirlo de manera categórica.
La llamada política 2.0 puso sobre el tapete en esos penosos días que a España le tocó vivir, algunos factores que deben tenerse en cuenta: que es relativamente fácil crear y distribuir información online como también consumirla; asimismo dejó como enseñanza que se puede comunicar eficazmente a los ciudadanos sin los mass media y, finalmente, que la gente es capaz de utilizar la información y difundirla si ésta es verosímil o defiende sus intereses.
Esta verdadera revolución informativa mejora la democracia, obligando a los gobiernos o partidos a usarla en beneficio de los ciudadanos. Esta novedosa democracia participativa sin cables pone en evidencia que los medios tradicionales pueden fracasar y no es garantía el control que un gobierno pueda hacer de ellos.
La tecnología en sí es neutral: puede organizar turbas facistas o ser una oportunidad inmensa para la democracia.
Para los viejos militantes, su ámbito político era la agrupación local y el sindicato. Para los ciberpolíticos son los blogs, las redes y plataformas digitales.
Quizá estemos asistiendo al nacimiento de un activista menos comprometido y con mayor libertad, pero con capacidad de propagar ideas o convocar a movilizarse.
La acción viral ya está siendo programada a través de guías de consejos en muchos partidos en el mundo.
La ciudadanía se adapta a formas que, a pesar de no contar con suficiente arraigo, pueden tener consecuencias insospechadas en el momento en que se ponen en marcha.
Este tipo de redes que comunican de manera horizontal, difícilmente puedan servir para la difusión masiva a que aspiran partidos o gobiernos totalitarios; de allí su impronta subversiva y tal vez, definitivamente liberadora.

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