Sociedad
Cyberbullying: la nueva forma de agredir
Chismes, fotos trucadas, intimidades, insultos y mucha crueldad encuentran en las nuevas tecnologías la peor caja de resonancia. Cómo es la nueva forma de agresión entre los adolescentes y qué dicen los especialistas sobre un fenómeno que crece y preocupa Por Enrique Fraga
Una tarde de invierno, Ramiro se sentó en su computadora para chatear con sus amigos como lo hacía todos los días. Para un chico de 15 años, conectarse a Internet e intercambiar mensajes, fotos y música es lo más parecido a respirar. Hacía un mes que "lo más" era un nuevo sitio llamado tcuento.com, en el que los usuarios, sin necesidad de inscribirse y de forma anónima, podían intercambiar los chismes de cualquier colegio. A Ramiro le divertía leer cómo algún desconocido era "escrachado" por comentarios que revelaban detalles de la intimidad del desdichado. Pero aquella tarde vio su foto publicada. Su cara, en primer plano, ocupaba una cuarta parte de la pantalla. Debajo, un mensaje anónimo atacaba: ESTE ES EL PELOTUDO DE RAMIRO, PARA EL QUE NO LO CONOZCA . A las pocas horas, otra foto trucada lo mostraba con una nariz de payaso, una peluca fluorescente y el dibujo de un pene en la boca. Inauguraba la catarata de insultos la pregunta: ¿SABES DELETREAR FRACASADO?
"Soy al que más insultan en esa página. Primero me molestaban por el Messenger . Después pegaron mi foto en el sitio", contó a LA NACION Ramiro, que aceptó contar su historia, al igual que los otros chicos que se animaron a dar testimonio con la condición de que no hubiera fotos y se cambiaran los nombres verdaderos.
Ramiro es apenas uno de los tantos menores de edad que son, cotidianamente, víctimas de agresiones realizadas por medio de Internet y de las nuevas tecnologías, una práctica que en el mundo se conoce como cyberacoso o cyberbullying . Fotos trucadas, difusión anónima de rumores, intimidades e insultos, bromas crueles y golpizas filmadas que luego son subidas a la Web o mensajes de texto a través de celulares y correos electrónicos intimidatorios son algunas de las variantes de esa forma de violencia y a veces extrema crueldad cada vez más extendida entre los chicos.
Pese a la falta de estudios y estadísticas oficiales, autoridades escolares y analistas coinciden en que hay una tendencia en aumento. LA NACION consultó a alumnos de una treintena de instituciones en distintos puntos del país y, en la mayoría de los casos, el fenómeno no sólo era conocido, sino hasta considerado como una práctica habitual.
En EE.UU., donde el problema del cyberacoso ya había tomado notoriedad en 2002 con el caso de David Knight -un joven al que le fabricaron una página dedicada a denigrarlo, que podía encontrarse por medio del buscador del sitio Yahoo!.- la alarma volvió a activarse el año pasado cuando Megan Meier, una adolescente de 13 años, se suicidó, harta de ser víctima de estos ataques. La madre de una ex amiga suya había creado en MySpace el perfil de un chico, una ficción a la que llamó "Josh Evans", y junto con su hija le hicieron creer a Megan que este personaje fabricado estaba enamorado de ella. La madre de la nena muerta dijo que después de algunas semanas, muchas chicas, haciéndose pasar por "Josh", escribían mensajes en MySpace diciéndole a Megan que él la odiaba. Después él también la insultaba y otras chicas (en su mayoría, ignorantes de que Josh no existía) se sumaron. Megan Meier no lo resistió y la madre de su ex amiga podría pasar los próximos 20 años en prisión.
Según un estudio de la Universidad de Florida Atlántica realizado sobre 1388 adolescentes en 2005, una tercera parte admitió haber sido víctima de hostigamientos por medio de Internet. El problema tomó tal relevancia que, en 2007, la empresa Sony y dos organizaciones de bien público sin fines de lucro, el National Crime Prevention Council y el AD Council, realizaron un concurso de publicidades destinado a la prevención de los hostigamientos electrónicos entre adolescentes.
Intimiación psicológica
C yberbullying es una adaptación de lo que hasta hace poco se conocía como bullying, el acoso y la agresión entre los adolescentes y niños en situación escolar. "Es un comportamiento prolongado de agresión e intimidación psicológica y física que un niño o grupo de niños realiza a un tercero", explicó a LA NACION María Zysman, psicopedagoga del Equipo Bullying Cero Argentina, grupo de especialistas que estudia la evolución del fenómeno en el país. "El prefijo Bull, en inglés, remite a ´toro y se relaciona con la acción de torear, matonear de forma constante a otra persona. El cyberbullying es un acoso similar, pero realizado a través de las nuevas tecnologías, como Internet, teléfonos celulares con filmadoras, cámaras de fotos, etcétera."
En Estados Unidos y en algunos países europeos están más difundidas las redes sociales (como los sitios Myspace o Facebook ) entre los más jóvenes, tanto para relacionarse como para acosar a otros. En nuestro país es más frecuente el uso de celulares, fotologs y portales de chat tanto para establecer contacto con los pares como para burlarse de ellos. Una metodología frecuente suele ser el ingreso a páginas personales para dejar insultos o burlas bajo el amparo de seudónimos indescifrables. Algunas iniciativas más "creativas" incluyen la creación de fotologs de terceros con esa misma finalidad. También en el portal de videos YouTube se pueden ver con facilidad numerosos videos locales de peleas en aulas, en patios de escuela o en la calle, en las que fácilmente puede comprobarse la factura local. El sitio tcuento.com es uno de los más populares entre los adolescentes, quienes lo utilizan para intercambiar mensajes y fotos. Pese al aspecto sobrio de su página de inicio, si uno navega por el sitio podrá encontrarse con insultos, fotos trucadas para humillar a un tercero y agresiones anónimas entre compañeros de un mismo colegio o de varias instituciones.
Según los expertos, las nuevas formas de comunicación que provee Internet hacen visible una violencia que ya existía en el ámbito privado de los adolescentes. "Muchas veces las agresiones verbales y sociales que permite Internet son la continuación de agresiones físicas en el colegio o en lugares de reunión", explicó Zysman.
Lo grave es que esta metodología de agresión puede generar una perturbación psicológica todavía mayor que la que produce un enfrentamiento cara a cara. "Hoy un chico puede sacar una foto o filmar una pelea con un teléfono celular, editar el material y subirlo con facilidad a alguna página de Internet, habiéndose registrado bajo un nombre falso", explicó Zysman, quien aclaró que las características propias de esta nueva forma de agresión son el anonimato, permitido por la tecnología, y el efecto de humillación constante sobre la víctima, debido a la fácil exposición pública que permite la Web.
En primera persona
En la puerta de un colegio privado de Núñez, una alumna de 15 años amenazó con cortarse las venas frente a sus compañeros, cansada de que dos chicos de la clase la insultaran todos los días por medio de un canal de chat .
Luciana, de 16, no soportó los continuos hostigamientos y se fue de la escuela en la que estudiaba, en Lugano. Unas compañeras de curso le habían robado el celular para enviarle mensajes agresivos a todos los contactos de su agenda. Sos un cornudo, tu novia se voltea a todos los de la clase, escribieron.El mensaje lo recibió un familiar de Luciana, que tras una crisis nerviosa hizo una denuncia policial.
Antes, toparse con el matón de la escuela tenía como límite la jornada y el año escolar. Hoy la situación es distinta. "Un chico buleado puede recibir mails o mensajes de texto a su teléfono en cualquier momento y lugar", explicó Zysman y agregó: "Muchos mensajes quedan ´colgados en la Web hasta que al usuario se le ocurre quitarlos. Una vez subido el insulto, bastará googlear el nombre de la víctima para que éste quede asociado a algún tipo de ridiculización".
Los expertos consideran que esta forma de violencia no tiene distinción de clase. En zonas carenciadas en donde los chicos no tienen asegurado un acceso a la Web, el acoso virtual puede realizarse a través de mensajes de texto de los teléfonos celulares.
Lo que preocupa a padres, pedagogos y docentes es que el fenómeno pocas veces se da a conocer y se mantiene en secreto. Antes, una pelea u hostigamiento entre pares podía verse y sancionarse. Ahora, como muchas otras actividades adolescentes, el cyberbullying se mantiene en el secreto de una cultura juvenil que escapa al control de los mayores, lo que acrecienta la desprotección de quien es agredido.
Para Andrea Urbas, directora de proyectos coordinados de la organización Chicos.Net Asociación Civil, dedicada a promover iniciativas educacionales a través de las nuevas tecnologías, el cyberbullying es posible "en la medida en que hay cada vez un mayor acceso a la tecnología entre los jóvenes". Para la asociación, que desarrolló un informe sobre navegación responsable en Internet, los usuarios de la Web usan nicks o identidades falsas para preservar su propia intimidad. Sin embargo, "en algunos casos, el ´escudo que provee el anonimato puede favorecer actitudes agresivas. El anonimato puede conducir a la pérdida de valores vinculados a la convivencia y el respeto por el otro", explica el informe.
Una agresión también puede ser mantenida en secreto por los mismos compañeros de clase. El Equipo Bullying Cero Argentina distingue, junto a víctimas y victimarios, la existencia de una "mayoría silenciosa". Estos son niños que "se divierten ante la humillación de un compañero" o que "temen defender a la víctima por la posibilidad de pasar a ocupar su lugar".
Al problema del anonimato del hostigador se suma el hecho de que muchos colegios no ponen los casos a la luz. "Muchas instituciones, sobre todo las privadas, buscan garantizar a los padres un imaginario de paz. Es por eso que no hablan de estos temas", opinó Damián Melcer, sociólogo y coordinador del área de convivencia del colegio Aula XXI, una institución privada de Belgrano en la que las autoridades debieron intervenir ante varios casos de cyberbullying . La opinión de Melcer sobre la resistencia de los colegios a hablar públicamente sobre el tema fue corroborada por este cronista, dado que la mayoría de los directores y profesores de los colegios consultados pidieron reserva de sus nombres y de la institución.
Dos alumnos del colegio Aula XXI, ubicado en Núñez, hackearon la cuenta de correo electrónico de un compañero de clase. Desde allí, enviaron un mail a todos los contactos haciéndose pasar por el dueño de la casilla de mail: Hola, quiero decirles que estoy enojado con todos ustedes. Nunca me dijeron que soy feo, que soy un fracasado Cuando se descubrió el juego, ambos fueron sancionados.
"Entre 2006 y 2007 detectamos dos casos. Entonces, la institución intervino para llegar a una solución", afirmó Melcer. "Tenemos una política de prevención del cyberbullying basada en la discusión entre docentes, padres y alumnos. El colegio no se desentiende, aunque el problema tenga su origen por fuera."
En el Instituto Nuestra Señora de Fátima, en Villa Soldati, el hostigamiento generado por cyberbullying fue una causa de deserción en varios alumnos, por lo que se desarrollaron formas para prevenirlo, según confió el director de estudios del horario nocturno, Diego Idone.
Si bien la población de la escuela no posee acceso a computadoras por razones socioeconómicas, esto no evitó la aparición de hostigamientos cibernéticos. "Acá se produjeron casos de bullying por medio de mensajes de texto a través de celulares, lo que generaba a la víctima un acoso constante", explicó Idone. Como prevención, el instituto realiza un trabajo tutorial en coordinación con psiquiatras. "Se evita que la violencia se mantenga en secreto. Así, cuando alguien no se banca que molesten a su amigo, puede avisar a los directivos."
Laura tiene 16 y cursa el primer año del polimodal en una escuela pública de Río Grande, Tierra del Fuego. Junto a sus amigos sacó una cuenta en fotolog.com . Ese fue el ´lugar que Laura escogió para poner la foto de Gonzalo, un compañero de clase. "Era un gordo al que todos jodíamos", contó, tras una risa pícara, en comunicación telefónica. "Me daba cuenta de que le molestaba, pero mucho no me importaba. Pasa que era un tipo raro. No tenía amigos. En el curso éramos unos 15 y todos lo gastaban para que pasara rápido la hora de clase. Era lo que nos mantenía unidos."
Víctimas y victimarios
Los expertos consideran que el perfil del hostigador es el de alguien seguro de sí mismo, con una autoestima elevada. "Poseen atributos de poder y liderazgo que les sirven para molestar y desvalorizar a sus compañeros de forma reiterada", explicó Zysman.
Sin embargo, todo bulero en algún momento de su vida también fue hostigado. "El que bulea muchas veces fue buleado en su casa, por su padre o por sus hermanos. De algún lado aprende la técnica de hostigamiento", aclaró Zysman.
A diferencia de los buleros, "los chicos buleados son tímidos, con baja autoestima y solitarios. Muchas veces hasta intentan ganarse la confianza del hostigador por medio de regalos o hasta dándoles plata", explicó Zysman.
Paula de 16, quien cursa tercero del polimodal en una escuela de La Plata, en 2007 se enteró de que una persona anónima había creado un fotologpara molestar a sus compañeros. "Me sacaron una foto en el patio del colegio y la postearon (publicar en el sitio). Alguien había dejado un mensaje: ¿Es torta o lo hace para llamar la atención? Al lado, como si fuera un diálogo, otro le contestaba: No, no es torta, le encanta la p y se la mama a cualquiera. " ¿Por qué me eligieron a mí, si yo no les había hecho nada?"
Según los expertos, cuando hay una broma compartida no se puede hablar de agresión. Sin embargo, al poseer Internet sus propios códigos, la distinción entre broma y ataque no siempre es muy clara. "Los chicos no miden las consecuencias de una broma. En la Web no existen los matices que sí se reconocen en una conversación cara a cara", explicó Andrea Urbas, de Chicos. Net.
"El buleado puede generar sentimientos agresivos que deriven en reacciones más violentas hacia sus compañeros o hacia sí mismo", explicó Liliana Moneta, psiquiatra médico-pediátrica de la Asociación Argentina de Salud Mental.
La masacre de Patagones -en la que un chico de 15 años víctima de cargadas permanentes mató a tres compañeros e hirió a otros cinco en la Escuela Media N° 2 de Carmen de Patagones, en 2004- es probablemente la primera imagen que aparece cuando se piensa en ese tipo de situaciones. Sin embargo, distingue Moneta, "no todo chico buleado es un asesino en potencia. Eso dependerá de la estructura de la personalidad del individuo y de las condiciones familiares en las que vive."
De todos modos, la repercusión mediática que tuvieron distintos casos de violencia escolar en los últimos años muchas veces actualiza la pregunta "¿Hay más violencia entre los jóvenes?" Para Carina Kaplan, investigadora en educación de la Universidad de Buenos Aires y coordinadora del proyecto Las violencias en la escuela media, "los desarrollos tecnológicos tornan visibles algunos fenómenos que antes estaban escondidos. Internet visibiliza fenómenos que ya existían y hace público algo que antes estaba en espacios privados".
En tanto, varios analistas consultados consideraron que el creciente acceso a las innovaciones tecnológicas por los adolescentes ha sido decisivo para el desarrollo del fenómeno. "El problema es que a través de un diálogo de chat se cuentan intimidades, por ejemplo inquietudes sexuales -explicó Zysman-. Esto los vuelve vulnerables. Si uno de los interlocutores quiere traicionar al otro, le es muy fácil: copia y pega el diálogo y lo envía por mail."
Cecilia Sagol es editora y coordinadora de contenidos digitales en el portal educativo Educ.ar , dependiente del Ministerio de Educación de la Nación. Allí consideran que el cyberbullying no es un problema originado por los avances tecnológicos. "El cyberbullying es una extensión del bullying por medios digitales, no tiene su origen en lo tecnológico. La tecnología es un canal que permite la profundización de una violencia preexistente. No hay tecnología mala, sino usos malos de la tecnología."
Crueldad, suicidio y prevención
Tras el suicidio de Megan Meier el año pasado, harta de ser víctima de la crueldad vía internet, sus padres crearon una fundación en honor a su memoria orientada a difundir y prevenir el cyberbullying. También los padres de Jeffrey Jhonston, un adolescente que se suicidó en 2005 tras ser víctima del acoso reiterado de un compañero de clase, promueven la problemática del acoso escolar desde su página ( http://www.jeffreyjhonston.org/ ). Otro sitio comprometido con la erradicación de este tipo de conductas violentas es http://www.stopcyberbullying/ , creada por la experta en cibercrímenes Parry Aftab.
Cyberbullying: la nueva forma de agredir
Chismes, fotos trucadas, intimidades, insultos y mucha crueldad encuentran en las nuevas tecnologías la peor caja de resonancia. Cómo es la nueva forma de agresión entre los adolescentes y qué dicen los especialistas sobre un fenómeno que crece y preocupa Por Enrique Fraga
Una tarde de invierno, Ramiro se sentó en su computadora para chatear con sus amigos como lo hacía todos los días. Para un chico de 15 años, conectarse a Internet e intercambiar mensajes, fotos y música es lo más parecido a respirar. Hacía un mes que "lo más" era un nuevo sitio llamado tcuento.com, en el que los usuarios, sin necesidad de inscribirse y de forma anónima, podían intercambiar los chismes de cualquier colegio. A Ramiro le divertía leer cómo algún desconocido era "escrachado" por comentarios que revelaban detalles de la intimidad del desdichado. Pero aquella tarde vio su foto publicada. Su cara, en primer plano, ocupaba una cuarta parte de la pantalla. Debajo, un mensaje anónimo atacaba: ESTE ES EL PELOTUDO DE RAMIRO, PARA EL QUE NO LO CONOZCA . A las pocas horas, otra foto trucada lo mostraba con una nariz de payaso, una peluca fluorescente y el dibujo de un pene en la boca. Inauguraba la catarata de insultos la pregunta: ¿SABES DELETREAR FRACASADO?
"Soy al que más insultan en esa página. Primero me molestaban por el Messenger . Después pegaron mi foto en el sitio", contó a LA NACION Ramiro, que aceptó contar su historia, al igual que los otros chicos que se animaron a dar testimonio con la condición de que no hubiera fotos y se cambiaran los nombres verdaderos.
Ramiro es apenas uno de los tantos menores de edad que son, cotidianamente, víctimas de agresiones realizadas por medio de Internet y de las nuevas tecnologías, una práctica que en el mundo se conoce como cyberacoso o cyberbullying . Fotos trucadas, difusión anónima de rumores, intimidades e insultos, bromas crueles y golpizas filmadas que luego son subidas a la Web o mensajes de texto a través de celulares y correos electrónicos intimidatorios son algunas de las variantes de esa forma de violencia y a veces extrema crueldad cada vez más extendida entre los chicos.
Pese a la falta de estudios y estadísticas oficiales, autoridades escolares y analistas coinciden en que hay una tendencia en aumento. LA NACION consultó a alumnos de una treintena de instituciones en distintos puntos del país y, en la mayoría de los casos, el fenómeno no sólo era conocido, sino hasta considerado como una práctica habitual.
En EE.UU., donde el problema del cyberacoso ya había tomado notoriedad en 2002 con el caso de David Knight -un joven al que le fabricaron una página dedicada a denigrarlo, que podía encontrarse por medio del buscador del sitio Yahoo!.- la alarma volvió a activarse el año pasado cuando Megan Meier, una adolescente de 13 años, se suicidó, harta de ser víctima de estos ataques. La madre de una ex amiga suya había creado en MySpace el perfil de un chico, una ficción a la que llamó "Josh Evans", y junto con su hija le hicieron creer a Megan que este personaje fabricado estaba enamorado de ella. La madre de la nena muerta dijo que después de algunas semanas, muchas chicas, haciéndose pasar por "Josh", escribían mensajes en MySpace diciéndole a Megan que él la odiaba. Después él también la insultaba y otras chicas (en su mayoría, ignorantes de que Josh no existía) se sumaron. Megan Meier no lo resistió y la madre de su ex amiga podría pasar los próximos 20 años en prisión.
Según un estudio de la Universidad de Florida Atlántica realizado sobre 1388 adolescentes en 2005, una tercera parte admitió haber sido víctima de hostigamientos por medio de Internet. El problema tomó tal relevancia que, en 2007, la empresa Sony y dos organizaciones de bien público sin fines de lucro, el National Crime Prevention Council y el AD Council, realizaron un concurso de publicidades destinado a la prevención de los hostigamientos electrónicos entre adolescentes.
Intimiación psicológica
C yberbullying es una adaptación de lo que hasta hace poco se conocía como bullying, el acoso y la agresión entre los adolescentes y niños en situación escolar. "Es un comportamiento prolongado de agresión e intimidación psicológica y física que un niño o grupo de niños realiza a un tercero", explicó a LA NACION María Zysman, psicopedagoga del Equipo Bullying Cero Argentina, grupo de especialistas que estudia la evolución del fenómeno en el país. "El prefijo Bull, en inglés, remite a ´toro y se relaciona con la acción de torear, matonear de forma constante a otra persona. El cyberbullying es un acoso similar, pero realizado a través de las nuevas tecnologías, como Internet, teléfonos celulares con filmadoras, cámaras de fotos, etcétera."
En Estados Unidos y en algunos países europeos están más difundidas las redes sociales (como los sitios Myspace o Facebook ) entre los más jóvenes, tanto para relacionarse como para acosar a otros. En nuestro país es más frecuente el uso de celulares, fotologs y portales de chat tanto para establecer contacto con los pares como para burlarse de ellos. Una metodología frecuente suele ser el ingreso a páginas personales para dejar insultos o burlas bajo el amparo de seudónimos indescifrables. Algunas iniciativas más "creativas" incluyen la creación de fotologs de terceros con esa misma finalidad. También en el portal de videos YouTube se pueden ver con facilidad numerosos videos locales de peleas en aulas, en patios de escuela o en la calle, en las que fácilmente puede comprobarse la factura local. El sitio tcuento.com es uno de los más populares entre los adolescentes, quienes lo utilizan para intercambiar mensajes y fotos. Pese al aspecto sobrio de su página de inicio, si uno navega por el sitio podrá encontrarse con insultos, fotos trucadas para humillar a un tercero y agresiones anónimas entre compañeros de un mismo colegio o de varias instituciones.
Según los expertos, las nuevas formas de comunicación que provee Internet hacen visible una violencia que ya existía en el ámbito privado de los adolescentes. "Muchas veces las agresiones verbales y sociales que permite Internet son la continuación de agresiones físicas en el colegio o en lugares de reunión", explicó Zysman.
Lo grave es que esta metodología de agresión puede generar una perturbación psicológica todavía mayor que la que produce un enfrentamiento cara a cara. "Hoy un chico puede sacar una foto o filmar una pelea con un teléfono celular, editar el material y subirlo con facilidad a alguna página de Internet, habiéndose registrado bajo un nombre falso", explicó Zysman, quien aclaró que las características propias de esta nueva forma de agresión son el anonimato, permitido por la tecnología, y el efecto de humillación constante sobre la víctima, debido a la fácil exposición pública que permite la Web.
En primera persona
En la puerta de un colegio privado de Núñez, una alumna de 15 años amenazó con cortarse las venas frente a sus compañeros, cansada de que dos chicos de la clase la insultaran todos los días por medio de un canal de chat .
Luciana, de 16, no soportó los continuos hostigamientos y se fue de la escuela en la que estudiaba, en Lugano. Unas compañeras de curso le habían robado el celular para enviarle mensajes agresivos a todos los contactos de su agenda. Sos un cornudo, tu novia se voltea a todos los de la clase, escribieron.El mensaje lo recibió un familiar de Luciana, que tras una crisis nerviosa hizo una denuncia policial.
Antes, toparse con el matón de la escuela tenía como límite la jornada y el año escolar. Hoy la situación es distinta. "Un chico buleado puede recibir mails o mensajes de texto a su teléfono en cualquier momento y lugar", explicó Zysman y agregó: "Muchos mensajes quedan ´colgados en la Web hasta que al usuario se le ocurre quitarlos. Una vez subido el insulto, bastará googlear el nombre de la víctima para que éste quede asociado a algún tipo de ridiculización".
Los expertos consideran que esta forma de violencia no tiene distinción de clase. En zonas carenciadas en donde los chicos no tienen asegurado un acceso a la Web, el acoso virtual puede realizarse a través de mensajes de texto de los teléfonos celulares.
Lo que preocupa a padres, pedagogos y docentes es que el fenómeno pocas veces se da a conocer y se mantiene en secreto. Antes, una pelea u hostigamiento entre pares podía verse y sancionarse. Ahora, como muchas otras actividades adolescentes, el cyberbullying se mantiene en el secreto de una cultura juvenil que escapa al control de los mayores, lo que acrecienta la desprotección de quien es agredido.
Para Andrea Urbas, directora de proyectos coordinados de la organización Chicos.Net Asociación Civil, dedicada a promover iniciativas educacionales a través de las nuevas tecnologías, el cyberbullying es posible "en la medida en que hay cada vez un mayor acceso a la tecnología entre los jóvenes". Para la asociación, que desarrolló un informe sobre navegación responsable en Internet, los usuarios de la Web usan nicks o identidades falsas para preservar su propia intimidad. Sin embargo, "en algunos casos, el ´escudo que provee el anonimato puede favorecer actitudes agresivas. El anonimato puede conducir a la pérdida de valores vinculados a la convivencia y el respeto por el otro", explica el informe.
Una agresión también puede ser mantenida en secreto por los mismos compañeros de clase. El Equipo Bullying Cero Argentina distingue, junto a víctimas y victimarios, la existencia de una "mayoría silenciosa". Estos son niños que "se divierten ante la humillación de un compañero" o que "temen defender a la víctima por la posibilidad de pasar a ocupar su lugar".
Al problema del anonimato del hostigador se suma el hecho de que muchos colegios no ponen los casos a la luz. "Muchas instituciones, sobre todo las privadas, buscan garantizar a los padres un imaginario de paz. Es por eso que no hablan de estos temas", opinó Damián Melcer, sociólogo y coordinador del área de convivencia del colegio Aula XXI, una institución privada de Belgrano en la que las autoridades debieron intervenir ante varios casos de cyberbullying . La opinión de Melcer sobre la resistencia de los colegios a hablar públicamente sobre el tema fue corroborada por este cronista, dado que la mayoría de los directores y profesores de los colegios consultados pidieron reserva de sus nombres y de la institución.
Dos alumnos del colegio Aula XXI, ubicado en Núñez, hackearon la cuenta de correo electrónico de un compañero de clase. Desde allí, enviaron un mail a todos los contactos haciéndose pasar por el dueño de la casilla de mail: Hola, quiero decirles que estoy enojado con todos ustedes. Nunca me dijeron que soy feo, que soy un fracasado Cuando se descubrió el juego, ambos fueron sancionados.
"Entre 2006 y 2007 detectamos dos casos. Entonces, la institución intervino para llegar a una solución", afirmó Melcer. "Tenemos una política de prevención del cyberbullying basada en la discusión entre docentes, padres y alumnos. El colegio no se desentiende, aunque el problema tenga su origen por fuera."
En el Instituto Nuestra Señora de Fátima, en Villa Soldati, el hostigamiento generado por cyberbullying fue una causa de deserción en varios alumnos, por lo que se desarrollaron formas para prevenirlo, según confió el director de estudios del horario nocturno, Diego Idone.
Si bien la población de la escuela no posee acceso a computadoras por razones socioeconómicas, esto no evitó la aparición de hostigamientos cibernéticos. "Acá se produjeron casos de bullying por medio de mensajes de texto a través de celulares, lo que generaba a la víctima un acoso constante", explicó Idone. Como prevención, el instituto realiza un trabajo tutorial en coordinación con psiquiatras. "Se evita que la violencia se mantenga en secreto. Así, cuando alguien no se banca que molesten a su amigo, puede avisar a los directivos."
Laura tiene 16 y cursa el primer año del polimodal en una escuela pública de Río Grande, Tierra del Fuego. Junto a sus amigos sacó una cuenta en fotolog.com . Ese fue el ´lugar que Laura escogió para poner la foto de Gonzalo, un compañero de clase. "Era un gordo al que todos jodíamos", contó, tras una risa pícara, en comunicación telefónica. "Me daba cuenta de que le molestaba, pero mucho no me importaba. Pasa que era un tipo raro. No tenía amigos. En el curso éramos unos 15 y todos lo gastaban para que pasara rápido la hora de clase. Era lo que nos mantenía unidos."
Víctimas y victimarios
Los expertos consideran que el perfil del hostigador es el de alguien seguro de sí mismo, con una autoestima elevada. "Poseen atributos de poder y liderazgo que les sirven para molestar y desvalorizar a sus compañeros de forma reiterada", explicó Zysman.
Sin embargo, todo bulero en algún momento de su vida también fue hostigado. "El que bulea muchas veces fue buleado en su casa, por su padre o por sus hermanos. De algún lado aprende la técnica de hostigamiento", aclaró Zysman.
A diferencia de los buleros, "los chicos buleados son tímidos, con baja autoestima y solitarios. Muchas veces hasta intentan ganarse la confianza del hostigador por medio de regalos o hasta dándoles plata", explicó Zysman.
Paula de 16, quien cursa tercero del polimodal en una escuela de La Plata, en 2007 se enteró de que una persona anónima había creado un fotologpara molestar a sus compañeros. "Me sacaron una foto en el patio del colegio y la postearon (publicar en el sitio). Alguien había dejado un mensaje: ¿Es torta o lo hace para llamar la atención? Al lado, como si fuera un diálogo, otro le contestaba: No, no es torta, le encanta la p y se la mama a cualquiera. " ¿Por qué me eligieron a mí, si yo no les había hecho nada?"
Según los expertos, cuando hay una broma compartida no se puede hablar de agresión. Sin embargo, al poseer Internet sus propios códigos, la distinción entre broma y ataque no siempre es muy clara. "Los chicos no miden las consecuencias de una broma. En la Web no existen los matices que sí se reconocen en una conversación cara a cara", explicó Andrea Urbas, de Chicos. Net.
"El buleado puede generar sentimientos agresivos que deriven en reacciones más violentas hacia sus compañeros o hacia sí mismo", explicó Liliana Moneta, psiquiatra médico-pediátrica de la Asociación Argentina de Salud Mental.
La masacre de Patagones -en la que un chico de 15 años víctima de cargadas permanentes mató a tres compañeros e hirió a otros cinco en la Escuela Media N° 2 de Carmen de Patagones, en 2004- es probablemente la primera imagen que aparece cuando se piensa en ese tipo de situaciones. Sin embargo, distingue Moneta, "no todo chico buleado es un asesino en potencia. Eso dependerá de la estructura de la personalidad del individuo y de las condiciones familiares en las que vive."
De todos modos, la repercusión mediática que tuvieron distintos casos de violencia escolar en los últimos años muchas veces actualiza la pregunta "¿Hay más violencia entre los jóvenes?" Para Carina Kaplan, investigadora en educación de la Universidad de Buenos Aires y coordinadora del proyecto Las violencias en la escuela media, "los desarrollos tecnológicos tornan visibles algunos fenómenos que antes estaban escondidos. Internet visibiliza fenómenos que ya existían y hace público algo que antes estaba en espacios privados".
En tanto, varios analistas consultados consideraron que el creciente acceso a las innovaciones tecnológicas por los adolescentes ha sido decisivo para el desarrollo del fenómeno. "El problema es que a través de un diálogo de chat se cuentan intimidades, por ejemplo inquietudes sexuales -explicó Zysman-. Esto los vuelve vulnerables. Si uno de los interlocutores quiere traicionar al otro, le es muy fácil: copia y pega el diálogo y lo envía por mail."
Cecilia Sagol es editora y coordinadora de contenidos digitales en el portal educativo Educ.ar , dependiente del Ministerio de Educación de la Nación. Allí consideran que el cyberbullying no es un problema originado por los avances tecnológicos. "El cyberbullying es una extensión del bullying por medios digitales, no tiene su origen en lo tecnológico. La tecnología es un canal que permite la profundización de una violencia preexistente. No hay tecnología mala, sino usos malos de la tecnología."
Crueldad, suicidio y prevención
Tras el suicidio de Megan Meier el año pasado, harta de ser víctima de la crueldad vía internet, sus padres crearon una fundación en honor a su memoria orientada a difundir y prevenir el cyberbullying. También los padres de Jeffrey Jhonston, un adolescente que se suicidó en 2005 tras ser víctima del acoso reiterado de un compañero de clase, promueven la problemática del acoso escolar desde su página ( http://www.jeffreyjhonston.org/ ). Otro sitio comprometido con la erradicación de este tipo de conductas violentas es http://www.stopcyberbullying/ , creada por la experta en cibercrímenes Parry Aftab.
1 comentario:
No sabía el caso de Mergan Meier, me ha sorprendido, realmente la madre de su ex-amiga tiene que ser una persona terrible y supongo (espero) que no esperase que la niña se suicidase, aunque hacerla sufrir solo porque se había peleado con su amiga es ser realmente odioso, no sé como definir a la madre. Wow, es increíble! No puedo creerlo, además crear un personaje ficticio para hacer soñar y sufrir a una nuña de 13 años. Estoy realmente sorprendida!
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