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lunes, 7 de julio de 2008


El argentino que llegó a la cumbre de la publicidad europea
LUN 07/07/08 18:02 Está considerado el "Papa del marketing centroeuropeo". Factura US$ 17 millones al año con su agencia suiza.
Por Rodrigo Carrizo Couto GINEBRA, ESPECIAL PARA CLARIN
La cita es una tarde de sol primaveral en uno de los cafés que bordean el Lago Leman , en Ginebra, ciudad de banqueros y diplomáticos. El hombre llega sin protocolos, en su bicicleta y vestido de manera informal. "Perdón por el retraso", se excusa mientras pide una muy helvética jarrita de vino blanco. Quien así se presenta es Pedro Simko , nacido en Buenos Aires en 1957 de padres austríacos huidos de la II Guerra Mundial. Hoy, este porteño hijo de supervivientes del Holocausto es considerado en su país de adopción, Suiza, como "el Papa de la publicidad centroeuropea". Cuando se habla del éxito de creativos argentinos en el exterior, los casos de mayor exposición son los de Carlos Mollá, de La Comunidad en los EE.UU; o de Juan Cabral, de Fallon Londres. Pero Simko es un "tapado". En 1991 fundó su propia agencia, que forma parte del coloso Saatchi & Saatchi desde 2004.Formado en el Colegio Nacional de Buenos Aires, realizó primero estudios en Princeton antes de perfeccionarse en Harvard. Su carrera comenzó en Vancouver, Canadá, y continuó en la filial ginebrina de Procter & Gamble, antes de ser llamado a ocupar el puesto de director de Marketing de la mítica empresa chocolatera Suchard . Hoy en día, Simko es miembro del board global de Saatchi & Saatchi, así como su ‡3 director para Europa, Medio Oriente y África. Su agencia es una especie de "Naciones Unidas", donde trabajan 100 personas de 18 países. En los últimos años, ganó más premios que ninguna otra agencia del grupo Saatchi & Saatchi. Curiosamente, y a pesar de que Simko es una presencia muy habitual en la prensa europea, ésta es la primera entrevista que concede a un medio argentino. ¿Qué aprendió de la Argentina? La Argentina es un lugar donde las cosas no son fáciles y que te hace estar preparado para luchar. Justamente, lo que les falta a los suizos (risas). Abunda la curiosidad, que tiene mucho que ver con nuestro origen inmigrante. ¿Cómo pasa de Jefe de Marketing de Suchard a publicista? Mi idea de fundar una agencia de publicidad fue una locura motivada por el deseo de independencia y para huir de las vías corporativas. Yo no tenía experiencia ni clientes, pero empecé con objetivos modestos. Durante el primer año tuvimos ingresos de US$ 350.000. En 2006, de US$ 17 millones. ¿Y cual fue la receta? Muchas ganas y mucho trabajo. El mercado suizo es pequeño y muy conservador. Me fue mucho más difícil triunfar en Ginebra de lo que hubiera sido en Londres, que es una sociedad más abierta y dinámica. Aquí nadie te da un contrato si no sos conocido y si no tenés referencias suizas. ¿Cómo se valora la creatividad argentina en Europa? Es muy apreciada, porque es genial y porque nuestros creativos ganan los premios más importantes en Cannes. Para los europeos, despierta todo tipo de anhelos y deseos. En la Argentina saben asumir riesgos. Es un caso similar a Nueva Zelanda o Brasil, pero la Argentina tiene un pedigree muy particular. ¿Y qué es lo malo de la publicidad argentina? Les falta coherencia, las campañas no duran mucho. Hay miles de buenas ideas que no llegan nunca a ninguna parte. Para que la Argentina entre en serio en el camino del desarrollo hace falta algo más que buenas ideas. Es necesario que haya estructuras fiables a largo plazo. ¿Se sobrevalora la publicidad digital? Un poco sí, aunque es el futuro. Todo va a pasar por lo digital, pero nadie sabe muy bien cómo ni cuándo. Está claro que la publicidad de banners no funciona y hay que seguir el modelo de tratamiento personalizado de Amazon, que es genial. Internet crea lazos y comunidades definidas por intereses comunes, allí está el futuro del marketing. Aunque una cierta forma de consumo va a seguir siendo local. ¿Cuales son las tendencias futuras en su campo de trabajo? Lo central pasa por cómo influenciar las decisiones de los consumidores en un contexto en el cual el consumidor es partícipe del proceso. Antes al consumidor le contabas lo que querías, pero ahora a menudo el consumidor está mejor informado que las propias agencias. Se ha convertido en nuestro competidor directo número uno gracias a herramientas como Internet. ¿Tiene futuro el spot de TV? Absolutamente. Porque de la misma manera que la televisión no ha matado a la radio, Internet no va a hacer desaparecer la televisión. En cualquier formato, se van a seguir filmando y contando historias. Son realidades paralelas que van a coexistir. Lo mismo pasa con la prensa. Yo no busco las noticias de última hora en los diarios, pero sí espero grandes entrevistas, crónicas y reportajes que Internet, de momento, no puede proporcionarme. Para la actualidad inmediata me sirve Internet, pero para el análisis en profundidad sigo comprando diarios en papel.

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