El extraño suicidio de la modelo top Korshunova
La muñeca rusa terminó en la vereda
La súper modelo, que tenía 20 años, labios esponjosos, cabellos de ángel y era infeliz, decidió arrojarse del noveno piso de su departamento de Nueva York. Había nacido en Kazajistán, el país de Borat, y triunfado en París.
Top. Cuando se sentía angustiada, la modelo se descargaba en su blog.
Trabajo, novio, marido, billetes, viajes, popularidad: hasta hace algunos días, se creía que las dueñas de una belleza mayúscula –es decir, de ese tipo de armonía casi insoportable– podían conseguirlo todo. Pero el sábado pasado la supermodelo kazaja Ruslana Korshunova se tiró por la ventana de su departamento en Nueva York –ubicado en un noveno piso– y en apenas cinco segundos de caída dio cuenta de que la belleza, para alguna gente –y contra cualquier prejuicio– no garantiza una vida fácil. Así como la ven (boca esponjosa, cabello de ángel) Korshunova era infeliz. El domingo pasado, la cadena Fox News mostró un plano de su cuerpo pálido y sangrante sobre la acera. Y dio a entender, sin siquiera necesitar decirlo, que el sueño americano a veces termina hecho puré.Korshunova, muerta a los 20 años, había llegado a Nueva York para triunfar. En 2005 una booker estadounidense la había visto en una revista de a bordo, donde la muñeca rusa posaba en una nota sobre su patria natal, Kazajistán: un país que ganó fama mundial gracias a Borat, una sátira revestida de formato documental que muestra el devenir de un reportero kazajo en los Estados Unidos. Kazajistán, según Borat, es un lugar anómico donde los abuelos tienen sexo con sus nietas, cada barrio tiene su violador (que saluda a cámaras) y anualmente se hace una corrida de judíos similar a la de toros en san Fermín. De ese chiste, entonces, salió Korshunova: un diamante en medio de la basura. “Parecía salida de un cuento de hadas”, dijo la booker a la revista Vogue. Y la llevó a Estados Unidos.MAS SOLA QUE KATE MOSS. Desde que pisó Nueva York, Korshunova cumplió a la perfección con la parábola de la “carrera en ascenso”. Fue tapa de revistas como Elle y Vogue, trabajó para marcas como Donna Karan y Christian Dior, y formó parte de la misma agencia de modelos que representaba y representa a Kate Moss y Heidi Klum. Además, la edición británica de la revista Vogue la había descripto en 2005 como “un rostro para entusiasmarse”. Con esa cara, Korshunova aseguraba el bienestar de su familia: mensualmente les enviaba dinero a Kazajistán.“No hay forma de que se haya matado a sí misma –le dijo al New York Daily News Kira Titeneva, su mejor amiga–. Hablé con ella el viernes por la noche y estuvimos contándonos todos los chismes.” “Acababa de llegar de un trabajo en París y parecía en la cima del mundo, ¿cómo podía quejarse?”, se asombró Artem Perchenok, un ex novio de 24 años que había estado con Korshunova horas antes de su muerte. Sólo Vicky Ward, periodista de la revista Vanity Fair, vio fisuras en la vida perfecta de la supermodelo: “Puedo entender por qué se mató –escribió en el obituario dedicado a Korshunova–. Es más fácil volar a Milán, Londres o Tokio y caminar sobre una pasarela que sentarte sola, con tu familia a miles de kilómetros de distancia, y ponderar si lo que estás haciendo para vivir te hace feliz. Comparaban a Korshunova con Kate Moss. Pero Moss, de 34 años, ya tiene amigos por afuera del mundo del modelaje. Cuando tuvo que rehabilitarse, ellos estaban ahí. En cambio, la sobrecargada Korshunova parece haber tenido que enfrentar sus tribulaciones sola”.Cuando se sentía angustiada, la modelo se descargaba en su blog y escribía textos como los siguientes (publicados por el NYDN): “Soy una puta, soy una bruja. No me importa lo que digas”; “estoy tan perdida. ¿Me encontraré a mí misma alguna vez?”; y “la vida es corta, rompé las reglas, perdoná fácil, besá lento, amá de verdad, reí sin control. Nunca te arrepientas de algo que te haya hecho sonreír”.El sábado pasado, luego de ver el film Ghost junto a un ex novio, la chica se quedó sola en su loft de Manhattan. Según los más escépticos, Korshunova no habría soportado ver una película tan mala.
La muñeca rusa terminó en la vereda
La súper modelo, que tenía 20 años, labios esponjosos, cabellos de ángel y era infeliz, decidió arrojarse del noveno piso de su departamento de Nueva York. Había nacido en Kazajistán, el país de Borat, y triunfado en París.
Top. Cuando se sentía angustiada, la modelo se descargaba en su blog.
Trabajo, novio, marido, billetes, viajes, popularidad: hasta hace algunos días, se creía que las dueñas de una belleza mayúscula –es decir, de ese tipo de armonía casi insoportable– podían conseguirlo todo. Pero el sábado pasado la supermodelo kazaja Ruslana Korshunova se tiró por la ventana de su departamento en Nueva York –ubicado en un noveno piso– y en apenas cinco segundos de caída dio cuenta de que la belleza, para alguna gente –y contra cualquier prejuicio– no garantiza una vida fácil. Así como la ven (boca esponjosa, cabello de ángel) Korshunova era infeliz. El domingo pasado, la cadena Fox News mostró un plano de su cuerpo pálido y sangrante sobre la acera. Y dio a entender, sin siquiera necesitar decirlo, que el sueño americano a veces termina hecho puré.Korshunova, muerta a los 20 años, había llegado a Nueva York para triunfar. En 2005 una booker estadounidense la había visto en una revista de a bordo, donde la muñeca rusa posaba en una nota sobre su patria natal, Kazajistán: un país que ganó fama mundial gracias a Borat, una sátira revestida de formato documental que muestra el devenir de un reportero kazajo en los Estados Unidos. Kazajistán, según Borat, es un lugar anómico donde los abuelos tienen sexo con sus nietas, cada barrio tiene su violador (que saluda a cámaras) y anualmente se hace una corrida de judíos similar a la de toros en san Fermín. De ese chiste, entonces, salió Korshunova: un diamante en medio de la basura. “Parecía salida de un cuento de hadas”, dijo la booker a la revista Vogue. Y la llevó a Estados Unidos.MAS SOLA QUE KATE MOSS. Desde que pisó Nueva York, Korshunova cumplió a la perfección con la parábola de la “carrera en ascenso”. Fue tapa de revistas como Elle y Vogue, trabajó para marcas como Donna Karan y Christian Dior, y formó parte de la misma agencia de modelos que representaba y representa a Kate Moss y Heidi Klum. Además, la edición británica de la revista Vogue la había descripto en 2005 como “un rostro para entusiasmarse”. Con esa cara, Korshunova aseguraba el bienestar de su familia: mensualmente les enviaba dinero a Kazajistán.“No hay forma de que se haya matado a sí misma –le dijo al New York Daily News Kira Titeneva, su mejor amiga–. Hablé con ella el viernes por la noche y estuvimos contándonos todos los chismes.” “Acababa de llegar de un trabajo en París y parecía en la cima del mundo, ¿cómo podía quejarse?”, se asombró Artem Perchenok, un ex novio de 24 años que había estado con Korshunova horas antes de su muerte. Sólo Vicky Ward, periodista de la revista Vanity Fair, vio fisuras en la vida perfecta de la supermodelo: “Puedo entender por qué se mató –escribió en el obituario dedicado a Korshunova–. Es más fácil volar a Milán, Londres o Tokio y caminar sobre una pasarela que sentarte sola, con tu familia a miles de kilómetros de distancia, y ponderar si lo que estás haciendo para vivir te hace feliz. Comparaban a Korshunova con Kate Moss. Pero Moss, de 34 años, ya tiene amigos por afuera del mundo del modelaje. Cuando tuvo que rehabilitarse, ellos estaban ahí. En cambio, la sobrecargada Korshunova parece haber tenido que enfrentar sus tribulaciones sola”.Cuando se sentía angustiada, la modelo se descargaba en su blog y escribía textos como los siguientes (publicados por el NYDN): “Soy una puta, soy una bruja. No me importa lo que digas”; “estoy tan perdida. ¿Me encontraré a mí misma alguna vez?”; y “la vida es corta, rompé las reglas, perdoná fácil, besá lento, amá de verdad, reí sin control. Nunca te arrepientas de algo que te haya hecho sonreír”.El sábado pasado, luego de ver el film Ghost junto a un ex novio, la chica se quedó sola en su loft de Manhattan. Según los más escépticos, Korshunova no habría soportado ver una película tan mala.
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