CADA VEZ MENOS TREINTAÑEROS
«Prometen mucho y te dan la patada»
Universitarios vascos reflexionan sobre la realidad de la crisis y la expectativa de un futuro incierto
08.12.13 - 00:00 -
Zinaida (18) y Ugaitz (21) apenas llevan tres meses en la Universidad. Cursan Publicidad y Relaciones Públicas en la UPV/EHU y, aunque son conscientes del complicado futuro laboral al que se enfrentan, se esfuerzan en sacar su lado más positivo. «Dentro de diez años me veo llegando lejos. Para ello hay que trabajar duro, tener fuerza y ambición. Y eso es precisamente lo que estoy haciendo desde ya», confiesa Ugaitz. Su compañera asiente con la cabeza y añade: «Si te lo curras, puedes llegar. Quien se mueve, lo termina consiguiendo. Yo trabajo el fin de semana en una panadería, pero en ella también hago el diseño de los escaparates, por ejemplo».
Su optimismo contrasta con el ambiente mayoritario entre el alumnado de la UPV. Salvo una minoría como Antón (18) y Mikel (18) –que en su primer año en Físicas aseguran que «habrá trabajo» porque las matriculaciones en ese grado son escasas–, la mayoría de los consultados en el campus de Leioa toma una postura antagónica. «No es pesimismo, es una realidad», apostilla Eleder (20). Junto con Asier (18) y Xabi (19), estudia el segundo curso de Bioquímica y Biotecnología. Los tres opinan que, si no salen al extranjero, no conseguirán trabajo. Al escuchar las proyecciones del INE para el próximo decenio, callan. «Tiene lógica – comenta Xabi instantes después–. Pero a este ritmo, nuestros padres van a trabajar hasta los 70 años. Me sigue preocupando que dentro de diez o quince años mis padres no tengan nada y yo deba mantenerles, si es que puedo».
Aunque se alegran de recibir las favorables proyecciones, muchos recelan escépticos. Es el caso de Lorena (22). A punto determinar el grado en Arte, vacila ante los vaticinios mientras toca una pieza con su inseparable violín. «Es mentira. Todo es cíclico, siempre se repite. Nos hacen creer que vivimos bien, que podemos vivir como ricos. Nos prometen mucho y luego te dan una patada como la que nos están dando. Varias pequeñas crisis, luego una crisis grande y después nos dicen alguna cosa para callarnos, y volvemos a pensar que vivimos bien. Con esas predicciones, el futuro es negro con luces», sentencia.
A su lado, Andrea (21) ni siquiera piensa en los años venideros. Ella tiene claro que seguirá formándose cuando termine el grado. Igual que Aitor (20), que estudia tercero de Periodismo, e igual que Ana Isabel (23), que después de estudiar Enfermería ha comenzado Medicina. Formación, formación, formación. La realidad, según Ugaitz, es que, de todas formas, trabajo no va a faltar. «Hemos nacido en una generación en la que nos lo dan todo hecho. Tenemos tantas facilidades que no nos movemos ni a dar un paseo por Bilbao con currículos y nos atrevemos a ser sibaritas con los empleos. Hay que moverse y, sobre todo, la actitud correcta es pensar bien y en positivo y no creer que las cosas van a ir a peor», resuelve con firmeza y convicción.
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