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martes, 31 de diciembre de 2013

Arte

El desnudo masculino conquista París y es un éxito en el D'Orsay

PARÍS.- Desde su apertura, en septiembre para la afamada rentrée parisina, la muestraMasculin-Masculin, que reúne 200 obras consagradas a exaltar el cuerpo del varón, estaba destinada al éxito. Una mezcla de escándalo, provocación y belleza bajo la cúpula de vidrio de la que alguna vez fue una estación de trenes. Cientos de artículos en los diarios, fuego cruzado de la crítica, ironías por la coincidencia con el debate abierto sobre el matrimonio igualitario y la franca adhesión de la comunidad gay colocaron a la exposición en el candelero, sin olvidar que el museo de las márgenes del Sena sigue siendo el preferido de los turistas orientales, masiva corriente que inunda las calles de París: chinos, japoneses y coreanos, en ese orden de aparición.
El jueves último, la cola daba vuelta la rue de la Legión de Honneur,en la cada vez más popularRive-auche .La respuesta no se hizo esperar: París tapizada de afiches anunciando diez días más de exhibición.
Inspirada en una muestra del Leopold Museum de Viena, la versión francesa ha ido más lejos. Desde el Mercurio andrógino, de Pierre et Gilles, hasta Saint Laurent, en el apogeo de su juventud y belleza. De La edad de Bronce, de Rodin, al cuerpo lánguido firmado por Louise Bourgeois. Se multplican las versiones de San Sebastián, cuya imagen flagelada y exangüe ha sido motivo de inspiración de artistas a lo largo de los dos siglos que cubre esta colectiva sorprendente. Masculin-Masculin ( http://www.musee-orsay.fr/fr/evenements/expositions/au-musee-dorsay.htm l) es un racconto estético en seis tramos: la pose clásica, el desnudo heroico, el desnudo realista, el sueño bucólico, el cuerpo sufriente y, finalmente, el desnudo masculino como objeto de placer. A juicio del curador: "Expresión del deseo homosexual emancipado. Se habla siempre de la significación política, simbólica y estética del desnudo de varón, pero jamás del deseo que puede despertar su contemplación en el espectador", opina el presidente del Museo d'Orsay, que es también el audaz curador de la muestra de marras. La poderosa maquinaria del museo ha conseguido en la secuencia un contrapunto colosal que va de Cézanne a Ron Mueck , de Bouguereau a Kehinde Wiley, de Egon Schiele a Lucien Freud, de Edward Munch a David La Chapelle . Un formato atractivo y marketinero que deja atrás el concepto "monográfico" de los megas de los 90.
Casualmente, si es que la casualidad existe, la apertura de la exposición coincidió con el tratamiento del matrimonio igualitario en Francia y sirvió de marco para manifestaciones de todo tipo: desde desnudos in situ, hasta reproducciones vivientes de las obras expuestas. Con el auspicio de Harley Davidson y de Francesco Smalto, el público confirmó que la hipótesis, para algunos narcisista, de tratar el cuerpo del varón como "objeto de deseo" funcionó como un imán. Idea representada con maestría por David Hockney en su Baño de sol, una piscina californiana poblada de jóvenes efebos de piel bronceada..

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