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martes, 10 de diciembre de 2013

Guadalajara: el e-book crece, pero el libro de papel sigue vivo

En la feria internacional que se celebró en México, el protagonismo se lo llevó la "bibliodiversidad", la relación entre los soportes analógicos y digitales
Por   | LA NACION
GUADALAJARA, México.- Con una asistencia de casi 751.000 personas (50.000 más que el año pasado), 1932 editoriales participantes, 20.300 profesionales del medio y la presencia de 656 escritores, la edición 2013 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), que concluyó la noche del domingo, demostró una vez más que la cita anual en esta ciudad mexicana constituye la más relevante para la industria del libro en lengua española.
La convocatoria de este año reunió tres premios Nobel (Shimon Peres, Ada Yonath y Mario Vargas Llosa), y la organización incluyó un vasto operativo de seguridad, imprescindible en un evento con Israel como país invitado.
En sus nueve días de actividades, hubo de todo: niños que le cerraron el paso a la octogenaria Elena Poniatowska con tal de recibir su autógrafo, jóvenes tirados en el piso durante horas para no dejar de leer la novela que acababan de comprar, un cronista mexicano que se declaró "argentinófilo" (el mexicano Carlos Velázquez, ganador del premio Bellas Artes de Testimonio Carlos Montemayor 2012 con El karma de vivir al N orte, título que evoca el de una canción de Charly García) y un lustrabotas orgulloso de haberle limpiado los zapatos a Vargas Llosa, entre otras curiosidades.
La delegación israelí sorprendió por la renovación de sus planteos literarios y políticos (ver aparte), pero el verdadero protagonismo se lo llevó la palabra "bibliodiversidad", el término más solicitado para explicar la relación entre los soportes analógico y digital del libro del siglo XXI.
Por primera vez en su historia, la FIL albergó un Área del Libro Digital (con 20 expositores) y a una editorial mexicana de producción íntegramente digital (Editorial Ink), que presentó un centenar de títulos disponibles en Apple, Amazon, Google Play, Kobo y Barnes & Noble, la mayoría a un precio tres veces menor al de un libro en papel.
La sensación de visitar un stand sin ningún libro físico a la vista podía resultar desoladora para el lector tradicional, pero en ese momento es cuando la dichosa "bibliodiversidad" acudía al rescate.
La venta nocturna del último viernes, con descuentos en todos los últimos stands, convocó a más de 30.000 visitantes, una espeluznante demostración de que, cuando la oferta es buena y el precio resulta accesible, los lectores no dejan pasar la oportunidad de llevarse un libro, se encuentre en el soporte que se encuentre.
El crecimiento del e-b ook no se alimenta de una decadencia del libro en papel. En una era en la que la lectura atraviesa todo tipo de formatos y soportes, el verdadero desafío editorial consiste en sumar lectores y encontrar el adecuado para cada tipo de libro.
Por lo menos, eso es lo que sugirieron los editores comprometidos con el desarrollo del libro digital. "Nosotros creemos mucho en nuestro dispositivo, el Kindle, pero creemos aún más en fomentar el desarrollo de la lectura en Latinoamérica, independientemente del soporte", señaló el peruano Pedro Huerta, director de contenidos de Amazon Latinoamérica.
Tomás Granados Salinas, gerente editorial de Fondo de Cultura Económica (FCE), resaltó que la empresa ya cuenta con 700 títulos disponibles en formato digital y destacó que la política del FCE es que cada libro digital cueste un 30% menos que la edición en papel. Al mismo tiempo que diversifica los formatos de sus libros, FCE apunta al fomento a la lectura entre los más chicos, tal como queda claro con sus apps Animalario Universal y Es Así, destinadas al público infantil.
En apenas dos años, la oferta del e-book en América latina pasó del 8,6% al 16,9% del comercio total de libros en el continente. Sin embargo, no parece que el verdadero enemigo del libro tradicional sea su par electrónico. El demonio al que realmente le temen los editores en español es el nivel educativo de la región, evaluado muy negativamente por el informe PISA 2012, según el cual ninguno de los ocho países latinoamericanos participantes supera el tercio más bajo de la lista de 65 países medidos.
"La finalidad del desarrollo de las nuevas plataformas para los libros no es vender más, sino buscar que la lectura se convierta en una actividad compartible y hecha con gusto, como marcan los valores de nuestro tiempo", señala Alejandro Navas, gerente de la fundación colombiana Libro Total, cuya biblioteca digital consta de más de 45.000 títulos; "el libro físico no va a morir nunca y el digital no necesariamente compite con él, ya que ambas experiencias de lectura son muy diferentes. En la época de la bibliodiversidad, el desafío es que haya tantos libros como lectores, en la plataforma que sea"..
Del editor: qué significa.
La industria editorial en español cree fervientemente en que los soportes de papel y digital del libro convivirán muchos años más.

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