IBEROAMéRICA | LA COLUMNA DE MARIANA HERNÁNDEZ
Como la pólvora
En su columna, la vicepresidenta de planning de Draftfcb México habla de los diferentes tipos de intuición, la ordinaria, la experta y la educada. Sobre esta última, asegura: “Cuando la rigurosidad del método no es suficiente, emerge esta capacidad que se ha hecho más fuerte en la cultura popular y empresarial desde la debacle financiera”.
- Hernández: "La intuición estratégica representa más que una habilidad, casi un instinto de supervivencia".
En estos días, Cai Guo-Qiang, famoso artista chino, tiene una exposición impresionante en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la Ciudad de México. Su especialidad: la pólvora. Sus dibujos y gráficos están diseñados para hacer sentido solo cuando la pólvora explota, quema el papel y deja su huella trazando las líneas que el artista ha creado.
Más allá de la sorprendente expresión creativa (la sala donde expone sus cuadros además tiene lagunas de mezcal) es interesante entender el significado simbólico de la pólvora en su creatividad y cómo puede conectar con otra “pólvora” muy necesaria en nuestro trabajo: la intuición.
La pólvora para China es un elemento con carácter mágico. Su uso no solo ha estado limitado a la tecnología militar, también ha sido considerada un símbolo de celebración y curación. Para Cai Guo-Qiang tiene un doble significado: trabajo y espiritualidad. Su experiencia artística está presente, pero aun más su intuición sobre cómo la pólvora puede reaccionar ante el fuego y qué huella dejará en el papel, algo impredecible pero al mismo tiempo, controlable.
En nuestro trabajo y quizás sin darnos cuenta, la intuición es una clave que nos orienta y nos da luz cuando todo parece oscuro. Pero no existe una sola faceta de esta intuición, porque siguiendo con el símil de la pólvora, tiene un lado intangible, de inspiración creativa y otro tangible, que se relaciona con la necesidad de hacer cada vez un mejor trabajo de pensamiento.
Se distinguen tres tipos diferentes de intuición. La ordinaria o común, relacionada con las corazonadas que podemos tener sobre el devenir de nuestra realidad, totalmente emocional e inexplicable. La experta, que proviene de como nuestro sistema se educa con situaciones previas para enfrentar decisiones futuras. Y, la más complicada quizás de explicar pero la más útil para nosotros, la estratégica, que combina la data con el insight, lo que se conoce también como intuición educada, es decir, la improvisación no actúa sola sino que usa de impulso a la información y de trampolín nuestra capacidad de discernimiento.
La intuición estratégica, a diferencia de las demás, no es difusa; es clara y contundente. No es rígida, como la que solo se basa en la experiencia (“te lo dije”) sino que puede moldearse de acuerdo a la realidad cambiante e incierta. Muchos de nosotros hemos sentido esto cuando simplemente sabemos cuál puede ser la mayor vía para resolver un reto y además, tenemos fuentes o información que acompaña al argumento y además no estamos pensando en la solución perfecta, sino en la mejor, que es diferente.
Duggan, en su libro sobre intuición estratégica* que comenzó como una aproximación teórica y ahora existen discusiones interesantes al respecto, nos dice que lo importante no es solo la información, sino su calidad y luego las conexiones entre puntos aparentemente inconexos que logremos descubrir.
Después de la crisis mundial que todos superamos recientemente, seguro que muchos sentimos la necesidad de ejercitar esta intuición estratégica, cuando toda la información existente y más no era suficiente para encontrar respuestas ante un entorno no solo incierto sino tristemente absurdo para la mayoría de los mortales. Cuando la rigurosidad del método no es suficiente, emerge esta capacidad que se ha hecho más fuerte en la cultura popular y empresarial desde la debacle financiera.
Representa más que una habilidad, casi un instinto de supervivencia, porque la intuición estratégica también nos dice lo que no se puede responder y cuáles son las batallas perdidas. No es un proceso progresivo de acumulación de data sino que es exponencial, en “saltos” que se producen gracias a la intervención de nuestras razones y emociones.
Si tuviera que elegir una sola habilidad a desarrollar en un planner que empieza hoy, sin duda me centraría en este estudio de la intuición estratégica. Ya lo decía también Daniel Pink en A whole new mind: pronto las más asombrosas computadoras/robots serán mil veces más rápidos y eficientes que nosotros, pero lo que parece mucho más lejano es la capacidad creativa de trazar nuevas historias que creen nuevos horizontes.
Los niños del futuro, la generación we, o los llamados Kids growing old younger (KGOY) probablemente vengan ya con esta capacidad “almacenada” en su sistema, producto de la evolución y el ambiente en el que nacen y crecen, pero la mayoría de nosotros, quizás más generación X, tendremos que hacer algun esfuerzo más.
Referencias
-Strategic Intuition: The Creative Spark in Human Achievement, William Duggan, Columbia University Press, 2007.
http://columbiapress.typepad.com/strategic_intuition/
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