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sábado, 19 de marzo de 2011

consumo

gastar sin control

Casi 2,5 millones de argentinos son adictos a las compras compulsivas

Lo pondera un estudio de la ONG especializada Red Sanar. El 80% son mujeres de 25 a 45 años. Internet, cuotas y promociones, la gran tentación. Los testimonios.

Por G.N.


Joela Caminos. “Una vez me gasté $ 1.500 en cuatro vestidos. Eran todos del mismo modelo.”

Adoran atesorar cosas, se enamoran de cualquier objeto y desean inmediatamente obtenerlo. Hacer compras en shoppings, negocios al paso, supermercados y hasta por teléfono o Internet es una acción recurrente, pero resulta todo un desafío para los compradores compulsivos. Y el festival de promociones, cuotas y ofertas ampliamente publicitadas por las empresas en la Web agrava su situación.

Según estimaciones de la ONG Red Sanar, especializada en la temática y que cuenta setenta sedes en todo el país, el 6% de la población argentina está afectada o recibe atención por padecer ésta patología, y el 80% son mujeres, la mayoría de entre 20 y 45 años.
“Es como una droga. Llega un momento en que cada vez necesitás comprar más para poder sentirte mejor. Evitaba pensar en que mi trabajo no me gustaba y olvidarme por un rato de que no pude terminar mi carrera universitaria”, contó Luciana Favot, quien hace dos años está en tratamiento psiquiátrico. La patología consiste en un afán incontrolado por adquirir bienes que sacian un estado de ansiedad, con la falsa esperanza de que con la compra sea ansiedad desaparecerá. La falta de control de impulsos es el factor principal que conduce al individuo a comprar sin freno.
“Cuando tomé conciencia de lo que me estaba pasando, me di cuenta que entraba a los negocios y sacaba cosas de los percheros sin medírmelas siquiera. Todavía hoy, después de dos años, encuentro en mi placard artículos que ni sabía que estaban. Y sigo en el Veraz como ‘incobrable’ por la deuda de la tarjeta de crédito”, dijo Luciana, que está medicada pero que cada vez se siente más cerca de superar su problema.
El doctor Roberto Re, médico especialista en psiquiatría, director y fundador de la Red Sanar, explicó que se debe trabajar reorientando los impulsos y las acciones irracionales. “La persona debe encontrar un nuevo significado de la vida, de las relaciones personales, los vínculos familiares, para evitar que surja la urgencia de acapararse con objetos. Lamentablemente un acto, como es la compra, no agota el deseo. Esta patología consume a la persona y a su sistema mental, además de provocar un agotamiento económico porque se termina gastando un dinero que no se tiene”, detalló.
Mabel Sermin tiene 50 años y pasó ocho sin encontrar un freno a su adicción. “Tuve muchos problemas familiares por mi compulsión. En mi casa había objetos por todos lados y llegué a regalar lo que compraba para disimular, pero era inevitable. Asumí mi problema y me uní a un grupo de ayuda psicológica, además de consumir medicación para controlar mi ansiedad”, aseguró.
En el 2010, las consultas aumentaron el 15% respecto al año anterior, y en la mayoría de los casos se combina con patologías como la adicción al juego, al alcohol y al trastorno bipolar. Los causantes de la compulsión son los vicios sociales generales, como por ejemplo las fobias, la obsesión y las depresiones encubiertas. Por lo general la problemática se inicia en la juventud, al independizarse. En los años noventa los conocidos “Llame ya” estimulaban la compra compulsiva; en la actualidad los portales web con cupones de descuentos y las páginas donde es posible comprar en simples pasos son similares a la hora de tentar al comprador.
La claves para evitar ser una víctima más de las compras compulsivas es tener un proyecto, misión y sentido en la vida para no caer en los efectos de la ansiedad.
A Joela Caminos el dinero le quema. “Si estoy mal, me voy de compras para levantarme el ánimo. Una vez compré cuatro vestidos, gasté $ 1500 pesos y eran todos del mismo modelo pero de distinto color. Me cuesta en el momento evitar compras innecesarias y puedo gastar hasta $ 300 sólo en aros y pulseras”, confiesa la joven, que cuando sale es acompañada por una amiga para controlar su adicción.
Cómo resistirse al impulso

* Según un estudio realizado por Alto Palermo, al 89% de las mujeres le gusta ir de shopping, considerándolo un espacio de ocio para realizar catarsis.
* Dentro de sus prioridades, “ir el shopping” ocupa el tercer puesto luego de la familia y la posibilidad de realizar viajes.
* El 81% de las mujeres siente que su ánimo mejora al realizar compras, ya sea por propia gratificación o para alegrar a otros.
* Para el psicólogo Jorge Tardini, si bien es necesario analizar este síntoma en cada sujeto singular, algunos hábitos podrían ayudarnos a mantenernos alejados del consumismo compulsivo.
* Hacer una lista de las cosas que necesita comprar y respetarla estrictamente.
* No comprar algo fuera de la lista al primer impulso. Antes de hacerlo, alejarse de la tienda o local comercial y pensar si el producto es realmente necesario y cómo esa compra afectaría a su economía personal y familiar.
* Calcular y decidir cuánto dinero puede gastar como máximo antes de salir y anotar cada compra, restándola del total preestablecido para tener simpre presente el monto aún disponible.
* No salir de compras al estar triste, enojado o experimentando alguna emoción negativa, o, especialmente, inmediatamente después de recibir dinero.

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