ESTADOS UNIDOS UNA BATALLA DECISIVA PARA LOS PRÓXIMOS VEINTE AÑOS
John McCain y Barack Obama: personalidades distintas y campañas distintas
(Por Edgardo Ritacco, director periodístico de adlatina.com) - En la gran batalla de las elecciones de Estados Unidos, no sólo hay dos estilos totalmente diferentes en los candidatos a presidente: también hay dos estilos casi opuestos en la concepción y realización de las campañas políticas de uno y otro partido.
En lo personal, Barack Obama y John McCain no podrían diferir más ante los ojos de los norteamericanos. El demócrata es un político de 48 años, que trepó a la cumbre de su partido en sólo los últimos cuatro, luego de un electrizante discurso en la convención partidaria de 2004, tras consagrarse como candidato a senador por Illinois. El republicano es un hombre de 72 años (cuenta sencilla: 24 años más que su contrincantes), que pasó gran parte de su vida política en los círculos de Washington, los mismos que ahora dice querer cambiar.
Obama reclutó multitudes a lo largo de su duro enfrentamiento con Hillary Clinton, una rival que jamás cedió un centímetro de terreno y que sólo se retiró de la pelea cuando estuvo vencida matemáticamente. El efecto Obama fue y seguirá siendo estudiado a fondo en Estados Unidos: mezcla de idealismo, transgresión, mística y redencionismo racial, pegó muy fuerte en grandes capas de la población, especialmente las menos favorecidas económica y socialmente. Cada acto de Obama se asemejó nítidamente a un oficio religioso, con el público experimentando un estado de trance que convenció a muchos de que estaba naciendo una fuerza arrolladora en la política estadounidense.
McCain debió cargar desde el principio con el notable handicap de la obra de gobierno de George W. Bush, desprestigiado incluso dentro de las filas del Partido Republicano, aunque no tan castigado internamente como podría deducirse desde fuera del país. Puesto en la disyuntiva de defender o rectificar al gobierno de Washington, McCain intentó desde el principio despegar su imagen de la del presidente, pero esa tarea (como bien se sabe en todo el mundo) es la más difícil que deba encarar un candidato del partido oficial.
En realidad, McCain no contradijo demasiado a su plataforma republicana. Pero muchas de sus opiniones sociales y religiosas fueron vistas con gran desconfianza por los sectores más extremistas de derecha de su partido. Y como esos sectores son justamente los que pueden darle más fuego a una campaña electoral republicana, hasta julio último todo se venía desarrollando con bastante abulia y desinterés dentro de las filas del viejo partido.
Un as de la manga
Hasta que McCain sacó un as de la manga, tan inesperado como discutido: la selección de Sarah Palin, gobernadora de Alaska, como su compañera de fórmula. Para muchos analistas norteamericanos, se trataba de un error garrafal, porque destruía una de las líneas más fuertes de la argumentación anti-Obama (que el candidato negro no tenía experiencia para gobernar), ya que la mujer, de 44 años, sólo estuvo dos años como gobernadora de un pequeño estado fronterizo. Pero en el acto de la convención del partido apareció una mujer inesperadamente enérgica, vibrante y, sobre todo, muy filosa a la hora de criticar a los candidatos demócratas.
Y la campaña de Obama empezó a preocuparse. La designación de Palin atacaba al flanco menos cohesionado del partido opositor: el de quienes habían apoyado hasta el fin a Hillary Clinton. Un sector numeroso integrado mayoritariamente por mujeres, que con frecuencia, durante la primaria, hicieron saber que no votarían a Obama en el caso de consagrarse candidato, y que sólo últimamente dejaron de decirlo en voz alta. Si frente a ellas aparecía una candidata mujer, el factor género podría jugar un papel importante para disminuir el caudal de Obama.
Pero hay un hecho: las mujeres clintonianas tienen ideas más liberales que la ultraconservadora Palin, que se opone al aborto y a los matrimonios no tradicionales, y que ha puesto su propio ejemplo personal (cinco hijos, incluyendo uno con síndrome de Down) a la consideración del electorado. “Las feministas, las mismas que han tenido un duro problema para criticar en su tiempo a Margaret Thatcher en Gran Bretaña, ahora se ven ante la misma situación frente a la señora Palin”, escribió días atrás la columnista Kathy Young, del Wall Street Journal.
Estados y estados
Las campañas, está dicho, son también totalmente diferentes. Mientras McCain trabaja especialmente en los estados “propios” (aquellos donde ganó el Partido Republicano las últimas elecciones) y sólo un poco en los estados “veleta” y los demócratas, Obama se focalizó especialmente en los estados que suelen estar en manos de sus rivales.
También se notan claramente las diferencias en los medios utilizados. En especial, en los digitales, donde los demócratas apuestan a los grandes displays online, y
sus rivales a un despliegue mucho más modesto. No por falta de recursos, se entiende, sino por creer menos en la eficacia de un medio que parece dirigirse mucho más a los sectores de mayor edad y diferente estilo de vida.
Es un contraste numérico absolutamente expresivo: mientras Obama publicó en seis meses 91.740 avisos online, McCain solo emitió 7.435.
Pero los especialistas señalan algunas cosas que van más allá de las cifras: la campaña de Obama tuvo en general piezas de contenido “universalmente positivo”, mientras la republicana utilizó un mix de positivos y negativos, según contabilizó Andrew Lipsman, analista senior de ComScore.
El propio Lipsman hace otra salvedad: los avisos online de Obama son muchos más, pero también de contenido más general, del estilo de lo que en publicidad se llama “constructores de marcas”. Su objetivo parece haber sido siempre atraer más gente al movimiento. “Eso puede ser un error –advierte el experto- ya que tal vez se pierden la oportunidad de hablarles a audiencias más fragmentadas sobre temas específicos”. En cambio, los avisos republicanos, aun en mucha menor cantidad, fueron dirigidos especialmente a sectores más determinados.
El camino hacia el 4 de noviembre todavía va a atravesar sorpresas, errores de cálculo, jugadas dirigidas a destruir al adversario, chicanas políticas, publicidad positiva y negativa. Como en todas las competencias anteriores del país. Por ahora, la distancia entre los dos candidatos es mínima: la luz que había sacado Obama tras su convención se diluyó por el efecto Palin. De ahora en más, se entra a un terreno desconocido.
Sitios oficiales de campaña:
Barack Obama: http://www.barackobama.com/index.php
John McCain: http://www.johnmccain.com/
John McCain y Barack Obama: personalidades distintas y campañas distintas
(Por Edgardo Ritacco, director periodístico de adlatina.com) - En la gran batalla de las elecciones de Estados Unidos, no sólo hay dos estilos totalmente diferentes en los candidatos a presidente: también hay dos estilos casi opuestos en la concepción y realización de las campañas políticas de uno y otro partido.
En lo personal, Barack Obama y John McCain no podrían diferir más ante los ojos de los norteamericanos. El demócrata es un político de 48 años, que trepó a la cumbre de su partido en sólo los últimos cuatro, luego de un electrizante discurso en la convención partidaria de 2004, tras consagrarse como candidato a senador por Illinois. El republicano es un hombre de 72 años (cuenta sencilla: 24 años más que su contrincantes), que pasó gran parte de su vida política en los círculos de Washington, los mismos que ahora dice querer cambiar.
Obama reclutó multitudes a lo largo de su duro enfrentamiento con Hillary Clinton, una rival que jamás cedió un centímetro de terreno y que sólo se retiró de la pelea cuando estuvo vencida matemáticamente. El efecto Obama fue y seguirá siendo estudiado a fondo en Estados Unidos: mezcla de idealismo, transgresión, mística y redencionismo racial, pegó muy fuerte en grandes capas de la población, especialmente las menos favorecidas económica y socialmente. Cada acto de Obama se asemejó nítidamente a un oficio religioso, con el público experimentando un estado de trance que convenció a muchos de que estaba naciendo una fuerza arrolladora en la política estadounidense.
McCain debió cargar desde el principio con el notable handicap de la obra de gobierno de George W. Bush, desprestigiado incluso dentro de las filas del Partido Republicano, aunque no tan castigado internamente como podría deducirse desde fuera del país. Puesto en la disyuntiva de defender o rectificar al gobierno de Washington, McCain intentó desde el principio despegar su imagen de la del presidente, pero esa tarea (como bien se sabe en todo el mundo) es la más difícil que deba encarar un candidato del partido oficial.
En realidad, McCain no contradijo demasiado a su plataforma republicana. Pero muchas de sus opiniones sociales y religiosas fueron vistas con gran desconfianza por los sectores más extremistas de derecha de su partido. Y como esos sectores son justamente los que pueden darle más fuego a una campaña electoral republicana, hasta julio último todo se venía desarrollando con bastante abulia y desinterés dentro de las filas del viejo partido.
Un as de la manga
Hasta que McCain sacó un as de la manga, tan inesperado como discutido: la selección de Sarah Palin, gobernadora de Alaska, como su compañera de fórmula. Para muchos analistas norteamericanos, se trataba de un error garrafal, porque destruía una de las líneas más fuertes de la argumentación anti-Obama (que el candidato negro no tenía experiencia para gobernar), ya que la mujer, de 44 años, sólo estuvo dos años como gobernadora de un pequeño estado fronterizo. Pero en el acto de la convención del partido apareció una mujer inesperadamente enérgica, vibrante y, sobre todo, muy filosa a la hora de criticar a los candidatos demócratas.
Y la campaña de Obama empezó a preocuparse. La designación de Palin atacaba al flanco menos cohesionado del partido opositor: el de quienes habían apoyado hasta el fin a Hillary Clinton. Un sector numeroso integrado mayoritariamente por mujeres, que con frecuencia, durante la primaria, hicieron saber que no votarían a Obama en el caso de consagrarse candidato, y que sólo últimamente dejaron de decirlo en voz alta. Si frente a ellas aparecía una candidata mujer, el factor género podría jugar un papel importante para disminuir el caudal de Obama.
Pero hay un hecho: las mujeres clintonianas tienen ideas más liberales que la ultraconservadora Palin, que se opone al aborto y a los matrimonios no tradicionales, y que ha puesto su propio ejemplo personal (cinco hijos, incluyendo uno con síndrome de Down) a la consideración del electorado. “Las feministas, las mismas que han tenido un duro problema para criticar en su tiempo a Margaret Thatcher en Gran Bretaña, ahora se ven ante la misma situación frente a la señora Palin”, escribió días atrás la columnista Kathy Young, del Wall Street Journal.
Estados y estados
Las campañas, está dicho, son también totalmente diferentes. Mientras McCain trabaja especialmente en los estados “propios” (aquellos donde ganó el Partido Republicano las últimas elecciones) y sólo un poco en los estados “veleta” y los demócratas, Obama se focalizó especialmente en los estados que suelen estar en manos de sus rivales.
También se notan claramente las diferencias en los medios utilizados. En especial, en los digitales, donde los demócratas apuestan a los grandes displays online, y
sus rivales a un despliegue mucho más modesto. No por falta de recursos, se entiende, sino por creer menos en la eficacia de un medio que parece dirigirse mucho más a los sectores de mayor edad y diferente estilo de vida.
Es un contraste numérico absolutamente expresivo: mientras Obama publicó en seis meses 91.740 avisos online, McCain solo emitió 7.435.
Pero los especialistas señalan algunas cosas que van más allá de las cifras: la campaña de Obama tuvo en general piezas de contenido “universalmente positivo”, mientras la republicana utilizó un mix de positivos y negativos, según contabilizó Andrew Lipsman, analista senior de ComScore.
El propio Lipsman hace otra salvedad: los avisos online de Obama son muchos más, pero también de contenido más general, del estilo de lo que en publicidad se llama “constructores de marcas”. Su objetivo parece haber sido siempre atraer más gente al movimiento. “Eso puede ser un error –advierte el experto- ya que tal vez se pierden la oportunidad de hablarles a audiencias más fragmentadas sobre temas específicos”. En cambio, los avisos republicanos, aun en mucha menor cantidad, fueron dirigidos especialmente a sectores más determinados.
El camino hacia el 4 de noviembre todavía va a atravesar sorpresas, errores de cálculo, jugadas dirigidas a destruir al adversario, chicanas políticas, publicidad positiva y negativa. Como en todas las competencias anteriores del país. Por ahora, la distancia entre los dos candidatos es mínima: la luz que había sacado Obama tras su convención se diluyó por el efecto Palin. De ahora en más, se entra a un terreno desconocido.
Sitios oficiales de campaña:
Barack Obama: http://www.barackobama.com/index.php
John McCain: http://www.johnmccain.com/
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