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jueves, 7 de junio de 2012

COSTUMBRES

La nueva forma de comer de los porteños

Rápido, económico y fresco. Este tipo de restaurantes se convirtieron en el menú ejecutivo ideal de quienes trabajan en la city. Qué dice la competencia.
Por Bárbara García Crespo (*)
Desde hace un año, los locales que venden comida por kilo son lo más elegido a la hora de decidir qué almorzar durante la jornada laboral. Cuando apenas comenzaron, sólo ofrecían menús vegetarianos o frutas y verduras frescas. Al poco tiempo, estos lugares en su mayoría de origen chino, se fueron multiplicando y comenzaron a abarcar todo el mercado gastronómico.
Hoy ofrecen gran variedad de comidas como ensaladas, carne al horno con papas, arroz con pollo, milanesas a la napolitana con papas fritas, pastas e incluso algunas hasta tienen postre. Cada vez más gente elige una comida rápida y económica.
A través del autoservice puede llevarse lo que quiera entre $3,50 y $3,80 los cien gramos de comida. Kilogramo está ubicado en la esquina la avenida Belgrano y Santiago del Estero, en pleno barrio de Monserrat y recibe alrededor de 200 personas por día. Lily, la dueña, se encarga de que cada cliente se vaya de su local con una sonrisa.
“Abrimos hace dos meses y cada vez más gente elige este estilo para almorzar”, dice Lily con su tono oriental y además cuenta que todos los días se cambia la comida para que la gente sepa que lo que come es comida fresca. Después de las cuatro de la tarde, arman bandejas con toda la comida que sobra y las venden a $5 pesos cada una, la mitad de lo que vale.
Al igual que Lily, José nota un gran incremento en la gente que frecuenta Delifood. “A la gente le atrae mucho la diferencia en el precio”, dice y tiene razón. En un restaurante tradicional un menú ejecutivo está entre $35 y $45, mientras que en los locales de comida por kilo un menú estandar no llega a los $20.
Clientes conformes. La modalidad es simple: el cliente agarra las bandejas, se sirve lo que quiere comer de los mostradores, le pesan la comida y se va. La rápidez y el precio económico es lo que más rescatan quienes los frecuentan. “Me gusta este tipo de lugares porque tiene variedad, tenes cómida caliente, fría”, dice Romina a salir de comprar su almuerzo. También Juan destaca que “es bastante fresco, yo veo que cada media hora vienen y cambian la comida, intuyo que es buena, hasta ahora no me cayó mal”.
La competencia. El éxito de estos locales generó las quejas entre sus competidores tradicionales. Muchos restaurantes se ven obligados a bajar sus precios o hacer más ofertas en los menús ejecutivos. En la parrilla La Posada de San Cristóbal, incluso reconocen que disminuyó casi un 40% de comensales durante el mediodía. Pero, si bien aceptan el auge de los restaurantes por kilo, hay quienes no los reconocen como sus competidores. Tal es el caso de Estación Plaza, ubicado en la esquina de Avenida de Mayo y Chacabuco. “Nuestro restaurante apunta a otro tipo de público que los que van a los lugares chinos por kilo porque el presupuesto es distinto”, sostiene Lucía la encargada del local.

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