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domingo, 13 de junio de 2010

tendencias


LEJOS DE LA MASIVIDAD
La vida ‘boutique’, el gusto por lo exclusivo y personalizado, abarca cada vez más ámbitos
Primero fueron los hoteles de diseño con pocas habitaciones, pero la tendencia ya afecta desde veterinarias y heladerías hasta restaurantes y diseñadores. El vínculo con el cliente.
Por Agustina Larrea
Desde un hotel hasta una peluquería. Desde una heladería hasta un restaurante. Todos estos lugares decidieron enmarcarse en un concepto: son “boutique”, y son parte de una misma tendencia: lugares pequeños, a veces secretos, atendidos por sus dueños, muy enfocados en el diseño de sus productos y que apuntan a un público que quiere escapar de lo masivo.
Según explica Francisco Petrecca, lingüista, el uso del término “boutique” fue cambiando: “En francés, su sentido primero y dominante es ‘comercio de pequeñas dimensiones, tienda’. El término ha ido perdiendo el matiz desvalorativo que tenía inicialmente para ir adquiriendo una valoración positiva asociada al buen gusto y a la elegancia”.
Es esa idea de buen gusto y elegancia la que predomina a la hora de diferenciar un comercio boutique de uno convencional. “Tiene que ver con buscar la hiperpersonalización. Quienes se acercan a estos lugares quieren ser tratados como únicos e irrepetibles. La construcción de la individualidad o de la personalidad hoy es individual. Entonces, se vive como un logro tener acceso a lo que no es masivo. Eso da placer, porque estos lugares se encuentran gracias a una habilidad adquirida. No tiene que ver con lo monetario, sino con un saber adquirido. Se vive como un logro tener acceso a lo que no es masivo”, apunta Mariela Mociulsky, una de las directoras de la consultora Trendsity.
“Un hotel para ser boutique debe tener un tamaño pequeño, de no más de treinta habitaciones, donde el servicio sea realmente personalizado. Debe tener un punto de vista de diseño, un lugar pensado no sólo en la funcionalidad sino respetando una estética clara y coherente”, explica Patricia O’Shea, dueña de Home, un hotel boutique ubicado en Palermo. O’ Shea asegura incluso que existe un “turista boutique”: “El turista boutique no busca ‘una cama’, busca una experiencia, un punto de vista. Quiere ser reconocido, sus gustos y deseos anticipados, y toma el hotel como un referente de su experiencia. El turista boutique elige su hotel con mucho research previo” .
Fernando Bach, dueño de la tienda Elementos Argentinos, donde se venden alfombras y otros objetos de diseño hechos a mano, coincide en que existe un “público boutique”: “En un momento en donde todo está tan masivizado, hay cada vez más gente que se acerca a lugares como el nuestro, donde el tiempo va más despacio, los productos están pensados uno por uno, las técnicas son artesanales y el diseño es totalmente protagonista pero en una escala humana”.
En el corazón de Palermo Viejo está Bien Fifí, una pet boutique que vende objetos de diseño para perros y gatos. Según su dueña, Silvina Faldani, “todos los perros y gatos pueden ser mascotas boutique, estos animales, por más grandes o salvajes que sean, necesitan diversión, cuidados, seguridad y confort”.
Frente a las imponentes cadenas de comida con cientos de mesas, en Palermo y alrededores cada vez hay más lugares pequeños. “Armamos esto como un comedor en el que te están recibiendo y la cocina está ahí, los clientes incluso pueden charlar con el cocinero y pedirle lo que quieran. Se establece un vínculo”, cuenta Mirén Algañaraz, una de las dueñas de Porota, Cocina de Herencia, que sólo tiene cuatro mesas. donde a diario almuerzan creativos, productores de televisión y actores.
La idea, nuevamente, es apuntar a un público exigente, que no solamente busca alimentarse sino sentirse a gusto lejos de lo grandilocuente. Como si quisieran seguir la vieja premisa de los Redonditos de Ricota que señala que el lujo es vulgaridad.
Lo barrios también se suben a la ola
Los llamados “barrios boutique” son countries o barrios cerrados chicos que están creciendo, sobre todo en la zona oeste del Gran Buenos Aires. Como todo lo “boutique”, se emplazan en superficies pequeñas y apuntan a un público que quiere vivir en un lugar tranquilo, con pocos lotes y con un diseño atractivo. En la Ciudad de Buenos Aires, si bien las inmobiliarias aún no han aplicado ese mote, ya hay zonas donde esta tendencia puede observarse. Y es que, ante la masificación de Palermo y todos sus derivados (Hollywood, Soho, Viejo y hasta el simpático Queens, que no es más que Villa Crespo), cierto público de clase media que reúne a arquitectos, diseñadores, productores de televisión y creativos fue optando por barrios alternativos. Así es que en la actualidad van tomando importancia lugares como Colegiales, Chacarita y Villa Ortúzar, últimamente uno de los más buscados.
En estos barrios también fueron instalándose restaurantes, bares y productoras que acompañan esta tendencia. Incluso la oferta educativa privada de estas zonas apunta a colegios pequeños, con pocos chicos por curso y con actividades extracurriculares que tienen que ver con la creatividad y el arte.

1 comentario:

Ani dijo...

Muy bueno el post.
Estoy muy de acuerdo, en los hoteles en Palermo (mi barrio) es tal cual ustedes cuentan!
Saludos, muy bueno el blog!

Ani :)