Los míticos refugios de la exploración de la Antártida se pueden recorrer en Internet
Por Gisele Sousa Dias
Son los que usaron los aventureros Robert Scott y Ernest Shackleton cuando intentaron llegar al Polo Sur, a principios del siglo pasado.
23/07/12
Robert Scott era un explorador inglés. Ernest Shackleton, un explorador irlandés. Este texto podría continuar explicando que fueron los primeros héroes en llegar al Polo Sur y en ser la cara de un hito. Pero no. Todas sus misiones en busca de la conquista de uno de los puntos más extremos del planeta fracasaron . Sin embargo, sus expediciones, narradas en el libro El peor viaje del mundo , no buscaban clavar una bandera sino conocer la naturaleza del continente blanco, de sus colonias de pingüinos, u obtener muestras geológicas desconocidas.Atravesaron vientos huracanados en un lugar que llegó a marcar 89 grados bajo cero , tuvieron que comerse a los perros que empujaban sus trineos y algunos hombres se suicidaron para no ser un lastre para el resto del equipo. Pasó más de un siglo y las cabañas que construyeron en la Antártida como refugio y laboratorio de investigación siguen intactas.
Ahora cualquiera podrá visitarlas y conocerlas en detalle a través de Internet.
Las cabañas y su historia, disponible en castellano, ya se pueden visitar en el sitio Google World Wonders Project . Con una cámara sobre un trípode y con una lente ojo de pez se tomaron imágenes en 360 grados de las cabañas, lo que permite recorrerlas casi como si se estuviera allí .
En la cabaña de Scott se pueden ver latas de comida en las estanterías, una revista London Illustrated News sobre una mesa y el cuarto oscuro del fotógrafo de la expedición, con sus placas y productos químicos, y el equipo científico usado para medir la temperatura y las condiciones meteorológicas que los científicos están usando para conocer los efectos del cambio climático sobre la Antártida.
La mítica expedición de Scott y sus cuatro compañeros, entre 1910 y 1913, fue una odisea . Instalaron su base en el Cabo Evans, en la Isla de Ross, y atravesaron una gran barrera de hielo, un glaciar gigantesco y la meseta antártica en ponis siberianos y trineos tirados por ellos mismos. Lograron llegar al Polo Sur después de cinco meses, pero un noruego llamado Roald Amundsen les acababa de ganar de mano: había llegado un mes antes y les había dejando su bandera y una nota . El equipo de Scott emprendió el regreso. Uno que vio que sus pies ya estaban congelados salió a 40 grados bajo cero para morir y no ser una carga para el resto. Igual, todos murieron en la carpa , sin víveres, sin combustible y presos de un clima extremadamente violento.
Shackleton había participado al mando de Scott en otra expedición, en 1901, hasta que armó su propio viaje. Quería cruzar la Antártida a través del Polo Sur y la leyenda dice que publicó un aviso en el diario en 1907 que decía: “ Se buscan hombres para un peligroso viaje . Salarios bajos, frío intenso, largas horas de oscuridad total. Un regreso seguro es dudoso. Honor y reconocimiento en caso de éxito”. Con 28 voluntarios a bordo, el barco quedó triturado por la presión de los hielos, se hundió, perdieron el equipo y tuvieron que sacrificar a los perros para poder alimentarse y terminaron en una barcaza de 6 metros haciendo 1.280 kilómetros. Shackleton terminó yendo a buscar ayuda al otro lado de la isla y los salvó a todos. Por eso lo recuerdan como un ejemplo de trabajo en equipo y liderazgo.
Ese polo inhóspito, siempre un lugar para locos y valientes , ahora lo podrá visitar cualquiera desde la seguridad de unos clicks
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