JULIAN ASSANGE. En una de sus ultimas apariciones públicas (EFE)
WikiLeaks está al borde de la quiebra. Asfixiado, por el bloqueo de bancos, empresas y tarjetas de crédito. El rojo –impulsado por el ala más recalcitrante de Washington- vino de la mano de su audacia. Se atrevió a revelar miles de cables diplomáticos de Estados Unidos, lo que puso en ridículo a Washington. A partir de ahí, empresas como MasterCard, Visa y PayPal decidieron cortar sus vínculos y poner al sitio contra las cuerdas. El golpe de WikiLeaks tardó en llegar pero fue tan efectivo como una trompada.
En un arrollador video, Julian Assange, el fundador de WikiLeaks parodia la clásica publicidad de MasterCard, la primera en empresa que dejó de recibir donaciones en nombre del sitio.
"20 teléfonos seguros para que los colaboradores se mantengan anónimos: 5.000 dólares. Pelear casos legales en cinco países: un millón de dólares. Mantener los servers en 40 países: 200 mil dólares. Perdidas de donaciones debido al bloqueo de los bancos: 15 millones de dólares. Costos extras por el arresto domiciliario: 500 mil dólares. Ver que el mundo cambia como resultado de tu trabajo: no tiene precio", dice la voz en off del comercial que WikiLaeks ha puesto a circular por Internet en busca de nuevas donaciones.
"Existe gente a la que no le gusta el cambio para todos los demás existe WikiLeaks", remata el locutor del aviso, de imágenes muy cuidadas y en el que se juega con la intriga.
La cámara se pasea por un cuarto en el que un hombre trabaja en una computadora. Se ve la laptop, su celular, documentos, páginas de internet y partes de su cuerpo, pero no su cara. Hasta que sobre el final, un primer plano sobre el rostro de Julian Assange le da sentido al misterio.
Assange sigue detenido en el Reino Unido, con arresto domiciliario, recluido en la casa de un amigo suyo a la espera que se decida qué sucederá con el juicio en su contra que se lleva a cabo en Suecia, donde dos mujeres aseguran haber sido abusadas por el fundador de WikiLeaks, luego de que este saltara a la fama tras revelar cables secretos de la diplomacia de Estados Unidos.
El aviso para recaudar fondos no es el primer golpe que sufre MasterCard por dejar de colaborar con WikiLeaks. En diciembre del año pasado, un grupo de hackers salió en defensa del sitio y atacó el sitio de la tarjeta de crédito. Se llamó "Operación vengar a Assange". El video de ahora se suma con gusto a revancha.
En un arrollador video, Julian Assange, el fundador de WikiLeaks parodia la clásica publicidad de MasterCard, la primera en empresa que dejó de recibir donaciones en nombre del sitio.
"20 teléfonos seguros para que los colaboradores se mantengan anónimos: 5.000 dólares. Pelear casos legales en cinco países: un millón de dólares. Mantener los servers en 40 países: 200 mil dólares. Perdidas de donaciones debido al bloqueo de los bancos: 15 millones de dólares. Costos extras por el arresto domiciliario: 500 mil dólares. Ver que el mundo cambia como resultado de tu trabajo: no tiene precio", dice la voz en off del comercial que WikiLaeks ha puesto a circular por Internet en busca de nuevas donaciones.
"Existe gente a la que no le gusta el cambio para todos los demás existe WikiLeaks", remata el locutor del aviso, de imágenes muy cuidadas y en el que se juega con la intriga.
La cámara se pasea por un cuarto en el que un hombre trabaja en una computadora. Se ve la laptop, su celular, documentos, páginas de internet y partes de su cuerpo, pero no su cara. Hasta que sobre el final, un primer plano sobre el rostro de Julian Assange le da sentido al misterio.
Assange sigue detenido en el Reino Unido, con arresto domiciliario, recluido en la casa de un amigo suyo a la espera que se decida qué sucederá con el juicio en su contra que se lleva a cabo en Suecia, donde dos mujeres aseguran haber sido abusadas por el fundador de WikiLeaks, luego de que este saltara a la fama tras revelar cables secretos de la diplomacia de Estados Unidos.
El aviso para recaudar fondos no es el primer golpe que sufre MasterCard por dejar de colaborar con WikiLeaks. En diciembre del año pasado, un grupo de hackers salió en defensa del sitio y atacó el sitio de la tarjeta de crédito. Se llamó "Operación vengar a Assange". El video de ahora se suma con gusto a revancha.
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