Pilar Martín.
Madrid, 1 may (EFE).- En la segunda mitad del XIX vivieron su edad de oro y en la actualidad casi ni se repara en ellos. Son los carteles, esos medios de información que usaron con gran maestría desde firmas publicitarias a partidos políticos y que ahora se pueden recordar, o descubrir, en el libro "El cartel en España".
"Los carteles son parte del patrimonio cultural de este país", así de rotundo se ha mostrado a Efe Raúl Eguizábal, autor del libro editado por Cátedra y profesor de Historia de la Publicidad de la Universidad Complutense, que hace un profundo repaso cargado de imágenes de la historia de los carteles en España, aunque reconoce que, hoy día, como medio publicitario "han perdido su papel".
"El entorno en el que siguen sobreviviendo -ha añadido el autor- es el cultural, sobre todo en el de los toros, en el cine, conciertos, exposiciones o teatro. En ese sentido, se han convertido más en medios para difundir acontecimientos culturales, que mercancías, como sucedía en el pasado".
Y es que, si los carteles fueron importantes en el siglo XIX fue por su carácter informativo ante el gran analfabetismo que reinaba en la población. "Para acceder al periódico hacia falta alfabetización, mientras que un cartel tenía una imagen llamativa y, con poco o nada de alfabetización, se podía acceder a ese mensaje".
En nuestros días el imaginario colectivo tiene presentes los míticos carteles de firmas publicitarias como "Norit", y su borreguito, "Polil", y su abrigo raído; o "Freixenet", y su gran botella con el niño, apunta Eguizábal.
Mucho más arraigados en la sociedad, llegando a generaciones más jóvenes, están los carteles taurinos. "Siempre ha habido un interés, una curiosidad, hacia el cartel de toros. Atraía al viajero y al turista, así como al coleccionista porque es muy singular y, en cierta forma, es el cartel propiamente español", apunta el autor.
Lo peculiar del cartel de toros, ha añadido el profesor, es que está "muy codificado", es decir, ha evolucionado "poco"; pero también se trata de un medio de información que se ha mostrado "impermeable a las influencias internacionales" y ha mantenido unas constantes "con rigidez", provocando que los ejemplares de los años 60 y 70 se parezcan "bastante" a los actuales.
En este sentido, el autor destaca al ilustrador gaditano Manolo Prieto (Puerto de Santa María, 1912-1991), que no sólo es uno de los grafistas más aclamados por sus ilustraciones taurinas, sino que también es el padre del mítico toro de Osborne.
Los trabajos de Prieto están acompañados en "El cartel en España" por los que hicieron otros ilustradores españoles que firmaron algunas de las mejores páginas de la publicidad española en los siglos XIX y XX: Ortego Vereda, Ramón Casas, Rusiñol, Antoni Clavé, Josep Renau, Helios Gómez o Rafael de Penagos.
Aunque París fue "la capital del cartel", como explica el autor, España también gozó de una "cierta repercusión internacional" en la época del Modernismo. Tanto es así que el cartel de "Codorniú" realizado por el ilustrador Manel Casas llegó a estar "cotizado internacionalmente", según se puede saber en la actualidad por los catálogos de las subastas.
"Este cartel estaba en precios muy parecidos a los de los grandes cartelistas franceses", ha puntualizado.
Pero para este experto en publicidad, si hay un cartel que hubiera "arrancado para llevarse a casa" sería el de la "Piscina Las Arenas" de Valencia, realizado por Josep Renau en los años 30, la época "más interesante".
Cargados de dos componentes, el social y el artístico, en el libro de Eguizábal, que califica de una obra tanto de "consulta" como de "lectura", relata también cómo la cartelería fue un medio que sirvió además de forma de expresión para multitud de pintores y dibujantes que no encontraron un medio mejor, ni más amable, para hacer llegar su arte a las calles. EFE