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miércoles, 26 de agosto de 2009

ARGENTINA EL ESPACIO DE ALBERTO BORRINI
El cuerpo como espectáculo y el bisturí virtual
En su columna de hoy, el autor desarrolla los cambios que vienen produciéndose en la comunicación en torno al tema del cuerpo, y cómo es consumido masivamente como otros productos publicitarios.
El tema del cuerpo, vastamente vinculado con la publicidad, es ahora profundizado por sociólogos, filósofos y académicos.
“El cuerpo es la nueva utopía”, opina la antropóloga argentina Paula Sibilia en una entrevista realizada por Horacio Bilbao y publicada hace poco en el semanario literario Ñ. Más recientemente, Clarin reprodujo una columna aparecida en Le Monde, con el título de “Publicidad, deporte y pornografía forjan nuestro cuerpo”, escrita por el filósofo francés Robert Redeker.
¡Chocolate por la noticia! Sin posibilidad de acceder al alma, el cuerpo está presente en los terrenales anuncios desde hace mucho tiempo. Por entonces se trataba casi exclusivamente del cuerpo femenino, al menos hasta que las celebridades deportivas comenzaron un strip tease de la cintura para arriba en el festejo de los goles durante los partidos y en sus cada vez más frecuentes apariciones publicitarias.
Es tanta la importancia de la presencia mediática del cuerpo, que un jugador no agraciado, al igual que una cantante lírica demasiado robusta, como las de antes, tiene menos posibilidades de triunfar.
Las marcas de jeans comenzaron a moldear democráticamente los cuerpos en la realidad y en los anuncios casi desde su lanzamiento, en la Argentina desde las décadas del ’50 y ’60; pero antes, las figuras femeninas ligeras de ropas era el gancho que utilizaban los cigarrillos, las grandes tiendas y hasta los autos para atraer las miradas de los receptores.
Hoy el cuerpo desafía desde los medios, debido a un cambio de valores y de la mayor tolerancia de las autoridades y de los públicos. Basta con ver algunas portadas de revistas en las que aparecen damiselas desnudas, mostrando las partes más inflables de sus anatomías y casi siempre de atrás (¿será para conservar el anonimato?), y que ya no escandalizan a nadie, quizá porque su transgresión no entra en la intimidad del hogar, ni se congela en los anuncios de gráfica o de vía pública.
Lo nuevo es que ahora los estudios de filósofos, sociólogos y antropólogos están iluminando rincones poco frecuentados por los periodistas y divulgadores en general. Los científicos se ocupan de otras dimensiones del cuerpo; dicen que “los jóvenes se construyen a sí mismos como si fueran una celebridad” (¿sólo los jóvenes?), en palabras de Sibilia, o acuden a expresiones como “el cuerpo devenido ego”, según explica Redeker.
Es el cuerpo que su dueño ve en función de quienes lo miran. El modelo de cuerpo que instauran los medios, y que es consumido masivamente como otros productos publicitarios. La participación de la comunicación en esta nueva utopía, que forma parte de “La intimidad como espectáculo”, revelador título de uno de los libros de Sibilia, y el que responde al “repliegue del yo hacia el cuerpo”, frase feliz de Redeker, acaba de ser confirmada académicamente por un sistema de inteligencia artificial desarrollado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Siena, y dotado de un nombre muy vulgar, pero de previsible circulación popular: “Venus”.
Se trata de otro avance del photoshop: el nuevo software almacena los rostros de los actores y actrices más admirados en este momento, y es capaz de trasladar sus rasgos a las fotos de las personas que requieren el servicio. La fotografía, antaño testigo insobornable de la realidad, ahora es tan subjetiva como las palabras u otras imágenes de consumo corriente. Los ingenieros de Siena la han convertido ahora, de acuerdo con la crónica aparecida en el Corriere della Sera, en un “bisturí virtual”.
El archivo de Venus atesora fotografías recientes de actrices como Jennifer López, Nicole Kidman, Marylin Monroe y Angelina Jolie, y de actores como George Clooney, Al Pacino, Robert Redford y Sean Connery. La transformación tiene varias opciones; puede ser moderada, mediante la incorporación de gestos característicos de los modelos, o más rotunda y grosera, aunque esta última no es muy aconsejable porque roza la caricatura, una variable cómica que también cultiva “Venus”.
Los ingenieros de Siena quizás están adelantándose a un futuro próximo, y probable, en que los contactos físicos entre personas pueden llegar a ser aún más escasos que en la actualidad. Hoy todo es más fácil y más divertido a través de Facebook o YouTube. Pero alguna vez hay que regresar a la realidad, y no sólo para “conseguir un buen bife”, como suele decir Woody Allen.

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