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jueves, 22 de marzo de 2012

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Un PNT olvidado sobre el ring

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Dink-C, personaje ochentoso de “Titanes en el Ring”: un PNT siempre olvidado.
Hace casi 29 años, el enmascarado se subió al ring por primera vez, con su traje tan apretado y cítrico, y una etiqueta en el pecho: “DINK-C”.
Cuando se reconstruye rápidamente la historia de la Publicidad No Tradicional (PNT) en la televisión argentina, hay un ejemplo que suele ausentarse de las enumeraciones promedio. Nunca faltan: “Odol pregunta”, “Reporter Esso” (u otros ciclos cuyos nombres incorporaban a marcas, como sucediera mucho más acá en el tiempo, con “Operación triunfo. Academia Coca-Cola”); el “Savoy, savoy” de Alberto Olmedo en “No toca botón” para promocionar a la casa que alimentaba la pasión del capocómico por los vinos; los “chivos” de Gerardo Sofovich encabezados por las manzanas de Moño Azul guillotinadas en serie; las bolsas de Disco de “Gasoleros” y los consecutivos PNTs en las ficciones de Pol-ka desde mediados de los ’90; el ciclo de cortometrajes “Mujeres en rojo” que Telefe emitió en 2003 con auspicio de Sedal.
Sin embargo, esa lista que engorda a medida que ejercitamos la memoria, casi siempre omite el significativo legado de activaciones no tradicionales que dejó un programa que atravesó a varias generaciones de argentinos: “Titanes en el Ring”. La aparición de “El Gran Martín. Vida y obra de Karadagián y sus titanes”, el completísimo libro de Daniel Roncoli (@DanielRoncoli) sobre el ídolo armenio que acaba de editar Planeta, me obligó a recordar ese variado portfolio de luchadores que ocuparon roles protagónicos en mis juegos de infancia.
Uno de ellos era Dink-C, cuya historia de activación publicitaria fuera de la tanda hay que empezar a relatar a partir de su más próximo antecedente: STP, un titán que luchó en la temporada ’73 a partir de un acuerdo de Karadagián con la marca de lubricantes, contrato que se canceló y motivó la ausencia del mecánico (cuya sigla se explicaba como Su Tuerca Preferido) en la temporada siguiente. Dink-C, en cambio, tuvo mejor suerte.
Según explica Roncoli en su libro, en 1982 Karadagián inició las negociaciones con Quaker en 1982, con la idea de sumar a Vitina como nutriente oficial de los luchadores o para caracterizar a un personaje, un enfoque que finalmente naufragó pero que derivó en otra propuesta. Fue así que el 8 de abril de 1983, luego de debutar en la temporada de verano, Dink-C se subió al ring oficial de transmisión televisiva y puso a la marca ante los ojos de millones de familias argentinas hasta fines de 1988.
De aquellos años, quedan su golpe característico (el remolino –me suena al “Revolvete” de Clight–) y una anécdota que puede ser un mito más de los tantos que dejó “Titanes en el Ring”. Roncoli cita a Rodolfo Di Sarli, histórico relator de las luchas a quien reemplazó el autor del libro: “Nunca se habló seriamente aquello de convocar a Tang para provocar una rivalidad con Dink-C y declarar vencedor al que se acercara con una mejor pauta. En el mundo de los negocios televisivos, si firmás con una empresa, por ética, con el competidor ni se habla. Y doy fe que Karadagián jamás avanzó una negociación con el otro jugo. Forma parte de un mito de los tantos que supimos concebir”.

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