El River-Boca de los electrodomésticos
Empiezo con una promesa. En el próximo posteo, les voy a armar un compilado sobre la tanda del Mundial prohibido, con los malabares que hacen las marcas que quieren sumarse a la publicidad mundialista, pero sin tener acceso a los íconos oficiales de la Selección Nacional o de la FIFA, propiedad exclusiva de los sponsors oficiales.
Parte de esa tanda la anticipo en este posteo, con el River-Boca de las cadenas locales de electrodomésticos: Frávega versus Garbarino. Protagonistas de la fiebre mundialista principalmente gracias al incremento en la venta de LCDs y televisores de plasma, estas marcas decidieron salir a la cancha. O mejor dicho, a la tanda.
Y en este superclásico hay un ganador. Porque más allá de que ambos comerciales están lejos de la mejor creatividad mundialista, el spot de Frávega muestra un concepto que se ejecuta de manera correcta, con buen despliegue de producción y, lo más importante, al servicio del objetivo de la campaña: comunicar que la marca está, hace nada menos que 100 años, al lado de los argentinos. Y, en un año mundialista, nada mejor que dramatizar los momentos vividos con el fútbol de por medio.
Con creatividad de la agencia Molo and.Co. y dirección de Pablo Fusco y Juan Chappa para Pank, los audios de los relatos mundialistas resultan el recurso mejor resuelto.
La campaña de Garbarino, en cambio, apunta a comunicar la variedad de productos que propone la cadena en un claro contexto mundialista, potenciado por algo que su archirrival no tiene: una celebridad. Y en ese camino, la complejidad de tantos elementos conspiró contra la efectividad de la idea.
Porque no es ni un aviso con la típica épica mundialista ni tampoco es un comercial que gire de manera inteligente alrededor de la celebridad, que tampoco tiene un perfil futbolero. Y si la decisión no era justamente futbolizar al extremo con la elección del famoso, el aporte humorístico de Casero parece bastante limitado por el contexto.
Empiezo con una promesa. En el próximo posteo, les voy a armar un compilado sobre la tanda del Mundial prohibido, con los malabares que hacen las marcas que quieren sumarse a la publicidad mundialista, pero sin tener acceso a los íconos oficiales de la Selección Nacional o de la FIFA, propiedad exclusiva de los sponsors oficiales.
Parte de esa tanda la anticipo en este posteo, con el River-Boca de las cadenas locales de electrodomésticos: Frávega versus Garbarino. Protagonistas de la fiebre mundialista principalmente gracias al incremento en la venta de LCDs y televisores de plasma, estas marcas decidieron salir a la cancha. O mejor dicho, a la tanda.
Y en este superclásico hay un ganador. Porque más allá de que ambos comerciales están lejos de la mejor creatividad mundialista, el spot de Frávega muestra un concepto que se ejecuta de manera correcta, con buen despliegue de producción y, lo más importante, al servicio del objetivo de la campaña: comunicar que la marca está, hace nada menos que 100 años, al lado de los argentinos. Y, en un año mundialista, nada mejor que dramatizar los momentos vividos con el fútbol de por medio.
Con creatividad de la agencia Molo and.Co. y dirección de Pablo Fusco y Juan Chappa para Pank, los audios de los relatos mundialistas resultan el recurso mejor resuelto.
La campaña de Garbarino, en cambio, apunta a comunicar la variedad de productos que propone la cadena en un claro contexto mundialista, potenciado por algo que su archirrival no tiene: una celebridad. Y en ese camino, la complejidad de tantos elementos conspiró contra la efectividad de la idea.
Porque no es ni un aviso con la típica épica mundialista ni tampoco es un comercial que gire de manera inteligente alrededor de la celebridad, que tampoco tiene un perfil futbolero. Y si la decisión no era justamente futbolizar al extremo con la elección del famoso, el aporte humorístico de Casero parece bastante limitado por el contexto.
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