Cobran hasta la publicidad que se exhibe en el interior de los locales
PorLuis Ceriotto
Una tasa de publicidad “interior” es el gravamen que cobran los municipios por exhibir carteles de promoción “visibles desde fuera” que están en el interior de los comercios. Pagan “tasa de publicidad” desde los freezer de los helados (que tienen impresa la marca del producto) hasta los stickers de las tarjetas de crédito que están en la vidriera.
Según reconstruyó este diario entre fuentes de tres entidades empresarias, ya suman más de 200 los municipios que cobran esta tasa, distribuidos en 11 provincias. La Ciudad Autónoma no lo cobra, pero sí en cambio varios municipios bonaerenses, a pesar del acuerdo de 2008 que les aseguró mayor coparticipación impositiva a las comunas que dejaran sin efecto ésta tasa y la de Abasto. Así lo aseguraron voceros la Corporación de Productores de la Alimentación (Copal), la Unión de Kioskeros (UKRA) y la Cámara Argentina de Anunciantes (CAA).
La tarifa de publicidad interior oscila entre 50 y 100 pesos anuales por cada cartel, grande, chico o mediano, colocado del lado de adentro del local, lo que implica un gasto anual, además de los impuertos y tasas corrientes, de unos $2.00 anuales. “Para un quiosco, los carteles de promoción son indispensables. Como un quiosquero no puede pagar miles de pesos, lo que hace es firmar una nota en la que avala que el municipio le cobre la tasa a la empresa dueña del anuncio”, dijo un vocero de la UKRA.
Cuando esas notas se acumulan por decenas y llegan a las compañías, la actitud es dispar. Mientras una empresa francesa de cosméticos optó por ignorar en forma sistemática cada factura municipal, otra multinacional europea de consumo masivo decidió pagar puntualmente cada reclamo. En el caso de una firma local pyme, especializada en pegamentos, la solución fue tapar el cartel de cada uno de los exhibidores que ellos mismos habían entregado años atrás a cada comerciante.
En otra provincia, Mendoza, una marca de gaseosas de capitales locales (también del interior) optó por retirarse del mercado a causa del cobro de esa tasa, aseguraron voceros de Copal.
“El dinero que destinaban a pagar la tasa de publicidad interna que les cobraban varios municipios mendocinos superó la ganancia comercial”, señalaron en Copal. “De modo que decidieron suspender la distribución
PorLuis Ceriotto
Una tasa de publicidad “interior” es el gravamen que cobran los municipios por exhibir carteles de promoción “visibles desde fuera” que están en el interior de los comercios. Pagan “tasa de publicidad” desde los freezer de los helados (que tienen impresa la marca del producto) hasta los stickers de las tarjetas de crédito que están en la vidriera.
Según reconstruyó este diario entre fuentes de tres entidades empresarias, ya suman más de 200 los municipios que cobran esta tasa, distribuidos en 11 provincias. La Ciudad Autónoma no lo cobra, pero sí en cambio varios municipios bonaerenses, a pesar del acuerdo de 2008 que les aseguró mayor coparticipación impositiva a las comunas que dejaran sin efecto ésta tasa y la de Abasto. Así lo aseguraron voceros la Corporación de Productores de la Alimentación (Copal), la Unión de Kioskeros (UKRA) y la Cámara Argentina de Anunciantes (CAA).
La tarifa de publicidad interior oscila entre 50 y 100 pesos anuales por cada cartel, grande, chico o mediano, colocado del lado de adentro del local, lo que implica un gasto anual, además de los impuertos y tasas corrientes, de unos $2.00 anuales. “Para un quiosco, los carteles de promoción son indispensables. Como un quiosquero no puede pagar miles de pesos, lo que hace es firmar una nota en la que avala que el municipio le cobre la tasa a la empresa dueña del anuncio”, dijo un vocero de la UKRA.
Cuando esas notas se acumulan por decenas y llegan a las compañías, la actitud es dispar. Mientras una empresa francesa de cosméticos optó por ignorar en forma sistemática cada factura municipal, otra multinacional europea de consumo masivo decidió pagar puntualmente cada reclamo. En el caso de una firma local pyme, especializada en pegamentos, la solución fue tapar el cartel de cada uno de los exhibidores que ellos mismos habían entregado años atrás a cada comerciante.
En otra provincia, Mendoza, una marca de gaseosas de capitales locales (también del interior) optó por retirarse del mercado a causa del cobro de esa tasa, aseguraron voceros de Copal.
“El dinero que destinaban a pagar la tasa de publicidad interna que les cobraban varios municipios mendocinos superó la ganancia comercial”, señalaron en Copal. “De modo que decidieron suspender la distribución
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