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domingo, 14 de noviembre de 2010

solidaridad

La Ciudad
Una de las chicas que no dudó en cortarse el pelo muestra la trenza que se sacó en la peluquería. Contactos: trenzandoesperanzas@hotmail.com. (Foto A. Amaya)

No dudan en cambiar su estética para ayudar a chicas con cáncer

Por María Laura Favarel / La Capital

Tienen 15 años, una edad en la que muchas se obsesionan por la estética. Pero ellas optaron por quitarse lo que más les había costado cuidar: el pelo. Así, decenas de adolescentes se cortaron sus largos cabellos conscientes de que esa actitud era el puntapié inicial de una increíble obra solidaria. Llevan adelante un proyecto único en el país que tiene por objetivo donar pelo para la fabricación de pelucas para pacientes oncológicos, fundamentalmente niñas y adolescentes, casi de la misma edad que ellas.
   La experiencia es impulsada por alumnas del colegio Mirasoles, quienes junto a Junior Achivement armaron la ONG Trenzando Esperanzas y ya consiguieron 64 trenzas que sirven para armar dos pelucas.
   “El objetivo es lograr cinco pelucas, para lo cual necesitamos 120 trenzas y 25 mil pesos antes del 22 de diciembre”, señalaron las creadoras de Trenzando Esperanzas.
   “El cáncer nos toca a todas de cerca”, dijo María Emilia De Laurentis. “Nos pareció importante hacer algo por las personas que están en tratamiento y esta es una buena forma de ayudar”, declaró.
   “El proyecto busca mucho más que hacer pelucas oncológicas. Lo que queremos es mostrar que se puede ser solidario dando algo propio, que no es lo mismo que dejar ropa usada e irse, sino que se trata de darnos y así apoyar a quienes pasan por un momento difícil”, remarcó De Laurentis.
Sumar voluntades. María de los Angeles López Alemán comentó que el proyecto necesita de “muchas personas que quieran colaborar, no sólo dando su pelo, sino también su tiempo, dinero, trabajo y apoyo”. Por eso lo principal es la difusión, y la mejor propaganda la hacen ellas transmitiendo su entusiasmo. Ejemplo de eso es Belén Ameriso, quien contó tan contenta el proyecto que en su casa que hasta sus hermanas decidieron donar su cabello. Lo mismo pasó en la casa de Antonella, donde su hermano, como signo de apoyo se rapó completamente. Y el entusiasmo llegó más lejos: consiguieron algunas empresas que van a esponsorear las actividades que realicen.
   Como hijas de esta época, se sirvieron de las redes sociales y potenciaron la idea. Así llegaron mucho más allá de Rosario y ya recibieron trenzas de Buenos Aires, Casilda y Corrientes.
   Además, son expertas en el tema. Estudiaron, investigaron y entrevistaron a especialistas. María de los Angeles explicó que las pelucas llevan un proceso muy difícil y que hace falta un látex especial para que no lastime a quienes están en quimioterapia.
   Para lograr el objetivo, las chicas enviarán las trenzas a una fundación mexicana Teletón, donde funciona un banco de pelo. “Nosotras les mandamos el cabello y el dinero, y ellos nos envían las pelucas”, explicaron.
   Ahora las chicas están entrevistando a las posibles destinatarias de las pelucas. “Sabemos que la parte emocional es clave para la recuperación de los pacientes, y el tener el cabello para una chica es fundamental”, acotó Lucía Maiorano.
Los peluqueros. Impactados. Así se quedaron varios peluqueros cuando las adolescentes les pidieron que les cortaran 25 centímetros de cabello. A partir de allí, ellos también se convirtieron en difusores de la idea y la comentan a sus clientes.
   Al principio el proyecto pareció inalcanzable. “¿Llegaremos a hacer algo grande, algo que mueva a todo Rosario?”, se preguntaron. Y fue fundamental el apoyo del colegio —reconocieron— para llevar adelante la idea.
   En el fondo del salón tienen varias cajas. Allí, bien envueltas, hay más de 60 trenzas, lo que implica que ya pueden conseguir dos pelucas.
   El nombre de la ONG, Trenzando Esperanzas (www.facebook.com/trenzandoesperanzas), también creado por ellas, tiene más de un significado. “Queremos crear una esperanza en la sociedad, a partir de entretejer voluntades para grandes cosas, además de generar una esperanza en esas niñas, decirles a través de esto que alguien se preocupa de ellas, que se sientan apoyadas y puedan decir: «Ahora voy a hacer todo lo posible para recuperarme, porque tengo esperanza”, remarcó una de las chicas. l

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