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domingo, 28 de noviembre de 2010

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Estilos / Moda / Extra Relojes

Vuelta al mundo, en buena hora

Sin tacos y con mucha fama, celebrities de la talla de Sharapova y Di Caprio pilotearon un auto eléctrico de última generación y cruzaron tres continentes para festejar los 150 años de TAG Heuer

Domingo 28 de noviembre de 2010 | Publicado en edición impresa 
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Vuelta al mundo, en buena hora
En Los Angeles, la tenista María Sharapova piloteó el auto y lució el reloj Fórmula 1 Cerámica, que ella misma diseñó. Ver mas fotos

MIAMI.- Todos miran el auto deportivo que recorre las calles de Miami a gran velocidad. El Tesla Roadster despierta admiración, por su estética moderna y por la potencia que alcanza su motor 100% eléctrico. Sólo hay que cumplir con dos condiciones antes del test drive: vestir zapatos bajos y una camiseta de TAG Heuer. Luego, acomodar butaca y espejos, y recordar que los botones reemplazan a la palanca de cambios.
El paseo que comienza por South Beach y sigue por Venitian Causeway, Downtown, MacArthur Causeway y Alton Road es parte de La Odisea de los Pioneros, organizada por la firma de relojes suizos de lujo.
Miami es sólo una escala. La parada número 12 en un recorrido que comenzó el 19 de marzo en Basilea, Suiza, y concluyó seis meses después en París. En el ínterin, atravesó tres continentes y 16 ciudades. Así TAG festejó sus 150 años de historia e innovación.
En cada parada tuvo una experiencia para contar. En Moscú, por ejemplo, se convirtió en el primer auto sin componentes de origen ruso que logró entrar en la Plaza Roja, y en China llegó a la Gran Muralla. En Los Angeles lo piloteó la tenista rusa María Sharapova, que usó para la ocasión su TAG Heuer Fórmula 1 Cerámica, que ella misma diseñó. En todas las escalas lo esperaban artistas locales y grandes festejos. Aquí, en Miami, convocó en The Temple House a la actriz Olivia Newton John y al cantante Jon Secada. Pero el gran final de fiesta estuvo en París (ver aparte).
El anfitrión, Jean-Christophe Babin, presidente y CEO de TAG Heuer, explicaba entusiasmado el concepto de cuatro imanes del reloj Pendulum, que acompaña al Tesla en su recorrido por el mundo. "Elegimos esa compañía de autos porque es de avanzada, y muy ligada a los coches deportivos y ecológicos", explicó.
Aunque el auto no pasó por la Argentina, sí hubo festejo. Es que TAG pisa fuerte en el mercado local, con boutique propia en el Dot Shopping. "Es líder absoluto en América Latina en cuanto relojes suizos de precisión. Esto se debe a su estilo, deportivo y glamoroso, y al estilo de vida del latinoamericano, que durante el día está en su oficina, luego llega a su casa, se saca el traje y hace deportes. TAG Heuer permite hacer eso sin un reloj demasiado ostentoso", dice Philippe Alluard, su presidente para Latinoamérica y el Caribe.
¿Los preferidos? En la Argentina, donde en los últimos 20 años se han vendido más de 200.000 relojes, hay dos modelos icónicos: el Fórmula 1 y la serie de Aquarecer, y está tomando fuerza el Carrera.
Las mujeres TAG son también dinámicas y elegantes, agrega Alluard, y pueden usar un Fórmula 1 en cerámica y diamantes de noche y de día. Eso sí: ahora comenzaron a pedir relojes más grandes. Y muy masculinos.
Por Mariángeles López Salón
FIN DE FIESTA EN PARIS
Por Nathalie Kantt
PARIS.- El champagne es Veuve-Clicquot, y los finger foods son deliciosos, pero nada sirve para concentrar la atención de los invitados, que en cualquier otra situación estarían abalanzándose sobre las bandejas.
Tampoco, las decenas de modelos históricos de la marca, expuestos alrededor de este salón de LVMH de la Avenue Montaigne, como el Seafarer de 1949 o el Mónaco, presentado como "el reloj de Steve Mc Queen". Aquí, en este fin de festejo por los 150 años de TAG Heuer, están todos paralizados: la atracción principal es Leonardo DiCaprio.
El protagonista de Titanic (es la primera película que viene a la mente, aunque haya actuado en más de 25) está a pocos metros, en un costado del salón ambientado con sillones. Una barrera humana decide quién pasa y quién no, y hace entender que se trata del VIP.
Entre otros, están el príncipe Alberto II de Mónaco (traje azul, camisa blanca, corbata celeste tornasolada); el presidente del grupo LVMH, Bernard Arnault (igual, pero con corbata azul), y su hijo Antoine; el presidente honorífico de la marca (y tataranieto del creador), Jack Heuer; el presidente de TAG, Jean-Christophe Babin, y el presidente y fundador de Tesla Motors, Elon Musk. Más tarde llegará una periodista de chimentos y algo devaluada de la televisión francesa. No le sacará los ojos de encima a "Leo".
El actor, en cambio, no mira a nadie. Clint Eastwood declaró una vez que cuando camina en la calle evita el eye contact, el contacto visual con la gente que cruza. Algo similar ocurre en Leonardo DiCaprio. No mira a nadie a los ojos, sólo a quien tiene enfrente y con quien habla. Y a él mismo: habano en mano -que le queda raro porque, aunque está por cumplir 36 años, sigue teniendo cara de bebe-, contempla su enorme foto en una de las paredes (él es uno de los modelos de la marca). Alrededor, los invitados menos discretos sacan fotos con sus teléfonos.
Vendrán los discursos, los aplausos y la presentación del TAG Heuer Tesla Roadster, el auto eléctrico que en seis meses dio la vuelta al mundo. Pero nada. Los invitados seguirán interesados en ver qué hace Leo, cómo se mueve, y si es realmente tan lindo como parece en la pantalla.
Una cosa le hará competencia: las acrobacias de Les Farfadais, dos bailarines atados con arneses que simularán en el aire el movimiento y la precisión de las agujas de un reloj. Pasados esos diez minutos, las miradas volverán a la posición habitual. Poco después, Leo desaparecerá. Para los invitados, será el momento de descubrirse. Y, en particular para las mujeres, ahogar sus penas en buen champagne: pese a la vestimenta milimétricamente pensada, el candidato ni las habrá mirado.

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