MEDIOS Y COMUNICACION
Un sujeto de
consumo-indignado
Diego Litvinoff explica que la
tensión entre los grandes medios y el Gobierno deja al descubierto la lucha por
la constitución de un sujeto de consumo-indignado o de un sujeto crítico.
Por Diego
Ezequiel Litvinoff *
Responder a la pregunta “¿qué es
un diario?” es una tarea un tanto más compleja de lo que, a priori, parece.
Definirlo como un medio escrito de comunicación masiva, cuya tirada no tiene
otra función que brindar información a sus lectores, no sólo no parece suficiente,
sino que además solapa la existencia de otros componentes tan propios como
éste. La publicidad es uno de ellos y la creciente relevancia que ha ido
adquiriendo durante los últimos años, apareciendo cada vez en una mayor
cantidad de páginas y ocupando las posiciones centrales, exige presentarla más
allá de su función de financiamiento.
Otra dimensión presente en todo
diario es la política. Desde su origen, los diarios se inscribieron en una
determinada corriente ideológica, que defendieron abiertamente por medio de sus
editoriales. Así lo evidencian, por ejemplo, en nuestra tierra, los diarios La
Nación, fundado por Mitre, y Clarín, que respondió a las ambiciones políticas
de Noble. Paulatinamente, sin embargo, se ha producido un viraje, por el cual
dejaron de ser una plataforma que expresa ideologías políticas para
constituirse como un grupo político en sí mismo, que lucha por sus propios
intereses.
Resulta interesante, entonces,
preguntarse por la relación que existe entre estas tres dimensiones: información,
publicidad y política. ¿Hasta qué punto el compromiso comercial con ciertos
productos impide la difusión de informaciones que podrían disminuir sus ventas?
¿Cómo se presentan las informaciones de acuerdo con los intereses políticos del
diario?
Sugerir que se trata de una
simple manipulación de contenidos, no obstante, impide observar lo que se pone
en juego durante la lectura de un diario. El lector no es un individuo pasivo
que absorbe cualquier discurso que circula. Aquella lectura es una de las prácticas
en las que se define su constitución como sujeto. Desde esta perspectiva debe
entenderse el despliegue publicitario, por ejemplo. No se trata tanto de vender
determinados productos como de colocar al lector en la posición de consumidor.
Así, es él quien es vendido, por parte del diario, a las agencias
publicitarias. Esto no significa que, con ello, comienza a ser el destinatario
de la publicidad. Al contrario, a partir de entonces, se posiciona entre el
publicista y las empresas auspiciantes y entre éstas y sus inversores.
En ese mismo sentido deben ser
entendidas las transformaciones de la dimensión política del diario. Las
noticias que se elige publicar, su organización a partir de prioridades, los
énfasis, recortes y comentarios editoriales no son ideas que tienen como
destinatario al individuo que las absorbe. Su función es constituir una forma
de subjetividad determinada. En el caso de los grandes emporios mediáticos, el
despliegue del diario contribuye a configurar la subjetividad del indignado. Este
percibe su entorno desde la desconfianza, el miedo y la sospecha constante de
la traición. Una vez constituido este tipo de subjetividad, el lector deja de
ser el destinatario directo de los mensajes del diario para colocarse como
rehén entre éste y los gobiernos de turno, que se convierten entonces en los
receptores finales de esos mensajes. Así, el poder ya está en el diario:
enfatizar una noticia o marginarla, son sus negociaciones parciales que le
permiten no sólo incrementar sus negocios y su influencia en otros medios, sino
también de ese modo aumentar su poder. Uno de los principales avances del
actual momento histórico consiste en haber instalado la idea de que la política
se define más allá de sí misma: en el espacio comunicacional, del cual el
diario es uno de sus principales engranajes. Habría ahora que dar el siguiente
paso para comprender que, en el diario, como en otros medios de comunicación,
aparece una disputa que, a su vez, se juega en otro ámbito: el de la
subjetividad. Una vez constituido el sujeto de consumo-indignado se puede
mentir, editar, manipular. Lo cierto es que ese sujeto ya está esperando oír
eso. De allí la trampa de los acuerdos entre los políticos y los grandes
medios: tarde o temprano éstos traicionan. Contribuir a generar un sujeto
crítico, que tenga confianza en la política y la conciba como un ámbito donde
las transformaciones son posibles, a partir del compromiso, es lo que le quita
el poder de extorsión al diario.
Respondiendo así a la pregunta
“¿qué es un diario?” puede comprenderse por qué los grandes emporios mediáticos
se oponen a los procesos transformadores en América latina. De este modo, la
lucha entre el Gobierno y Clarín no sólo aparece como una lucha de poder, en
sentido abstracto: lo que en ella está en disputa es algo bien concreto. Es la
lucha por la constitución del sujeto.
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COMUNICACION
Formación en
comunicación
Marcos Muñoz advierte sobre la
necesidad de actualizar los planes de estudio de las carreras de comunicación
en las universidades públicas a la luz de las enseñanzas que surgen de la
actual situación política y social.
Por Marcos
Muñoz *
Que la historia sea letra viva.
La historia del periodismo en Argentina, en el presente, expresa la posibilidad
de que puedan ser rescatadas experiencias y prácticas de aquellos actores
vinculados con esta compleja actividad. Del análisis de la realidad surgen en
distintos ámbitos, como los académicos, o en la superficie de los temas que
aborda la prensa, o en algunas definiciones o aproximaciones de definiciones de
dirigentes políticos y de referentes culturales, reflexiones sobre el devenir
de la historia en Argentina y de cómo estamos hoy en relación con otras épocas.
Se habla, se escribe, vemos y vivimos cómo nuestra propia cosmovisión de mundo
y nuestros propios quehaceres se han modificado. Se seguirán modificando.
Pero, ¿qué hacemos nosotros con
esa realidad? ¿Qué hacemos con nuestra práctica social? ¿Y qué hacemos con ese
conocimiento social producto de la práctica?
Analizar la dinámica empresarial
y sus intervenciones en el debate público de cada época, investigar los
diferentes períodos por los que atravesó el periodismo en Argentina, en América
latina y en otros espacios geopolíticos, tener presente el accionar de los
gobiernos nacionales, provinciales y municipales, revisar los pactos
internacionales que intervengan en la cuestión, leer y releer teorías de
aquellas disciplinas que puedan aportar elementos a este tema y rescatar
herramientas que sirvan a un mejor entendimiento sobre las actuales tensiones
políticas, económicas y culturales que conlleva la lucha permanente de aquel
sector que busca la aplicabilidad de la ley de medios de la democracia como de
aquel otro sector que prefiere la concentración de los medios, y que la
prefiere en manos exclusivas de privados por sobre el Estado y las
organizaciones sociales.
¿Es posible no sentirse
interpelado en este escenario político? Puedo pensar en dos figuras a modo de
ejemplo: ser televidentes de este presente con un pasado y con un futuro o ser
un sujeto presente en el análisis del pasado, con una intencionalidad de
estructurar otro futuro.
Desde las carreras vinculadas con
la comunicación, docentes, graduados y estudiantes tienen la posibilidad de ser
parte de un debate que arroje nuevas miradas y análisis que signifiquen aportar
mayor claridad a un tema denso, complejo y estructurador de un futuro político
institucional que se tensiona en un presente ávido de madurar y hacer un futuro
más plural y que aporte mayor grado de desarrollo para todos los interesados en
una comunicación pensada para y por una democracia más equitativa. Este
contexto debe servir de fuente para observar con mucho detenimiento ¿qué está
pasando con los planes de estudio de las carreras de comunicación en las
universidades nacionales y qué perfil de graduado se está construyendo? ¿Es
viable la revisión de los planes de estudio?
Los conocimientos sociales
acumulados durante décadas, la capacidad de análisis y de reflexión en torno de
esa compleja manifestación de vivencias políticas (subjetividades) más esos
hechos reales a los que muchas veces nos empecinamos en decir que son
objetivos, están allí, a nuestro alcance para ser amasados, reconstruidos y
puestos a disposición para construir algo mejor.
Este planteo deja abierta esa
posibilidad de conversar con los actuales docentes y directores de carrera de
comunicación para consultarles qué opinan por el actual perfil de los graduados
y los planes de estudios de las carreras vinculadas con la comunicación. Por
ejemplo, ¿el plan de estudio de una carrera de comunicación de los ’80, de los
’90 hasta llegar a la actualidad es lo mismo? ¿Podemos dejar de lado,
olvidarlos, no prestarles atención a todos los acontecimientos sociales y
políticos vividos en Argentina y el mundo, más los enormes e impactantes
desarrollos tecnológicos que se siguen dando? Entonces, ¿qué perfil de
graduados buscamos? ¿Qué más podemos hacer por una ciudadanía que se muestra
cada vez más curiosa sobre una realidad multifacética y apasionante en términos
políticos? Lo empírico puede ser el mejor escenario o, ciertamente, es el
escenario que tenemos, para poder revisar qué tipo de formación brindan las
universidades y su vinculación con dinámicas históricas tan vivas, tan reales,
con un presente que nos impulsa a seguir creyendo en términos de proyectos
políticos con voluntad social. Un presente histórico que es mucho más que el
aquí y el ahora del momento televisivo diario.
* Licenciado en Comunicación
Social, UNCuyo. Secretario de Extensión de la Facultad de Humanidades de la
UNComahue y coordinador del Nodo Comahue.
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