ARGENTINA | EL ESPACIO DE ALBERTO BORRINI
Extraños en la tribuna y en la revista
El columnista de adlatina.comanaliza la iniciativa del periódico madrileño El País, titulada “Un extraño en la grada”. Asimismo, repasa a intelectuales como el sociólogo Enrique Pichón Riviére, el escritor Juan José Sebreli y Eduardo Galeano, que le dedicaron estudios varios a este deporte.
- Borrini: “La iniciativa de El País podría ser recogida por algún periódico local porque, para empezar, hay cierta saturación de comentarios especializados sobre todo en televisión”.
El diario El País de Madrid ha tenido, a mi juicio, una idea feliz. Se trata de una página, con frecuencia quincenal, titulada “Un extraño en la grada” (de un estadio deportivo); han desfilado hasta ahora por ella directores de cine, escritores y críticos literarios, simpatizantes de algún equipo, que aportan una mirada diferente del espectáculo.
Como suele decirse, sigue sin haber nada del todo nuevo bajo el sol, porque hace varias décadas la revista Playboy envió a un famoso novelista, Norman Mailer, a cubrir una importante pelea (¿fue la que llamaron “pelea del siglo”, entre Cassius Clay y Sonny Liston? Algún lector piadoso se encargará de confirmarlo o corregirme). Su nota, de varias páginas, fue una verdadera novela periodística y renovó la cobertura informativa de ese tipo de espectáculo.
De todos modos, me parece que la iniciativa de El País podría ser recogida por algún periódico local porque, para empezar, hay cierta saturación de comentarios especializados sobre todo en televisión. Téngase en cuenta que, limitándonos al fútbol, los involucrados tienen que hacer que un partido que dura 90 minutos se estire varios días a través de comentarios, entrevistas, noticias y rumores de toda clase. Por momentos queda la sensación de que el tiempo sobra en televisión y hay que cubrirlo de algún modo.
Es cierto también que hasta los relatores están esforzándose por meter más información en su vertiginoso trabajo, entre jugada y jugada, aunque a veces incurren en información muy poco significativa.
Resulta llamativo porque el fútbol, pese a su condición de “pasión de multitudes”, que por momentos parece nublar hasta la razón de los comentaristas, fue objeto de estudio de intelectuales tan admirados como el sociólogo Enrique Pichón Riviére y el escritor Juan José Sebreli, que razonaron con autoridad sobre el deporte en sendos libros. Y se me está olvidando Eduardo Galeano, el periodista y novelista uruguayo que en El fútbol a sol y sombra se tomó un respiro en la grada y escribió sobre una de sus pasiones cotidianas.
Tengo a mano el capítulo, de carácter premonitorio, “Fútbol y Política”, correspondiente al libro Psicología de la vida cotidiana (Nueva Visión, Buenos Aires, 1985), de Pichón Riviére, quien postulaba que es factible hablar de una “antropología del fútbol, teniendo en cuenta su significación en un contexto social determinado. El fútbol es una estructura, un universo, con categorías propias de conocimiento, en el que se hacen presentes la política, la economía, la filosofía, la lógica, la psicología, particularmente en su dimensión social, la ética y la estética”.
Es como todo deporte también comunicación. Dice Pichón Riviére que “en el fútbol se adquiere un lenguaje, se aprende un rol, se cultiva incesantemente la comunicación. Por medio del juego aparece una imagen propia y del otro; lo cual nos lleva a comprender por qué la más moderna de las ciencias del hombre, la psicología social, nació en una cancha de fútbol, hecho que muestra la significación social de este deporte”. Añade Pichón Riviére que H.G. Mead, ex jugador de Harvard, “vivió esta compleja experiencia y logró conceptualizarla”
Pichón Riviére, debido a esta vocación por interpretar la cotidianeidad, publicó en los ’60 una columna en el semanario de opinión Primera Plana, donde se anticipó a la idea de El País y ofició de “extraño en la grada”, con observaciones y revelaciones que eran seguidas con interés y deleite por los lectores de la revista.
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