imagen y fragmentacion
Los políticos no seducen
Según un reciente estudio metropolitano cuyo resultado se observa en el gráfico, realizado por Consultora Equis en la segunda semana de enero de 2010, cerca del el 49% de los consultados no está satisfecho con los dirigentes políticos actuales, más allá de su condición de opositores u oficialistas.
Por Artemio Lopez
Según un reciente estudio metropolitano cuyo resultado se observa en el gráfico, realizado por Consultora Equis en la segunda semana de enero de 2010, cerca del el 49% de los consultados no está satisfecho con los dirigentes políticos actuales, más allá de su condición de opositores u oficialistas. Por otra parte, una encuesta realizada por la consultora Pulso Social Investigación, de la última semana de noviembre de 2009 mostró que seis de cada diez argentinos tienen una imagen negativa de los partidos políticos. Mientras tanto, siete de cada diez argentinos tienen una percepción negativa de los “políticos” en general y sólo un cinco por ciento los ve positivamente. Más recientemente la consultora Ipsos-Mora y Araujo elaboró una encuentra sobre la imagen pública de los dirigentes políticos. Los resultados indican que la imagen negativa de los dirigentes es muy superior a la positiva, no sólo para los representantes del Gobierno nacional, sino también para los de la oposición.
Esta circunstancia de caída vertical de la consideración ciudadana sobre la práctica política en general y sobre los políticos en particular, ya sin distinción partidaria, muestra el clima en que se desarrolla la opinión pública tras la crisis de la 125 donde Gobierno y medios hegemónicos, escalaron en una confrontación que aún no concluye. Sin embargo, más allá de limitar la popularidad oficial, el esmerilado mediático dominante sobre el oficialismo no logró, sin embargo, constituir referentes opositores sólidos, por lo que la circunstancia electoral de cara a 2011 resulta muy incierta. En efecto, tras la primera etapa post 125 de un semestre de duración, donde la figura de Julio Cobos aparecía capitalizando la crisis abierta por el conflicto, la dinámica de confrontación medios-Gobierno escaló al punto de erosionar también la figura del vicepresidente opositor, que hoy no se distingue del resto de la dirigencia en términos de popularidad. Por otra parte, la renovación parlamentaria de diciembre tampoco produjo cambios en la opinión pública cuyas expectativas en el caso opositor eran demasiado elevadas, pues desconocían el dato central que fue sistemáticamente escamoteado por las lecturas dominantes de la elección de junio: La primera minoría quedaba en manos del oficialismo y su política de alianzas parlamentarias step by step, aunque menos pretenciosa que la anterior, reemplazaría la estrategia de mayoría automática que cubrió el lapso 2007-2009. ¿Qué tenemos entonces? Un final abierto con escenarios electorales que se han corrido aún más lejos en la consideración ciudadana, a punto tal que, ya no es difícil imaginar que el número de fuerzas nacionales con chances reales de protagonismo de cara a 2011 se multiplicará notablemente. Desde el propio FPV conducido por Kirchner a la UCR encabezada por Cobos; la Coalición Cívica, hoy portadora de la segunda minoría nacional en las últimas elecciones presidenciales; el peronismo no kirchnerista con figuras centrales como Reutemann, Solá y De Narváez, el propio Mauricio Macri aunque muy rezagado por su baja performance gestiva en la Ciudad y hasta una coalición de centro-izquierda no tradicional donde la unidad de Hermes Binner y Fernando Pino Solanas puede traccionar nacionalmente un electorado de dos dígitos con resultados singularmente importantes en Santa Fe, Córdoba y Capital Federal. O sea, el país enfrenta un panorama electoral fragmentado, complejo, en un contexto de caída vertical de la política en general y los políticos en particular donde cualquier pronóstico resulta aleatorio. La definición de esta incertidumbre deberá computar un dato nuevo que aparecerá con fuerza en 2010: la Argentina volverá a crecer a buen ritmo y probablemente esta mejora que nos aleja del apocalipsis tan temido instalado por los medios hegemónicos, asignará un nuevo piso, más realista, desde donde hacer política y encaminarse a las presidenciales 2011. Nuevo estándar que deberá ser registrado tanto por oficialistas como opositores a riesgo de quedar descolocados, ahora sí, definitivamente.
*Director de Consultora Equis
Los políticos no seducen
Según un reciente estudio metropolitano cuyo resultado se observa en el gráfico, realizado por Consultora Equis en la segunda semana de enero de 2010, cerca del el 49% de los consultados no está satisfecho con los dirigentes políticos actuales, más allá de su condición de opositores u oficialistas.
Por Artemio Lopez
Según un reciente estudio metropolitano cuyo resultado se observa en el gráfico, realizado por Consultora Equis en la segunda semana de enero de 2010, cerca del el 49% de los consultados no está satisfecho con los dirigentes políticos actuales, más allá de su condición de opositores u oficialistas. Por otra parte, una encuesta realizada por la consultora Pulso Social Investigación, de la última semana de noviembre de 2009 mostró que seis de cada diez argentinos tienen una imagen negativa de los partidos políticos. Mientras tanto, siete de cada diez argentinos tienen una percepción negativa de los “políticos” en general y sólo un cinco por ciento los ve positivamente. Más recientemente la consultora Ipsos-Mora y Araujo elaboró una encuentra sobre la imagen pública de los dirigentes políticos. Los resultados indican que la imagen negativa de los dirigentes es muy superior a la positiva, no sólo para los representantes del Gobierno nacional, sino también para los de la oposición.
Esta circunstancia de caída vertical de la consideración ciudadana sobre la práctica política en general y sobre los políticos en particular, ya sin distinción partidaria, muestra el clima en que se desarrolla la opinión pública tras la crisis de la 125 donde Gobierno y medios hegemónicos, escalaron en una confrontación que aún no concluye. Sin embargo, más allá de limitar la popularidad oficial, el esmerilado mediático dominante sobre el oficialismo no logró, sin embargo, constituir referentes opositores sólidos, por lo que la circunstancia electoral de cara a 2011 resulta muy incierta. En efecto, tras la primera etapa post 125 de un semestre de duración, donde la figura de Julio Cobos aparecía capitalizando la crisis abierta por el conflicto, la dinámica de confrontación medios-Gobierno escaló al punto de erosionar también la figura del vicepresidente opositor, que hoy no se distingue del resto de la dirigencia en términos de popularidad. Por otra parte, la renovación parlamentaria de diciembre tampoco produjo cambios en la opinión pública cuyas expectativas en el caso opositor eran demasiado elevadas, pues desconocían el dato central que fue sistemáticamente escamoteado por las lecturas dominantes de la elección de junio: La primera minoría quedaba en manos del oficialismo y su política de alianzas parlamentarias step by step, aunque menos pretenciosa que la anterior, reemplazaría la estrategia de mayoría automática que cubrió el lapso 2007-2009. ¿Qué tenemos entonces? Un final abierto con escenarios electorales que se han corrido aún más lejos en la consideración ciudadana, a punto tal que, ya no es difícil imaginar que el número de fuerzas nacionales con chances reales de protagonismo de cara a 2011 se multiplicará notablemente. Desde el propio FPV conducido por Kirchner a la UCR encabezada por Cobos; la Coalición Cívica, hoy portadora de la segunda minoría nacional en las últimas elecciones presidenciales; el peronismo no kirchnerista con figuras centrales como Reutemann, Solá y De Narváez, el propio Mauricio Macri aunque muy rezagado por su baja performance gestiva en la Ciudad y hasta una coalición de centro-izquierda no tradicional donde la unidad de Hermes Binner y Fernando Pino Solanas puede traccionar nacionalmente un electorado de dos dígitos con resultados singularmente importantes en Santa Fe, Córdoba y Capital Federal. O sea, el país enfrenta un panorama electoral fragmentado, complejo, en un contexto de caída vertical de la política en general y los políticos en particular donde cualquier pronóstico resulta aleatorio. La definición de esta incertidumbre deberá computar un dato nuevo que aparecerá con fuerza en 2010: la Argentina volverá a crecer a buen ritmo y probablemente esta mejora que nos aleja del apocalipsis tan temido instalado por los medios hegemónicos, asignará un nuevo piso, más realista, desde donde hacer política y encaminarse a las presidenciales 2011. Nuevo estándar que deberá ser registrado tanto por oficialistas como opositores a riesgo de quedar descolocados, ahora sí, definitivamente.
*Director de Consultora Equis
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