Con la fama a cuestas
Estar en la vidriera, triunfar, mostrar la propia intimidad... En un mundo donde la tecnología permite ser visto por millones, ¿qué hay detrás de esa obsesión por ser conocido? Para los expertos, la búsqueda exitista pone en evidencia el vacío cultural y familiar de la sociedad moderna
Cuantas más lágrimas, más humillación, más conflicto y más confusión, más disfruta el público", escribió en el diario The Daily Mail el psicólogo David Wilson, tras la caída de la escocesa Susan Boyle en el concurso Britain´s Got Talent .
Boyle, cuya interpretación de I Dreamed A Dream fue vista en YouTube por 20 millones de personas durante apenas una semana, cantaba así su propia historia: "El sueño de que mi vida podría ser/ muy diferente de este infierno en el que vivo/ y ahora la vida ha matado el sueño que soñé".
El mes último, esa mujer que se convirtió en un fenómeno global no soportó el éxito inmediato y, luego de quedar en el segundo puesto en el concurso, debió ser internada en una clínica de Londres especializada en tratar a los famosos que sucumben ante las presiones del éxito. En menos de dos meses, el ascenso y la caída de Susan, de 48 años, que vivía con su gato y cuya imagen está bien lejos de los cánones establecidos de belleza, fueron vistos en la Web 185 millones de veces.
"Debemos detenernos y pensar en la importancia que se le da en la cultura actual al hecho de ser famoso. Todos quieren que te conozcan, porque eso es sinónimo de éxito -reflexiona la psicoanalista Gabriela Prinsich-, pero esto habla de un vacío cultural y familiar. Lo que importa es lo inmediato, la instantaneidad con la que se deben conseguir las cosas, dejando de lado el estudio, la formación y hasta la vocación. En definitiva, queda descartado todo aquello que da seguridad, porque lo otro, esa fama inmediata, suele estar sustentada sólo por lo ilusorio. Creés estar preparado para ganar, y si no lo conseguís sos un fracaso. Y, sinceramente, muy pocos pueden vivir con ello (ver nota aparte)."
Este exhibicionismo, que bordea el afán de voyeurismo de mucha gente, encuentra en Gran Hermano -el formato que nació en Holanda en 1999 y que cambió la televisión mundial- el inicio de un fenómeno de ascenso a la fama sin escala. "Por lo general, las personas que acuden a este tipo de programas o que muestran al mundo sus videos contando alegrías y penurias deben hacer frente a un vacío que es anterior al de la fama, un vacío que se pone en evidencia cuando dejan de ser el centro de las miradas -comenta la psicoanalista Gabriela Prinsich-. Vivimos en una sociedad exitista; no se perdonan los fracasos."
Con más de 25 años en el medio como RR.PP. (relaciones públicas), Sofía Neiman destaca la importancia de la trayectoria a la hora de hablar de fama. "Podemos hacer una generalización y decir que está la fama mediática, esa inmediata que surge de un concurso, de un escándalo, de un reality; y la otra, la que deviene de una trayectoria; Mike Amigorena, por caso, es un ejemplo de trabajo."
Son varias las voces que, con grabador en off, aseguran que muchas veces los actores, modelos y cantantes se ven obligados a participar en los eventos y fiestas que promocionan el ciclo en el que participan, ya sea televisión, cine o teatro. "Es necesario estar", es una frase que se repite, al igual que "cuanta más exposición, mejor". Por eso se habla de ciertos acuerdos que mantienen con canales, revistas y marcas. "Toda esta cultura de la exposición mutó con la llegada de los reality shows y obligó a que la gente del medio se replanteara el concepto de promoción -explica Neiman-. Tengamos en cuenta que basta un importante juego de estímulos publicitarios, o sea, una campaña de marketing, para crear a un personaje popular sin importar lo que hay detrás. Se necesita estimular para vender, y esto también se aplica a aquellos personajes que tienen una historia detrás."
La pérdida de valores y el camino hacia la fama fácil es el tema central de The Winner Stands Alone, la reciente novela de Paulo
Coelho, que aquí se editará el verano próximo. "Todo el mundo quiere ser famoso por el simple hecho de serlo -aseguró el escritor brasileño en la presentación del libro-. Existe una diferencia entre ganar fama y fortuna a través del talento o la pasión por escribir, dirigir o actuar, y querer ser famoso por serlo. Hoy se ha convertido en una especie de locura: todo el mundo quiere alcanzar la fama, pero no porque tengan algo que presentar o porque tengan algo que compartir."
Los chicos también
"Famoso, yo quiero ser famoso", gritan los chicos cuando se les pregunta qué quieren ser cuando sean grandes y, lo que es peor, sus padres también quieren que sean famosos. "Los padres no inculcan a sus hijos la idea del estudio, del esfuerzo o la apuesta por la vocación -destaca la licenciada en psicología Cynthia Rodríguez Novillo, especialista en niños-. El camino más rápido al éxito y al dinero son la televisión, la publicidad, los concursos."
"¿Sabés cuántas veces se acercaron a mi oficina diciéndome: «Mi hija es muy linda, ¿la podemos recomendar para modelo?». Esto es más frecuente de lo que uno quisiera -se lamenta Neiman-. En el imaginario popular, la fama te da dinero rápido y cierta reputación. Todo lo que querés, lo tenés, y encima gratis; eso es lo que creen. Y esto pasa porque no hay cultura del trabajo y porque todo tiene que ser inmediato. No por nada, hoy, los chicos dicen: «Cuando sea grande quiero ser famoso», y la clave es que el talento viene con la educación."
David, después de ir al dentista (David after dentist, en inglés) es uno de los tantos videos que circulan por la Red y acumula más de 22 millones de visitas y más de 50.000 comentarios, entre seguidores y detractores. El video que los papás de David subieron a YouTube muestra los momentos previos y la intervención del nene de siete años en el dentista. Al pequeño David se le extrajo un diente y los efectos de la anestesia lo convirtieron en un "pequeño gracioso" que recorrió el mundo con frases como "¿Es esto la realidad?" "¿Me voy a quedar así para siempre?" El éxito hizo que rápidamente se abriera un blog, que la familia ofreciera decenas de entrevistas y, como si fuera poco, que lanzara una línea de remeras con las frases más populares del video.
"Desde hace varios años venimos observando este fenómeno de que todos quieren ser famosos -explica la licenciada Nora Schulman, directora ejecutiva del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (Casacidn)-, y los chicos copian a los adultos, que en definitiva son el modelo a seguir. Parecería que los niños están cumpliendo con los intereses de los padres, para que ellos cumplan sus sueños; esto lo he visto en los castings, en la locura que se genera en esos espacios. Uno escucha barbaridades en boca de madres, padres, tíos, y es testigo de la angustia de los más chiquitos, que están sobrepasados, con miedo de defraudar, de fracasar. Esto ocurre en varias áreas. Uno lo ve en el deporte: todos quieren que sus hijos sean Messi, Maradona, Nalbandian. Se les pide demasiado, pero no se hace demasiado. Nadie apuesta por el esfuerzo; al contrario, busca el oportunismo. Me pregunto qué es lo que vemos en el programa de Tinelli (en el segmento de Bailando Kids). Se les pide que actúen como adultos, que bailen como lo hacían los grandes en la competencia anterior y, como si fuera poco, deben soportar que les digan barbaridades, que reciban comentarios de un jurado que no tiene la menor idea del cumplimiento de los derechos del niño. Lo mismo pasa con los videos que se suben a Internet: a qué los estamos exponiendo."
Si en algo coinciden los especialistas es en que en esta tendencia se pierde la valoración de lo que sirve y lo que no. "No se presentan a los castings porque quieren un minuto de gloria, sino porque quieren ser famosos y ganar dinero. Eso es lo que quieren para su futuro: que la fama cambie su vida. Recuerdo cuando una preadolescente me dijo: «Quiero que la gente me vea por la calle y sepa mi nombre, quiero que conozcan quién soy». Y quién sos, fue la pregunta que no tuvo respuestas -narra Cynthia Rodríguez Novillo-. Esta fama, por supuesto, nada tiene que ver con el prestigio, la idoneidad, y mucho menos con la excelencia. Se trata de un concepto vacío. Nadie piensa, por supuesto, en que su hijo llegue a ser un arquitecto famoso, un científico famoso o un pintor famoso. Basta con que sea famoso, a secas."
Puro cuento
Con una larga trayectoria como representante de artistas, Alejandro Vanelli no duda en decir que "la fama es puro cuento si no está sostenida". Mike Amigorena, Mercedes Morán, Alfredo Alcón, Cristina Banegas, son sólo algunos de los artistas que forman parte de su staff. "Uno puede quedar muy mal parado si la fama no está bien manejada, si no hay algo detrás con qué sostenerla -reflexiona-. Los gustos y el entorno suelen cambiar muy rápido y, si no sos inteligente o no hay talento, es muy difícil quedar bien parado. No hay una sola fórmula; tengo varios años en esto, y lo importante es que cada uno pueda ver su propio camino, aquel por el cual seguir. Hay gente a la que le hace bien pasearse por distintas vidrieras, porque está buscando trabajo; otros lo hacen por narcisismo, y algunos, para promocionarse. También están los que sienten que, si no aparecen, no existen, y muchas veces se corre el riesgo de saturar."
Famoso: que tiene fama y renombre; célebre, que llama la atención por ser muy singular y extravagante. "Es un término que está malinterpretado -explica Wally Diamante, RR.PP. y director de Mass Grupo PR-. A ser famoso se lo relaciona con alguien hueco, que no tiene nada que ofrecer. No creo que sea así. Su significado ha cambiado, y hoy podemos hablar de un científico y decir que es famoso, de una persona que tiene algo que ofrecer, y también está la fama más frívola, la más mediática. En muchos casos, la fama es una consecuencia, y no debemos olvidarnos de eso. Ser famoso sirve, alimenta el ego, y en muchos casos te da fuerzas para seguir adelante. La fama es un reconocimiento, y si uno la consigue por su trabajo, bienvenida sea. Todos tenemos referentes en nuestra vida, y suelen ser famosos."
"Depende del negocio de cada uno -arremete Tommy Pashkus, responsable de actores en la agencia de prensa y representación Colombo-Pashkus-. Se sabe que si uno tiene un buen año en televisión, debe aprovechar el momento. Esto quiere decir: cerrar un buen contrato publicitario, una gira. Es un momento de demanda, y no importa si el personaje en cuestión viene de hacer Shakespeare en el teatro. Con el tiempo, muchos actores, deportistas, modelos, etcétera, se transforman en un sello, en un producto. Cuando Tom Hanks estrena una película, no suele importar ni el director ni el tema: es Tom Hanks. Son personajes influyentes, famosos, y que nada tienen que ver con los famosos mediáticos."
Buen plan de marketing, escándalo, participar de un reality, son algunas de las pautas que se encuentran en Internet cuando se tipea el nombre de un famoso y se abre un sinfín de títulos que se relacionan con esa palabra. "Un símbolo de estos tiempos es sin duda Wanda Nara -dice Neiman-. Ella ha sabido cómo sostener e inventarse y, por qué, no reinventarse. Recuerdo que ella apareció con fuerza a partir de una supuesta relación con Diego Maradona y la confesión de que era virgen. Al tiempo, el escándalo del video donde se la veía haciéndole sexo oral a su ex novio la puso en primer plano. Con su desparpajo, supo cómo sobrevivir a los escándalos y convertirse en una especie de Cenicienta moderna. Se casó con el futbolista Maxi López, hizo su fiesta en hotel Alvear y ahora se viste de princesa."
Por Fabiana Scherer fscherer@lanacion.com.ar
Participar de un reality
E dopo morire
¿Cómo terminan los jóvenes y los no tan jóvenes que participan en los reality shows? Parece ser que depende. Hay algunos -los menos- que efectivamente se hacen famosos, y otros que salen adelante durante un tiempo con presentaciones personales en discotecas. Están los que visitan Villa Certosa -residencia de verano de Berlusconi- y amagan con candidatearse para las elecciones europeas, y están los que caen rápidamente en el olvido, y hasta lo padecen. Incluso lo padecen mucho, hasta el punto de perder la cabeza -en el mejor de los casos, después de que los han echado- si de pronto se encuentran fuera del show. En algunos casos, con consecuencias extremas: según una investigación del sitio de noticias hollywoodense The Wrap, al menos once participantes de realities se han suicidado y dos más lo han intentado, aunque es probable que haya otros casos. Los psiquiatras estadounidenses han concluido que muchas veces es una consecuencia del "síndrome del Truman Show" (la película protagonizada por Jim Carrey), de la enorme ilusión paranoica que puede resultar de pasar un pedazo de vida frente a las cámaras de televisión. También se registran casos en las redes sociales o en YouTube, pero cuando se trata de la televisión, el tema es todavía más grave. El caso que cobró más notoriedad es el de Paula Goodspeed, en 2008, ex concursante de American Idol. Después de ser eliminada, la mujer se mató con una sobredosis de drogas y fármacos en Los Angeles, frente a la casa de Paula Abdul, famosa cantante y jueza del programa con la que Goodspeed estaba obsesionada. Ya el año anterior se había suicidado Cheryl Kosewicz, participante de Pirate Masters, de la cadena CBS. Poco antes, había escrito en la página que otro concursante tenía en MySpace: "He perdido a la Cheryl fuerte y me siento flotar, me siento perdida... El maldito programa ni siquiera tiene buenas críticas... y yo terminé en el National Enquirer (diario sensacionalista de chimentos)... me siguen culpando". Los que deciden terminar con todo no son sólo jóvenes en busca de celebridad, sino también adultos que se desestabilizan en realities aparentemente inofensivos. James Scott Terrill, de 37 años, se pegó un tiro después de su participación en la versión norteamericana de S.O.S. Tata. Simon Foster, que perdió mujer y trabajo después de participar de la edición británica de Cambiemos esposas, se dejó morir por sobredosis de alcohol y metadona. Se suicidó la hermana de Deleese Williams, una participante fea de Extreme Makeover, el programa en el que las participantes se someten a cirugías plásticas; para nada inofensivo. Williams fue excluida del programa a último momento porque, en palabras de la producción, "los períodos posoperatorios eran demasiado largos para los tiempos de la producción". La hermana, Kelli McGee, a quien los productores habían convencido de que dijera barbaridades sobre el aspecto físico de Deleese, ingirió una dosis letal de píldoras y alcohol. Fuera del mundo anglohablante, Sinisa Savija, concursante de Expedition, se tiró debajo de un tren, y Tania Saha, de 21 años, tomó veneno después de haber sido eliminada de Fatafati. Se trata de los casos más extremos, pero se dice que hay muchos otros a los que tampoco les fue nada bien. El "colapso emocional" de Susan Boyle, la cuarentona cantante escocesa que salió segunda en Britain?s Got Talent después de convertirse en una celebridad mundial instantánea, es un caso paradigmático. Boyle padece deficiencias mentales leves, consecuencia de falta de oxígeno durante el nacimiento, y estaba quizá menos preparada emocionalmente que otros para manejar las presiones. Pero incluso a los que no son Boyle, especialmente a los que no saben cantar, cabría preguntarles: chicos, ¿tantas ganas tienen de ir a hacerse los locos en un reality?
Por María Laura Rodota (Corriere della Sera)
(Traducción de Jaime Arrambide)
La gran lista en Internet
En la era de la globalización, estar en la Red tiene sus ventajas. Mientras más portales, blogs, páginas y buscadores dediquen espacio a un personaje determinado, más posibilidades tendrá éste de "ser famoso" a nivel mundial. Y en la Web hay una lista que mide la popularidad. El sitio http://www.lalistawip.com%20/ (donde wip es sigla de "web important people"), disponible en castellano y en inglés, permite descubrir el ranking de los famosos en el mundo. Se puede acceder a la lista general, por categorías (cine, deportes, moda, ciencia, literatura), por noticias recientes y hasta por países (incluso por zonas). La página se basa en la tecnología de la inteligencia semántica, según explica Julio Casal, ingeniero de desarrollo de BuzzTrend, compañía que ha desarrollado la herramienta, y experto en análisis semántico. Los bots (apócope de robots; software que se ejecuta de manera autónoma e imita comportamientos humanos) recorren cada día el ciberespacio leyendo y analizando millones de páginas. Después, extrapolan los datos obtenidos en una estadística que se va modificando según las búsquedas.
El top 100 a nivel mundial lo encabeza el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, con 465.854.548 referencias en Internet. Lo siguen George W. Bush, con 164.223.549, y las blondas reinas de los escándalos: Britney Spears, con 81.466.027, y Paris Hilton, con 70.866.509. En nuestro país, tres futbolistas ocupan el podio: Maradona, Lionel Messi y Carlos Tévez. Al trío lo siguen el ex presidente Carlos Saúl Menem, el tenista Guillermo Coria y el ex presidente Néstor Kirchner.
Ranking mundial
1- Barack Obama Presidente de EE.UU. * 465.854.548
2- George W. Bush Ex presidente EE.UU. 164.223.549
3- Britney Spears Cantante 81.466.027
4- Paris Hilton Modelo, cantante 70.866.509
En nuestro país
1- Diego Maradona Futbolista 14.057.414
2- Lionel Messi Futbolista 4.138.756
3- Carlos Tévez Futbolista 2.186.958
4- Carlos Saúl Menem Ex presidente 2.154.404
* Las cifras indican, en cada caso, las referencias a esa persona en la web
Estar en la vidriera, triunfar, mostrar la propia intimidad... En un mundo donde la tecnología permite ser visto por millones, ¿qué hay detrás de esa obsesión por ser conocido? Para los expertos, la búsqueda exitista pone en evidencia el vacío cultural y familiar de la sociedad moderna
Cuantas más lágrimas, más humillación, más conflicto y más confusión, más disfruta el público", escribió en el diario The Daily Mail el psicólogo David Wilson, tras la caída de la escocesa Susan Boyle en el concurso Britain´s Got Talent .
Boyle, cuya interpretación de I Dreamed A Dream fue vista en YouTube por 20 millones de personas durante apenas una semana, cantaba así su propia historia: "El sueño de que mi vida podría ser/ muy diferente de este infierno en el que vivo/ y ahora la vida ha matado el sueño que soñé".
El mes último, esa mujer que se convirtió en un fenómeno global no soportó el éxito inmediato y, luego de quedar en el segundo puesto en el concurso, debió ser internada en una clínica de Londres especializada en tratar a los famosos que sucumben ante las presiones del éxito. En menos de dos meses, el ascenso y la caída de Susan, de 48 años, que vivía con su gato y cuya imagen está bien lejos de los cánones establecidos de belleza, fueron vistos en la Web 185 millones de veces.
"Debemos detenernos y pensar en la importancia que se le da en la cultura actual al hecho de ser famoso. Todos quieren que te conozcan, porque eso es sinónimo de éxito -reflexiona la psicoanalista Gabriela Prinsich-, pero esto habla de un vacío cultural y familiar. Lo que importa es lo inmediato, la instantaneidad con la que se deben conseguir las cosas, dejando de lado el estudio, la formación y hasta la vocación. En definitiva, queda descartado todo aquello que da seguridad, porque lo otro, esa fama inmediata, suele estar sustentada sólo por lo ilusorio. Creés estar preparado para ganar, y si no lo conseguís sos un fracaso. Y, sinceramente, muy pocos pueden vivir con ello (ver nota aparte)."
Este exhibicionismo, que bordea el afán de voyeurismo de mucha gente, encuentra en Gran Hermano -el formato que nació en Holanda en 1999 y que cambió la televisión mundial- el inicio de un fenómeno de ascenso a la fama sin escala. "Por lo general, las personas que acuden a este tipo de programas o que muestran al mundo sus videos contando alegrías y penurias deben hacer frente a un vacío que es anterior al de la fama, un vacío que se pone en evidencia cuando dejan de ser el centro de las miradas -comenta la psicoanalista Gabriela Prinsich-. Vivimos en una sociedad exitista; no se perdonan los fracasos."
Con más de 25 años en el medio como RR.PP. (relaciones públicas), Sofía Neiman destaca la importancia de la trayectoria a la hora de hablar de fama. "Podemos hacer una generalización y decir que está la fama mediática, esa inmediata que surge de un concurso, de un escándalo, de un reality; y la otra, la que deviene de una trayectoria; Mike Amigorena, por caso, es un ejemplo de trabajo."
Son varias las voces que, con grabador en off, aseguran que muchas veces los actores, modelos y cantantes se ven obligados a participar en los eventos y fiestas que promocionan el ciclo en el que participan, ya sea televisión, cine o teatro. "Es necesario estar", es una frase que se repite, al igual que "cuanta más exposición, mejor". Por eso se habla de ciertos acuerdos que mantienen con canales, revistas y marcas. "Toda esta cultura de la exposición mutó con la llegada de los reality shows y obligó a que la gente del medio se replanteara el concepto de promoción -explica Neiman-. Tengamos en cuenta que basta un importante juego de estímulos publicitarios, o sea, una campaña de marketing, para crear a un personaje popular sin importar lo que hay detrás. Se necesita estimular para vender, y esto también se aplica a aquellos personajes que tienen una historia detrás."
La pérdida de valores y el camino hacia la fama fácil es el tema central de The Winner Stands Alone, la reciente novela de Paulo
Coelho, que aquí se editará el verano próximo. "Todo el mundo quiere ser famoso por el simple hecho de serlo -aseguró el escritor brasileño en la presentación del libro-. Existe una diferencia entre ganar fama y fortuna a través del talento o la pasión por escribir, dirigir o actuar, y querer ser famoso por serlo. Hoy se ha convertido en una especie de locura: todo el mundo quiere alcanzar la fama, pero no porque tengan algo que presentar o porque tengan algo que compartir."
Los chicos también
"Famoso, yo quiero ser famoso", gritan los chicos cuando se les pregunta qué quieren ser cuando sean grandes y, lo que es peor, sus padres también quieren que sean famosos. "Los padres no inculcan a sus hijos la idea del estudio, del esfuerzo o la apuesta por la vocación -destaca la licenciada en psicología Cynthia Rodríguez Novillo, especialista en niños-. El camino más rápido al éxito y al dinero son la televisión, la publicidad, los concursos."
"¿Sabés cuántas veces se acercaron a mi oficina diciéndome: «Mi hija es muy linda, ¿la podemos recomendar para modelo?». Esto es más frecuente de lo que uno quisiera -se lamenta Neiman-. En el imaginario popular, la fama te da dinero rápido y cierta reputación. Todo lo que querés, lo tenés, y encima gratis; eso es lo que creen. Y esto pasa porque no hay cultura del trabajo y porque todo tiene que ser inmediato. No por nada, hoy, los chicos dicen: «Cuando sea grande quiero ser famoso», y la clave es que el talento viene con la educación."
David, después de ir al dentista (David after dentist, en inglés) es uno de los tantos videos que circulan por la Red y acumula más de 22 millones de visitas y más de 50.000 comentarios, entre seguidores y detractores. El video que los papás de David subieron a YouTube muestra los momentos previos y la intervención del nene de siete años en el dentista. Al pequeño David se le extrajo un diente y los efectos de la anestesia lo convirtieron en un "pequeño gracioso" que recorrió el mundo con frases como "¿Es esto la realidad?" "¿Me voy a quedar así para siempre?" El éxito hizo que rápidamente se abriera un blog, que la familia ofreciera decenas de entrevistas y, como si fuera poco, que lanzara una línea de remeras con las frases más populares del video.
"Desde hace varios años venimos observando este fenómeno de que todos quieren ser famosos -explica la licenciada Nora Schulman, directora ejecutiva del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (Casacidn)-, y los chicos copian a los adultos, que en definitiva son el modelo a seguir. Parecería que los niños están cumpliendo con los intereses de los padres, para que ellos cumplan sus sueños; esto lo he visto en los castings, en la locura que se genera en esos espacios. Uno escucha barbaridades en boca de madres, padres, tíos, y es testigo de la angustia de los más chiquitos, que están sobrepasados, con miedo de defraudar, de fracasar. Esto ocurre en varias áreas. Uno lo ve en el deporte: todos quieren que sus hijos sean Messi, Maradona, Nalbandian. Se les pide demasiado, pero no se hace demasiado. Nadie apuesta por el esfuerzo; al contrario, busca el oportunismo. Me pregunto qué es lo que vemos en el programa de Tinelli (en el segmento de Bailando Kids). Se les pide que actúen como adultos, que bailen como lo hacían los grandes en la competencia anterior y, como si fuera poco, deben soportar que les digan barbaridades, que reciban comentarios de un jurado que no tiene la menor idea del cumplimiento de los derechos del niño. Lo mismo pasa con los videos que se suben a Internet: a qué los estamos exponiendo."
Si en algo coinciden los especialistas es en que en esta tendencia se pierde la valoración de lo que sirve y lo que no. "No se presentan a los castings porque quieren un minuto de gloria, sino porque quieren ser famosos y ganar dinero. Eso es lo que quieren para su futuro: que la fama cambie su vida. Recuerdo cuando una preadolescente me dijo: «Quiero que la gente me vea por la calle y sepa mi nombre, quiero que conozcan quién soy». Y quién sos, fue la pregunta que no tuvo respuestas -narra Cynthia Rodríguez Novillo-. Esta fama, por supuesto, nada tiene que ver con el prestigio, la idoneidad, y mucho menos con la excelencia. Se trata de un concepto vacío. Nadie piensa, por supuesto, en que su hijo llegue a ser un arquitecto famoso, un científico famoso o un pintor famoso. Basta con que sea famoso, a secas."
Puro cuento
Con una larga trayectoria como representante de artistas, Alejandro Vanelli no duda en decir que "la fama es puro cuento si no está sostenida". Mike Amigorena, Mercedes Morán, Alfredo Alcón, Cristina Banegas, son sólo algunos de los artistas que forman parte de su staff. "Uno puede quedar muy mal parado si la fama no está bien manejada, si no hay algo detrás con qué sostenerla -reflexiona-. Los gustos y el entorno suelen cambiar muy rápido y, si no sos inteligente o no hay talento, es muy difícil quedar bien parado. No hay una sola fórmula; tengo varios años en esto, y lo importante es que cada uno pueda ver su propio camino, aquel por el cual seguir. Hay gente a la que le hace bien pasearse por distintas vidrieras, porque está buscando trabajo; otros lo hacen por narcisismo, y algunos, para promocionarse. También están los que sienten que, si no aparecen, no existen, y muchas veces se corre el riesgo de saturar."
Famoso: que tiene fama y renombre; célebre, que llama la atención por ser muy singular y extravagante. "Es un término que está malinterpretado -explica Wally Diamante, RR.PP. y director de Mass Grupo PR-. A ser famoso se lo relaciona con alguien hueco, que no tiene nada que ofrecer. No creo que sea así. Su significado ha cambiado, y hoy podemos hablar de un científico y decir que es famoso, de una persona que tiene algo que ofrecer, y también está la fama más frívola, la más mediática. En muchos casos, la fama es una consecuencia, y no debemos olvidarnos de eso. Ser famoso sirve, alimenta el ego, y en muchos casos te da fuerzas para seguir adelante. La fama es un reconocimiento, y si uno la consigue por su trabajo, bienvenida sea. Todos tenemos referentes en nuestra vida, y suelen ser famosos."
"Depende del negocio de cada uno -arremete Tommy Pashkus, responsable de actores en la agencia de prensa y representación Colombo-Pashkus-. Se sabe que si uno tiene un buen año en televisión, debe aprovechar el momento. Esto quiere decir: cerrar un buen contrato publicitario, una gira. Es un momento de demanda, y no importa si el personaje en cuestión viene de hacer Shakespeare en el teatro. Con el tiempo, muchos actores, deportistas, modelos, etcétera, se transforman en un sello, en un producto. Cuando Tom Hanks estrena una película, no suele importar ni el director ni el tema: es Tom Hanks. Son personajes influyentes, famosos, y que nada tienen que ver con los famosos mediáticos."
Buen plan de marketing, escándalo, participar de un reality, son algunas de las pautas que se encuentran en Internet cuando se tipea el nombre de un famoso y se abre un sinfín de títulos que se relacionan con esa palabra. "Un símbolo de estos tiempos es sin duda Wanda Nara -dice Neiman-. Ella ha sabido cómo sostener e inventarse y, por qué, no reinventarse. Recuerdo que ella apareció con fuerza a partir de una supuesta relación con Diego Maradona y la confesión de que era virgen. Al tiempo, el escándalo del video donde se la veía haciéndole sexo oral a su ex novio la puso en primer plano. Con su desparpajo, supo cómo sobrevivir a los escándalos y convertirse en una especie de Cenicienta moderna. Se casó con el futbolista Maxi López, hizo su fiesta en hotel Alvear y ahora se viste de princesa."
Por Fabiana Scherer fscherer@lanacion.com.ar
Participar de un reality
E dopo morire
¿Cómo terminan los jóvenes y los no tan jóvenes que participan en los reality shows? Parece ser que depende. Hay algunos -los menos- que efectivamente se hacen famosos, y otros que salen adelante durante un tiempo con presentaciones personales en discotecas. Están los que visitan Villa Certosa -residencia de verano de Berlusconi- y amagan con candidatearse para las elecciones europeas, y están los que caen rápidamente en el olvido, y hasta lo padecen. Incluso lo padecen mucho, hasta el punto de perder la cabeza -en el mejor de los casos, después de que los han echado- si de pronto se encuentran fuera del show. En algunos casos, con consecuencias extremas: según una investigación del sitio de noticias hollywoodense The Wrap, al menos once participantes de realities se han suicidado y dos más lo han intentado, aunque es probable que haya otros casos. Los psiquiatras estadounidenses han concluido que muchas veces es una consecuencia del "síndrome del Truman Show" (la película protagonizada por Jim Carrey), de la enorme ilusión paranoica que puede resultar de pasar un pedazo de vida frente a las cámaras de televisión. También se registran casos en las redes sociales o en YouTube, pero cuando se trata de la televisión, el tema es todavía más grave. El caso que cobró más notoriedad es el de Paula Goodspeed, en 2008, ex concursante de American Idol. Después de ser eliminada, la mujer se mató con una sobredosis de drogas y fármacos en Los Angeles, frente a la casa de Paula Abdul, famosa cantante y jueza del programa con la que Goodspeed estaba obsesionada. Ya el año anterior se había suicidado Cheryl Kosewicz, participante de Pirate Masters, de la cadena CBS. Poco antes, había escrito en la página que otro concursante tenía en MySpace: "He perdido a la Cheryl fuerte y me siento flotar, me siento perdida... El maldito programa ni siquiera tiene buenas críticas... y yo terminé en el National Enquirer (diario sensacionalista de chimentos)... me siguen culpando". Los que deciden terminar con todo no son sólo jóvenes en busca de celebridad, sino también adultos que se desestabilizan en realities aparentemente inofensivos. James Scott Terrill, de 37 años, se pegó un tiro después de su participación en la versión norteamericana de S.O.S. Tata. Simon Foster, que perdió mujer y trabajo después de participar de la edición británica de Cambiemos esposas, se dejó morir por sobredosis de alcohol y metadona. Se suicidó la hermana de Deleese Williams, una participante fea de Extreme Makeover, el programa en el que las participantes se someten a cirugías plásticas; para nada inofensivo. Williams fue excluida del programa a último momento porque, en palabras de la producción, "los períodos posoperatorios eran demasiado largos para los tiempos de la producción". La hermana, Kelli McGee, a quien los productores habían convencido de que dijera barbaridades sobre el aspecto físico de Deleese, ingirió una dosis letal de píldoras y alcohol. Fuera del mundo anglohablante, Sinisa Savija, concursante de Expedition, se tiró debajo de un tren, y Tania Saha, de 21 años, tomó veneno después de haber sido eliminada de Fatafati. Se trata de los casos más extremos, pero se dice que hay muchos otros a los que tampoco les fue nada bien. El "colapso emocional" de Susan Boyle, la cuarentona cantante escocesa que salió segunda en Britain?s Got Talent después de convertirse en una celebridad mundial instantánea, es un caso paradigmático. Boyle padece deficiencias mentales leves, consecuencia de falta de oxígeno durante el nacimiento, y estaba quizá menos preparada emocionalmente que otros para manejar las presiones. Pero incluso a los que no son Boyle, especialmente a los que no saben cantar, cabría preguntarles: chicos, ¿tantas ganas tienen de ir a hacerse los locos en un reality?
Por María Laura Rodota (Corriere della Sera)
(Traducción de Jaime Arrambide)
La gran lista en Internet
En la era de la globalización, estar en la Red tiene sus ventajas. Mientras más portales, blogs, páginas y buscadores dediquen espacio a un personaje determinado, más posibilidades tendrá éste de "ser famoso" a nivel mundial. Y en la Web hay una lista que mide la popularidad. El sitio http://www.lalistawip.com%20/ (donde wip es sigla de "web important people"), disponible en castellano y en inglés, permite descubrir el ranking de los famosos en el mundo. Se puede acceder a la lista general, por categorías (cine, deportes, moda, ciencia, literatura), por noticias recientes y hasta por países (incluso por zonas). La página se basa en la tecnología de la inteligencia semántica, según explica Julio Casal, ingeniero de desarrollo de BuzzTrend, compañía que ha desarrollado la herramienta, y experto en análisis semántico. Los bots (apócope de robots; software que se ejecuta de manera autónoma e imita comportamientos humanos) recorren cada día el ciberespacio leyendo y analizando millones de páginas. Después, extrapolan los datos obtenidos en una estadística que se va modificando según las búsquedas.
El top 100 a nivel mundial lo encabeza el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, con 465.854.548 referencias en Internet. Lo siguen George W. Bush, con 164.223.549, y las blondas reinas de los escándalos: Britney Spears, con 81.466.027, y Paris Hilton, con 70.866.509. En nuestro país, tres futbolistas ocupan el podio: Maradona, Lionel Messi y Carlos Tévez. Al trío lo siguen el ex presidente Carlos Saúl Menem, el tenista Guillermo Coria y el ex presidente Néstor Kirchner.
Ranking mundial
1- Barack Obama Presidente de EE.UU. * 465.854.548
2- George W. Bush Ex presidente EE.UU. 164.223.549
3- Britney Spears Cantante 81.466.027
4- Paris Hilton Modelo, cantante 70.866.509
En nuestro país
1- Diego Maradona Futbolista 14.057.414
2- Lionel Messi Futbolista 4.138.756
3- Carlos Tévez Futbolista 2.186.958
4- Carlos Saúl Menem Ex presidente 2.154.404
* Las cifras indican, en cada caso, las referencias a esa persona en la web
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