Neurobiologia electoral
Votar es más emocional que racional
Según estudios de procesos neurológicos, la elección de un candidato pasa más por el costado emocional e inconsciente que por lo racional. Los diseñadores de las campañas apuntan a lo afectivo y a los indecisos, que son los votantes más permeables a los mensajes. Hay al menos dos tipos: los que no tienen idea de las opciones y los que no saben a quién votar porque piensan estratégicamente para beneficiar a determinado candidato.
Por Lucas Morando
Antes de poner el voto en la urna hay que pensarlo dos veces. No sólo por la importancia del acto cívico, sino porque lo que determina la elección de la boleta podría no ser necesariamente una decisión consciente.
Con el avance de las ciencias que estudian los procesos neurológicos, algunos especialistas empiezan a afirmar que lo que hay verdaderamente detrás de una decisión política no es un proceso racional sino que se trata, en el fondo, de aspectos emocionales no conscientes.
“Toda decisión se inicia desde un nivel inconsciente. Lo mismo ocurre, aunque no se reconozca, a la hora de elegir un candidato”, explicó Néstor Braidot, especialista en Neurociencias aplicadas y autor del libro Neuromarketing, neuroeconomía y negocios.
Así, la preferencia por uno de los candidatos se da como una interacción de ambos planos mentales: el consciente y el inconsciente. Y en el momento de elegir en el cuarto oscuro, uno evoca sin saberlo todos sus recuerdos del pasado, sus miedos, sus temores y satisfacciones, que se conjugan en una decisión aparentemente racional pero que en el fondo no lo es. Por eso, los que sienten aversión o aprecio por un candidato suelen tener problemas para explicar concretamente el porqué de su parecer.
Racionalidad emotiva. Los asesores de imagen de los candidatos conocen perfectamente este factor emotivo que “enamora” a las masas. “Lo que los políticos buscan con tantas campañas orientadas a lo emocional es despertar el mundo inconsciente en el votante. La gente no elige plataformas, sino que se decide en base a preferencias relacionadas con factores más profundos y de índole afectivos, no racionales”, concluyó Braidot.
Más allá de las intenciones políticas y las ideologías, como se ve, en el plano psicológico se dirimen muchos factores a la hora de votar. La indecisión es otro gran reto, no sólo por no saber a quién elegir, sino porque, según nuevos estudios, la incertidumbre convierte a cualquiera en presa de opiniones malintencionadas. “Si vos no sabés a quién vas a votar, cualquier opinión, sea de una fuente calificada o no, te hace decidir en su beneficio”, explicó Martín Zemborain, doctor en Marketing por la Universidad de Columbia y profesor de la Escuela de Dirección y Negocios de la Universidad Austral.
Después de una investigación realizada en los Estados Unidos en medio de su tesis de doctorado, Zemborain llegó a la conclusión de que los indecisos no suelen chequear la fuente informativa que los hace decidirse, entonces se dejan seducir y confían en la opinión de cualquiera que los quiera convencer: “Por eso los días de veda son tan importantes, porque los indecisos son más permeables al bombardeo de mensajes”, advirtió.
Para Luis Ignacio Brusco, director de Neurología Cognitiva de la Facultad de Medicina, los últimos días de la carrera electoral resultan clave. Esto ocurre porque se trata de personas con rasgos obsesivos que son tan perfeccionistas que necesitan reconfortar su intención de voto todo el tiempo. Y por eso tardan más tiempo que los demás y hasta llegan sin idea al cuarto oscuro. Para el analista político Sergio Berensztein, en cambio, es poco común que no lleguen convencidos al cuarto oscuro y destacó que hay al menos dos tipos de indecisos, los que no tienen idea de las opciones y los que no sabe a quién votar porque piensan estratégicamente para beneficiar a determinado candidato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario