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martes, 1 de julio de 2014

Sobrenatural: el fenómeno de la pantalla

LA TENDENCIA en la tevé

Sobrenatural: el fenómeno de la pantalla

Under the Dome es el éxito de audiencia en la primera temporada, y ayer comenzó la segunda. HBO se metió en el género y el domingo estrenó la prometedora The Leftovers.

Belauza
Sobrenatural: el fenómeno de la pantalla
Para los formados en la narrativa del siglo XX, el género sobrenatural remite casi de inmediato a Stephen King. El gran maestro del relato de lo desconocido y misterioso del hombre sobre sí mismo ha vuelto a las andadas, ahora con el guión televisivo de su novela original Under The Dome. Pocas mejores ocasiones que el comienzo de su segunda temporada para escribir sobre un género que en los últimos años pulula como doncella entre pretendientes.
Para esquivar confusiones, primero los límites del género. Por ejemplo, las de vampiros, no entran; las de zombies, tampoco. Pese a que unos cuantos los incluyen, tanto las de vampiros como las de hombres lobo o los zombies no cuentan. Tampoco las más dedicadas al fantástico más allá de sus toques sobrenaturales como Game of Throne. Lo que debe prevalecer en una serie para ser considerada sobrenatural es que sucedan cosas inexplicables a la razón, fenómenos que no siguen ningún patrón plausible de ser establecido por un humano. Ahora sí, a ver las nuevas, aunque no todas: sólo las que, por su especialización, indican los principales caminos que adoptan estas historias.
 
FENÓMENOS DE UN MÁS ALLÁ. En la primera escena de Under The Dome  (en Argentina, por TNT) Barbie, uno de los principales personajes de la serie, está enterrando un cuerpo. Termina, agarra su camioneta, dice por celular sobre el trabajo que acaba de realizar, cruza un patrullero al que le despierta sospechas y mientras es perseguido pincha una goma. Cuando se baja de su camioneta y está a punto de ser interceptado por la policía, algo enorme y transparente se interpone entre ambos: algo que unos minutos después se descubrirá como una cúpula que aisla del resto del mundo a Chester's Mill, un pueblo del estado de Maine (al norte de la ciudad Nueva York).
Es, en el más abarcador y profundo sentido, una auténtica historia de Stephen King, aunque él mismo haya dicho, por ejemplo, que "muchos de los cambios que hizo Brian K. Vaughan (realizador) y su equipo de guionistas eran necesarios, y los apruebo de todo corazón". Entre otros, uno que resulta sustancial para la espectacularidad y la tensión que el audiovisual de estas historias siempre reclama: "el plan de mantener el domo en Chester's Mill por varios meses, en vez de un poco más de una semana como es el caso del libro". Pequeños cambios y la maestría de una producción ejecutiva que incluye nombres como los de Steven Spielberg, Justin Falvey (The Americans) y Neal Baer (Emergencias médicas, La ley y el orden), entre otros, convierten a la serie de un tratado sobre la especie humana: puesta en circunstancias extremas, la falta de ley, la corrupción y la desesperación y sus miserias florecen tanto como sus antagónicos la ética, la justicia y la solidaridad, convirtiendo cada episodio en una lucha entre el bien y el mal según el manual de la vida de King. Si bien no hay mayores sorpresas, no deja de fascinar la manera en la que se presentan cada una de las situaciones, y cómo los principios de vida se ponen en juego ante circunstancias extraordinarias. En ese sentido, una vez más el maestro King hace reflexionar. Con 14,85 millones promedio de espectadores durante la primera temporada, promete seguir elevando su vuelo. 
Un curtido en estas lides que en la reciente temporada vivió un pequeño traspié es J. J. Abrams (el director de Mission: Impossible 3, Super 8, y co-creador de las series Lost y Fringe). Almost Human, su creación 2013-14 no funcionó entre el público, y tampoco entre la crítica. Podría hablarse de un paso en falso, aunque más bien resultó uno a mitad de camino. Como en el caso de Fringe, se trataba del difuso límite entre la ciencia y la alquimia, el método y la magia, y no resultó. 
La que arrancó muy bien, con una audiencia de 10,56 millones de espectadores fue Believe (Warner), que desde el segundo capítulo fueron bajando hasta ubicarse en un promedio de 4,5 millones. Tener entre sus creadores al sorprendente Alfonso Cuarón (el otro es Mark Friedman), tal vez entusiasmó en exceso: Cuarón maneja el relato con destreza en el cine, pero la narración en capítulos de las series parecen costarle un poco. Más teniendo en cuenta que la crítica la considera como una de las series más sólidas y de mayor potencialidad para tratar alguno de los temas más caros a estas producciones, como ser la esperanza y la redención, una materia prima escasa en una televisión de ficción dominada por la figura del antihéroe. Habrá que esperar la nueva temporada para ver si se trata de una serie de la dimensión de Fringe, como varios en Internet creyeron ver en ella apenas anunciado su estreno, y esperar que Cuarón afine su timing para conseguir en TV lo que ya demostró en cine. 
 
EL REGRESO DE LOS MUERTOS VIVOS. Resurrection (AXN) se trata de gente que murió hace muchos años y que volvió a la vida como si aquel día de su muerte sólo se hubiera dormido. Primero un nene de ocho años que aparece en China aunque murió en Arcadia, y luego un montón de gente más. Todos los muertos en algún momento de la historia de la pequeña ciudad californiana, cuyo nombre viene de un pequeño pueblo de pastores de la antigua Grecia que resistió la hegemonía espartana. En la sencillez de su estructura está su atractivo, aunque a juzgar por las cifras de audiencia (arrancó con 4. 658.000 y finalizó su temporada de ocho capítulos con 2.767.000), también un rating que no lo acerca a las grandes ligas. La sencillez es que no hay mayores sobresaltos a lo largo de cada capítulo, las relaciones que se establecen entre los protagonistas no se acercan a la intensidad que acostumbran las series de hoy y todo está centrado en la historia general más que en la de los personajes; sin embargo, todos los episodios cierran de manera impactante, y eso mantiene un entusiasmante vilo. 
La idea del regreso de muertos ya fue recorrido varias veces, una de las últimas con Alcatraz. Allí 100 prisioneros y 40 guardias desaparecen el 21 de marzo de 1963, el día que se cerró definitivamente la famosa prisión ubicada en estado de California, desaparecen sin dejar rastro. Entre dimes y diretes de comunicados oficiales y versiones nunca confirmadas sobre sus paraderos, los 140 vuelven a aparecer en el presente sin haber envejecido. Luego de un buen inicio, la serie cayó estrepitosamente y en la segunda temporada la cadena Fox la levantó.
 
EXPECTATIVAS. Los números de Under the Dome perfilan al género como uno de los favoritos de las próximas temporadas, algo que el final de Lost (ver recuadro) no hacía prever que fuera tan pronto. Más teniendo en cuenta que luego de tantas temporadas concitando casi todas las atenciones, el público se tomó un descanso del género volcándose a los vampiros (True Blood), el narcotráfico (Breaking Bad), el fantástico (Game of Thrones) y el thriller político (House of Cards). Quien había advertido que no estiraran Lost más allá de lo recomendable, ahora está al frente de la serie que se lleva los laureles y que ya anunció que no serán más de cinco temporadas. "Su responsabilidad –escribió King en Entertainment Weekly años antes de la finalización de Lost– incluye saber cuándo escribir "FIN”. Veamos cuánto del maestro revitaliza al género. «
 
para ver lo más nuevo
 
Después de la abrupta desaparición del dos por ciento de la población mundial, el mundo lucha por comprender qué ha pasado y a dónde han ido sus seres queridos y encontrar la manera de seguir adelante. Kevin Garvey, un oficial de policía con dos hijos, es abandonado por su mujer, que huye ante la incertidumbre que genera el hecho que conmociona al mundo. El domingo a la noche HBO emitió un primer capítulo altamente prometedor, que puso en juego una de las peores fantasías que parece enfrentar la humanidad en los últimos años: la pérdida de la razón, un desequilibrio final del que difícilmente alguien pueda zafar. Historia que tiene hombres de mediana edad, niños, adultos mayores, un abanico para atraer a todas las edades.
 
las historias que todos tienen que ver
 
The Secret Circle: un sobrenatural relacionado con la brujería. Una adolescente se muda de ciudad al morir su madre y sus nuevos amigos son parte de una comunidad secreta.
Supernatural. Uno de los comienzos de serie más espectaculares de los que se tenga memoria. Con la vida arruinada por espíritus malignos, dos hermanos salen a cazarlos. 
The Gates. Un sobrenatural que mezcla vampiros, lobos, brujas y demás. Los únicos humanos son el jefe de policía y su familia.
The 4400. Sobrenatural lindante a la ciencia ficción: esa cantidad de humanos fueron abducido en distintas épocas y ahora vuelven todos juntos.
Fringe. En la línea de X-Files. La división Fringe investiga actos terroristas y eventos paranormales. 
Once Upon a Time. Bien del género, y de los escritores de Lost, Adam Horowitz y Edward Kitsis. En un universo paralelo alguien comete una maldad en un cuento de hadas que termina repercutiendo en la realidad humana.
The Secret Circle. También en el rubro hechiceros, y como no puede ser de otra forma, con una chica a la que se le muere la madre y se muda con su abuela a otra ciudad.  
 
 
The X-Files a Lost
 
 
Precursoras. El 10 de septiembre de 1993 se estrenó en los Estados Unidos, y el 19 de mayo de 2002 se emitió el último capítulo de una de las series más exitosas de Fox: X-Files. Los agentes del FBI Fox Mulder (David Duchovny) y Dana Scully (Gillian Anderson) se pasaron una década investigando casos extraños que no debían llegar a la opinión pública, al tiempo que mantenían una tensión amorosa entre ellos que nunca pasaba a mayores. Además de ser una gran serie, también fue la última de un estilo narrativo que, si bien perdura, ya no mantiene la hegemonía como lo hizo hasta el final del siglo XX: el de los héroes solitarios, o en pareja. Y fue precisamente Lost, heredera en el género, la que marcó el inicio de la hegemonía de lo que se llama historias corales. Su éxito, el el furor y fanatismo que por momentos despertó, tiene en esa estructura de relato uno de sus principales protagonistas. Por supuesto que un avión caído en el medio del mar en un lugar que no registran los radares y donde abundan los misterios, que incluyen sectas y secretos acerca de la existencia humana, son un atractivo suficiente. Pero por primera vez el público podía identificarse con un personaje entero, y no con una sola parte de él. Eso también fue un cambio que instituyó Lost: la idea de que los personajes valían por igual. Game of Thrones llevaría esa estructura al extremo de la abolición de toda jerarquía narrativa, con un éxito que eclipsa más al héroe solitario: en su estructura ni siquiera tiene cabida el héroe. Puede ser un tema que habilita la flexibilidad del género sobrenatural, pero más parece un sino de los tiempos: incluso en la estructura del thriller (políticos, policiales) o de la mafia, donde uno o dos llevan el peso de la historia, el héroe aquel de X-File (y de tantas otras series) parece haber desaparecido hasta nuevo aviso.

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