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miércoles, 3 de abril de 2013

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LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACION

El deporte y lo deportivo

Dos enfoques sobre la comunicación y el deporte. Eduardo Galak invita a repensar el rol que juega lo deportivo en las sociedades actuales con motivo de la reciente inauguración del primer canal de televisión deportivo estatal.

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http://www.pagina12.com.ar/commons/imgs/go-gris.gif Por Eduardo Lautaro Galak *

La reciente inauguración del primer canal deportivo estatal convida a repensar el rol que juegan los deportes y lo deportivo en las sociedades actuales.

Hace ya una década que las políticas públicas nacionales trocaron el histórico discurso que justificaba la práctica deportiva: se pasó de afirmar que toda actividad física –casi sin importar cómo, dónde o por qué– generaba salud a sostener que son parte fundamental de la cultura y, por ende, de todos. Desde los albores del siglo XX y especialmente desde la definitiva incorporación de los deportes a la vida estatal y económica argentina en la década del ’30 se creó, a fuerza de una clara selección de las tradiciones y de una evidente naturalización de sus razones, una suerte de imaginario social que indica que moverse es sinónimo de salud física, y que ello es a su vez sinónimo de salud mental individual y de progreso colectivo. Como ejemplo de ello podemos decir que la definitiva introducción de los deportes a la escuela, a través de la asignatura Educación Física, resultó paralela a la incorporación de ciertos discursos eugenésicos que postulaban robustecer los músculos para fortalecer la raza argentina.

Sin embargo, más cercanos a estos tiempos, con la institucionalización estatal del Programa Deporte para Todos la cuestión cambió –diría radicalmente– en su fondo: el argumento principal que motiva establecer políticas en torno de los deportes es que son, no ya vehículo de higienización y salubridad de la población, de vigorización de la Patria o de mejoramiento de la raza, sino “hechos sociales y culturales”, al decir de la propia Secretaría de Deportes de la Nación. Por caso, dos ejemplos que muestran el cambio contemporáneo en la concepción del deporte. Primero, la razón para estatizar el Fútbol para Todos, bandera de la política estatal en esta materia y caballo de batallas de otras, se argumentó en que si el acceso a la cultura es un derecho y el fútbol es sinécdoque de la misma, ergo el acceso al deporte es un derecho y por ende es obligación del Estado garantizarlo. De hecho, el artículo 77 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual establece que el Estado debe asegurar que todos los ciudadanos tengan la posibilidad de mirar deporte por televisión en forma gratuita. Segundo, esta transformación en la conceptualización del deporte se materializó cuando paulatinamente se fueron incluyendo las políticas deportivas en la cartera del “Ministerio de Desarrollo Social” antes que en la de “Salud”.

A pesar de este cambio, que signa esta época, seguimos adeudando como sociedad el debate que relaciona el deporte con lo deportivo. Digámoslo con todas las letras: el hecho de que se masifique el deporte, sea por el propio canal DeporTV o por la garantía al acceso que supone su transmisión online gratuita a través del sitio http://deportv.gov.ar/, es digno de ser celebrado. Sin embargo, cabe la reflexión acerca de lo deportivo, es decir en lo relativo a lo que el deporte genera como práctica de la cultura, como hecho social.

Salvada ya la acepción que engarza al deporte con la salud, no debiera caerse en entender sin matices que estas prácticas conduzcan a solucionar las problemáticas sociales arraigadas. Por ponerle ejemplo a estas palabras. En la apertura de este canal de la TV digital, la Presidenta afirmó que estas políticas públicas sobre deportes le cambiaron la vida a muchas personas y también generaron profundos cambios sociales (como la clásica reunión familiar argentina para asistir a un partido de fútbol, antaño por radio o por la perversa “radio por televisión”, ahora por pantalla de aire y de manera gratuita) y que “el deporte forma a la persona”. Si bien es cierto que estas políticas transformaron prácticas y relaciones sociales, no deberíamos caer en entender que todos los valores que los deportes transmiten son positivos para la sociedad, que éstos producen las soluciones para todos los males colectivos o que su aprendizaje es signo de “buena” formación.

Dicho de una manera más directa, no deberíamos confundir lo deportivo con lo político: así como no es sinónimo de salud, el deporte tampoco es acepción de “buena” educación, de “buena” cultura. En cambio, sí parece un camino fructífero fundirlos: sin desconocer las posibilidades de transmitir a través de los deportes lógicas de respeto, de sacrificio, de socialización, de inclusión o de competitividad, no debemos desconocer que las prácticas deportivas también están asociadas a valores como la infracción a la regla, la violencia física y simbólica, la traición, la especulación, la espectacularización y demás intereses propios de las lógicas de mercado. De la reflexión crítica de esta fundición se podrán resignificar los valores asociados a lo deportivo que su transmisión pone de manifiesto, y con ello construir efectivamente un “deporte para todos” que sea para todos.

* Doctor en Ciencias Sociales (UNLP/Conicet).

LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACION

Habitar un espacio de memoria

A propósito de la próxima puesta en marcha de la Tecnicatura Superior en Periodismo Deportivo por parte de la UNLP en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA), Carlos Leavi reflexiona sobre los valores y significados que genera la apertura de un espacio universitario en un lugar donde reinó la muerte y donde ahora se busca celebrar la vida.

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http://www.pagina12.com.ar/commons/imgs/go-gris.gif Por Carlos Leavi *

La incorporación de la carrera universitaria de “Tecnicatura Superior en Periodismo Deportivo en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA) implica poner en práctica una idea de la universidad, de la comunicación y de nuestra(s) memoria(s). La iniciativa promovida por HIJOS tuvo rápido eco en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP que asume, como trabajo cotidiano, la apertura de la universidad pública y sus saberes al conjunto de la comunidad. El firme compromiso del Ministerio de Educación de la Nación, su Secretaría de Políticas Universitarias y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación hicieron el resto.

Como lo expresó Florencia Saintout, decana de la facultad, hasta hace muy poco “no existía una propuesta desde las universidades públicas destinada al periodismo deportivo, porque ese tipo de formación parecía una actividad destinada para unos pocos, aunque la práctica del deporte sea de las mayorías. Por eso, esta tecnicatura gratuita brindará la posibilidad de estudiar a quienes no podían pagar un arancel y, además nos permitirá pensar un periodismo deportivo desde la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Es decir, un periodismo deportivo que no sea discriminatorio, sexista ni misógino, sino profundamente democrático”.

Las primeras consultas dan cuenta de la necesidad de este espacio, pero también de un perfil: casi todos/as trabajan, es decir quieren ser trabajadores/estudiantes. Preguntan si es arancelado, dando cuenta de un “negocio” en torno del dictado de cursos sobre “periodismo deportivo”; por lo cual la universidad pública y gratuita viene a proponer otras lógicas de pensar la formación de periodistas e investigadores en el mundo del deporte.

Los valores y significados que generan la apertura de un espacio universitario en un lugar donde reinó la muerte buscan poner la vida como eje central de nuestras prioridades político/académicas. Es un modo (no el único) de practicar ese “espacio”. Habitar ese lugar desde las experiencias educativas nos pone en un desafío que trasciende lo pedagógico para ubicarse en el plano de lo vital. Contemplamos las tensiones propias de un acontecimiento/situación de este tipo. Pero con estas lógicas de lo vital abrimos un marco de posibilidades, corremos los límites, ocupamos estos “sitios”. Incluso, lo hacemos considerando las distinciones de Michel De Certau en “La invención de lo cotidiano”, entre el “espacio” y el “lugar”: en tanto el “lugar es del orden según el cual los elementos se distribuyen en relaciones de coexistencia y el espacio es el lugar practicado”. En síntesis, contemplamos nuestras aulas en ese ámbito como territorios de memoria en términos de experiencias de temporalidad y espacialidad, pero fundamentalmente como espacios de cambio cultural y político.

Pero no es sólo nuestra opinión, un estudiante que ha consultado estos días por la carrera nos escribe y nos dice que “es una excelente noticia poder cursar en ese lugar que fue utilizado con horror y poder recuperarlo como un espacio lleno de vida y alegría”.

La carrera que tiene abierta su inscripción hasta el 26 de abril y comenzará el 2 mayo de este año (1), asume un abordaje integral del mundo del deporte. Por esto posee cuatro áreas que funcionan en mutua relación: área de producción (que contempla los lenguajes multimediales, audiovisuales, radiofónicos y gráficos), un área socio-comunicacional (para la reflexión sobre la sociedad, los medios de comunicación y su contexto histórico), área de deportes (saberes específicos del mundo del deporte y análisis de la problemática como fenómeno social, cultural, económico y educativo) y, por último, una práctica profesionalizante (para consolidar las competencias requeridas en los diversos espacios de competencia profesional).

En el 2013, a 30 años de la recuperación democrática, la universidad pública y gratuita a través de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata, va por más democracia, por saberes, discursos y prácticas que den cuenta de esta voluntad político/académica. Por esto decidimos habitar y vivir esta experiencia educativa en este “espacio” para que allí estén presentes la memoria, la verdad y la justicia.

* Licenciado en comunicación, docente de la FPyCS/UNLP.

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