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sábado, 27 de abril de 2013

Para reírse de lo que sucede en pantalla, conviene tener a mano... otra pantalla

En Twitter, el consumo irónico crea un vínculo cómplice entre quienes eligen bromear sobre la tele
Por Felipe Paglia  | Para LA NACION
Mientras Facebook permite reconectarse con el pasado y, por medio de las biografías en los perfiles, alienta a reconstruir el camino que nos llevó hasta lo que hoy somos, Twitter es un ágora caótica en la que sólo importa el presente inmediato. ¿Qué está pasando ahora?
La red social del pajarito no vive sólo de la difusión veloz de noticias. Estudios de Nielsen US dados a conocer en 2012 revelan que los contenidos de la televisión son uno de los temas favoritos de discusión de los usuarios, a tal punto que en diciembre la encuestadora anunció que había firmado un acuerdo con Twitter para medir los ratings en la red social. Los números mostraban que más del 30% de los usuarios hacían comentarios sobre series y eventos televisados. Finales de temporada de Game of Thrones, Mad Men o The Walking Dead se colocan siempre entre los trending topics (TT) mundiales. Lo mismo ocurre con coberturas en vivo, como la entrega de los Oscar o la ceremonia de los Globo de Oro. Claro que eso está dentro de lo esperable: lo curioso es cuando lo que genera semejante interés masivo no es una transmisión en vivo con los actores más taquilleros, sino, por ejemplo, la repetición de una película que pasó sin pena ni gloria por los cines y de pronto se convierte en tendencia mundial a partir de una repetición en el cable.
"Existen determinados programas, especialmente de la televisión abierta nacional, que me resultarían insoportables sin Twitter. Directamente no los vería -reconoce el tuitero @sebrobles -. El intercambio con otros televidentes, la complicidad que se origina en reírse de lo que está en pantalla, logran algo paradójico: uno termina disfrutando de lo que mira, evitando la sensación de que nos están tomando el pelo."
Porque lo cierto es que, más allá de los personajes surgidos de los realities y habitués de programas de chimentos que arrasan con las primeras posiciones (a favor y en contra), hay ciertos programas que despiertan un consumo irónico y dan lugar a una interactividad juguetona. Así, se forma una comunidad de espectadores que comparte la experiencia a distancia y en tiempo real. Según las cifras de la consultora parisiense Semiocast, la Argentina es el decimoséptimo país con más presencia en Twitter, con aproximadamente 8 millones de cuentas. Si se dispone de un smartphone o una tablet, verlos con el app de Twitter abierto es indispensable. "Me gusta pensarlo como un grupo de gente que lo único que quiere es divertirse. Volcar ahí lo primero que piensa, tener el chiste a un clic de distancia y potenciarse con los otros arrobas", dice la tuitera @cuestiondeseso y lo compara con "lo que cualquiera hace cuando está viendo tele con amigos".
Alejandro Fantino ( @fantinofantino ) conduce dos ciclos por América: Animales sueltos, de entrevistas, y los domingos, El show del fútbol. Este último fue uno de los primeros en lograr fidelidad de los usuarios de Twitter, quienes por su cuenta crearon el hashtag #elprogramadefantino para opinar y compartir ironías. El pico máximo llegó cuando River perdió la categoría: Fantino leía tuits con chicanas y las opiniones tenían tanto peso como el rating minuto a minuto. "Su granhabilidad fue capitalizarlo, incorporar los chistes del hashtag al programa y redoblar la apuesta", opina @cuestiondeseso . A partir de entonces, desde la producción intentan llamar al debate proponiendo hashtags que los espectadores pueden usar para opinar.
En la ficción se destaca el caso de Dulce amor, la telenovela de Telefé protagonizada por Sebastián Estevanez y Carina Zampini. El hiper-melodrama y el tono de la novela dieron lugar al hashtag #lanovela, que arde con humoradas sobre los últimas novedades de las complejas vidas amorosas de las hermanas Bandi y sus pretendientes. Y El artista del año, el reality de Canal Trece conducido por Mariana Fabbiani, encontró en Twitter a unos jurados más severos e inescrupulosos que Nacha Guevara y Nicolás Repetto, dispuestos a destruir participantes bajo la bandera común de #elartistadelaño. "Hoy el casting es una onda...vi luz y entré' #elartistadelano", comentaba @Sebitaz_Lopez durante la gala de eliminación del último miércoles, en uno de los tuits más celebrados de la noche.
"Twitter vuelve las novelas digeribles, por momentos su mala calidad parece casi un efecto buscado e incluso exaltado por los guionistas", plantea por su parte @sebrobles , que prefiere compartir observaciones sobre las ficciones del prime-time.
Aunque la mayoría de los programas ya proponen su propio hashtag, son pocos los que logran interpelar al selecto grupo de comentadores en 140 caracteres. Por ahora, permanecen como una fuerza impredecible con millones de ojos y una creatividad para la maldad infinita que hace que la única manera de disfrutar de lo que pasa en la pantalla, sea de la mano de otra pantalla..

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