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domingo, 18 de septiembre de 2011

Domingo 18 de septiembre de 2011 | Publicado en edición impresa
Prisma

¿Está el software devorando al mundo?

Por Enrique Valiente Noailles | LA NACION
La hipótesis de trabajo de Marc Andreessen, cofundador hace más de una década de la empresa Netscape, es que el software está invadiendo y tragándose el mundo. A uno le evoca aquellos "verdes ensolves" de las viejas propagandas de detergentes. En efecto, cada vez más negocios e industrias están siendo llevadas adelante mediante software o mediante servicios online . Un contexto de dos mil millones de personas con acceso a banda ancha, en relación con cincuenta millones de hace una década, explica en parte la cuestión. Veamos lo que pasó con Amazon, que es hoy la librería más grande del planeta y que es una empresa de software. En su momento, la cadena de librerías Borders le pasó toda la operación online a Amazon, bajo la presunción de que la venta digital de libros no era estratégica. Ahora está casi en quiebra. Hoy hasta la pieza irreemplazable que es un libro físico ve asomar su competencia en los libros digitales, como muestra la presencia cada vez mayor de Kindle en Amazon.
Señala Andreessen, en un artículo publicado por el Wall Street Journal , que hoy el mayor servicio de video es una compañía de software (Netflix), que liquidó en su momento a Blockbuster. Las compañías de entretenimiento que más crecen son las de videojuegos. La fotografía fue devorada hace años por lo digital. Google y Groupon son esencialmente empresas de software. Linkedin y Skype se están robando buena parte del negocio clásico al que se dedica cada una. El software está devorando también la agricultura, los servicios financieros, y hasta las industrias clásicas, como las del petróleo, gas y defensa. Como si fuera poco, el software nuevo está devorando al software más antiguo, como sucede con las amenazas que enfrentan compañías como Microsoft por la irrupción de otras más pequeñas, ágiles y novedosas. Uno podría agregar que esta invasión es visible en todos lados: también el software ha invadido las antiguas formas de vinculación social que requerían del espacio físico. Facebook y Twitter, que han revolucionado la vida moderna, son compañías de software. También las formas digitales de la educación exigirán una inmensa capacidad de adaptación de su hardware actual.
En suma, todo está siendo crecientemente afectado por el software. En algún momento Marx anunció que todo lo sólido se desvanecería en el aire. En efecto, las formas suaves y blandas están gobernando las formas ásperas y duras de lo real. Si lo pensamos bien, no es novedad, ya que lo que siempre ha gobernado el mundo es aquella forma de software primario, que es su interpretación. El "hardware" del mundo ha mutado lentamente, pero lo que ha transfigurado una y otra vez el mundo es nuestra interpretación sobre él. Si Nietzsche pudo decir, en consecuencia, "no hay hechos, sino sólo interpretaciones", algún día no muy lejano tal vez pueda enunciarse la variante "no hay hardware, sino sólo software". La pregunta que queda flotando es cuándo el software cruzará un umbral en el que comience a devorarnos a nosotros mismos, por la vía, por ejemplo, de nuestra reprogramación genética. Quién sabe si el hombre actual no será descartado también alguna vez como una vieja pieza de hardware de una anticuada industria

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