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domingo, 10 de mayo de 2009

tendencias de la vida moderna


cultura hi tech
Nómades digitales: jóvenes que trabajan desde cualquier lugar sin jefes ni horario
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El crecimiento exponencial de las posibilidades que brinda la tecnología creó una nueva fuerza laboral que rompe con la normativa clásica. Por lo general son jóvenes profesionales que se resisten a los horarios fijos, las estructuras y los jefes. Llevan sus negocios o proyectos en laptops, con las que recorren el mundo y pueden terminar un trabajo a orillas del mar. A veces, sin embargo, terminan trabajando más, pero disfrutan de la libertad. Una tendencia en alza.
Por Brenda Focas
Se burlan de los “esclavos del tiempo” y de la burocracia. No tienen horarios ni espacio fijo, y detestan todo lo que implica la formalidad del trabajo. Los nómades digitales son profesionales jóvenes que valoran su independencia y buscan un equilibrio entre el desarrollo de su carrera y disfrutar de la vida. Es un fenómeno que creció al amparo de las nuevas tecnologías y se transformó en una tendencia en crecimiento en Europa, Estados Unidos y, en menor medida, también en Argentina, donde cada vez se opta más por esta modalidad laboral. La clave para ellos es estar cerca de la tecnología: llevan los negocios dentro de sus laptops, y se conectan desde su hogar, un bar, la playa o una oficina, en cualquier parte del mundo.
Diego Lev y Sofía Rocatti son diseñadores gráficos, apenas rozan los treinta y, tras lidiar unos años trabajando en agencias y pelearse con jefes y horarios, decidieron que lo mejor era formar su propia empresa. Pero su autonomía se vio satisfecha totalmente cuando vendieron el departamento y compraron un motorhome con el que recorren toda Latinoamérica sin descuidar a sus clientes.“Empezás a ver que podés producir más, y con la comodidad de estar tomando mate en tu casa, o salir a caminar un martes si el día está lindo o quedarte un domingo lluvioso trabajando”, cuenta Diego, que además tuvo que aprender de mecánica para solucionar desperfectos en su vehículo. Sofía, más tímida, agrega: “En nuestra generación hay una critica muy fuerte al trabajo formal, la mayoría no tolera vivir atado a mandatos”.
Las transformaciones culturales que se experimentaron como consecuencia de la globalización hi tech plantearon un fuerte cuestionamiento al estilo de trabajo de la sociedad fordista. El extremo de la flexibilización son los nómades digitales que pueden trabajar más horas pero a su manera: se ponen objetivos, valoran el contacto con otras personas y además, gustan disponer de tiempo libre para sumar nuevas experiencias.
“La existencia y renovación permanente de las nuevas tecnologías de la comunicación e información es determinante del surgimiento de un nuevo tipo de trabajador. Genera otra dinámica laboral, otro tipo de organizaciones, donde la participación intelectual es más intensa”, analiza Ana Wortman, investigadora del Instituto Gino Germani y profesora de Teoría Sociológica Contemporánea en la UBA.
Diego Salamote, Santiago López y Martín Weisz decidieron combinar su pasión por viajar con su profesión periodística. “Nuestro trabajo es soñado, recorremos el mundo en búsqueda de historias, lugares y personajes con una ‘oficina portátil’ compuesta de un par de laptops, cámaras de fotos y videograbadoras”, describen los jóvenes que actualmente recorren Asia y crearon el sitio proyectokiwi.com.ar, donde cuelgan sus artículos.
Oficina virtual. Pero estos trabajadores ambulantes a veces extrañan la relación con compañeros que se entabla en una oficina y la interacción social que se pierde en la soledad de la casa o de un bar. Por eso, existen espacios como Areatres, en Palermo Soho, preparados para este tipo de trabajadores. Allí se juntan nómades digitales de todo el mundo, como Sara Hohenshelt, una ingeniera civil que este año sintió “que había llegado al punto donde podía trabajar desde cualquier parte del mundo”. “No creo en el tipo de trabajo semanal de ocho horas, con tres semanas de vacaciones al año. La mejor ventaja que tengo hoy es la flexibilidad, además de poder conocer una ciudad y aprender español”, cuenta la estadounidense que formó su propia empresa y trabaja on line con socios en San Francisco. “Los lugares se modifican según este nuevo comportamiento, así no sólo emergen oficinas adaptadas a este nomadismo digital, sino que sus lugares de hábitat personal también tienen esa característica”, explica Wortman. De esta manera, los profesionales de la globalización desafían las formalidades y proponen nuevas maneras de adaptarse al neocapitalismo con sus propias reglas
de juego.

Más libertad, menos derechos laborales
Uno de los aspectos negativos que manifiestan los “nómades digitales” es no tener un sueldo fijo todos los meses y muchas veces no contar con amparo social como trabajadores.
Para el abogado laboralista Jaime Lipovetzky se trata de un trabajador individual, aislado, que no tiene un domicilio fijo y por lo tanto no existe un contrato laboral que respetar ya que se trataría de “una locación civil de servicios”. La socióloga Ana Wortman explica: “Por un lado, el trabajador se reconoce y valora la individualidad y la marca personal, cuestión que estaba opacada en la época de la producción fordista. Pero existen consecuencias negativas en términos de derechos de los trabajadores y de la idea de defensa y conciencia colectiva de una identidad laboral que afecte a muchos. No contribuye a la sindicalización”. Una tendencia que pronto requerirá de una legislación.

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