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miércoles, 20 de mayo de 2009

Lo que puede la publicidad


Premiado por su honestidad
Devolvió $130.000 y recibió el mismo monto en regalos
Dos jóvenes crearon una página para solidarizarse con el taxista que devolvió el maletín olvidado en su auto. La respuesta de 55.000 personas.

Miles de personas cubrieron de regalos a un chofer de taxi que tuvo la honestidad de devolver una importante suma de dinero olvidada por un pasajero en La Plata, un gesto convertido en noticia en un país donde la corrupción sigue siendo una plaga nacional. Unas 55.000 personas visitaron la página Devolvámosle la guita al taxista creada especialmente para la ocasión.

El pasado fin de semana se logró el objetivo: ofrecerle a Santiago Gori, de 49 años, el equivalente exacto del monto devuelto, más de 130.000 pesos (unos 35.000 dólares), en distintos regalos. "Sabíamos que la idea podía seducir porque le permitía a la gente expresar lo que sentía", indicó Nicolas Diaco, de 24 años, publicista y creador de esta idea junto a su colega Ezequiel De Luca, de 22 años. "¡Pero nunca imaginamos algo tan masivo!".

Un mes después del funeral del ex presidente Raúl Alfonsín, padre de la democracia argentina moderna, que convocó a 100.000 personas a las calles, los argentinos saludaron nuevamente en masa a un hombre honesto. "¡Deben ser los mismos!", ironiza Ezequiel, director artístico de Publicis Graffiti.

¿Se trata de un nuevo mensaje dirigido a la clase política, a un mes de unas elecciones legislativas cruciales? Argentina ocupa el lugar 109 en la lista 2008 de la ONG Transparencia Internacional, mientras que sus vecinos Chile y Uruguay están en el lugar 23, entre los países menos corruptos. El sitio parece haber traducido así las frustraciones y esperanzas de un país.

"Mientras haya más como nosotros, este país va a salir adelante", escribió una pareja ofreciendo a Santiago Gori una pantalla de computadora. "Si nuestros políticos tuviesen un 10% de tu honestidad, ¡qué país tendríamos!", indica otro, proponiendo almorzar juntos.

Quienes entraron en la página ofrecieron neumáticos nuevos para su taxi, un traje, una botella de vino. Extranjeros lo invitan a pasar algunos días en Sao Paulo, Miami o Nueva York... En La Plata, Santiago Gori trabaja hasta las nueve de la noche como si nada hubiera pasado. "Me sorprendió y mucho. Los chicos se largaron así. Yo ni los conocía", contó.

Todavía se acuerda como si fuera ayer ese día de abril en el que todo se sacudió. Un pasajero que acababa de dejar había olvidado un maletín detrás. Lo abrió y vio los fajos de billetes... Tenía que devolver ese dinero. Admite que se acordó del préstamo que había pedido para comprar su auto. Pero no dudó mucho y encontró al propietario, poco después, en la comisaría. "Sos un santo", le dijo el hombre. Y le entregó, dos días después, 12.000 pesos (3.200 dólares) como recompensa.

Mientras tanto, De Luca y Diaco habían lanzado su iniciativa. En un país donde, según la letra del célebre tango "Cambalache", de Enrique Santos Discépolo, "el que no llora no mama, y el que no afana es un gil", el gesto de Santiago Gori conmovió.

Más aún tratándose de un taxista. Los argentinos fueron durante años víctimas de taxistas falsos, que resultaban ser ladrones. Un fenómeno que permitió el éxito de las compañías de "radio-taxis", consideradas las únicas confiables porque se llaman previamente usando un código de identificación.

El domingo, Santiago Gori ofreció en su casa a los jóvenes publicitarios un asado. "Me trajeron una carpeta con los teléfonos de los donadores. Tengo que contactarlos uno a uno", indicó. Pronto llamará a todas las personas que le hicieron tantos regalos.

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