la publicidad estatal que discrimina
Por Constantino Rojas Burgos - 25/01/2014
La distribución de la publicidad estatal había tenido color político e ideológico. Si el medio de comunicación es del Estado, no hay mayor dificultad para que se le asigne una buena tajada de la torta publicitaria, aun si no ocupa un buen sitial en el rating; ocurre lo mismo si el medio es privado y se inscribe en apoyar el proceso de cambio.
El problema está para los medios que son críticos y contestatarios con las acciones que desarrolla el Gobierno, que se siente atacado, porque dice que “no siempre dicen la verdad”. El Gobierno los clasifica, además, como medios de la “oposición” y por tanto, la publicidad estatal está ausente o restringida, siendo que también esos medios cumplen la función social de informar y democratizar la comunicación.
Hasta el ciudadano común puede advertir que se trata de discriminación y es tan evidente que incluso la Ministra de Comunicación ha señalado esa actitud, en declaraciones a los mismos medios para justificar la decisión que asumen en su Ministerio.
¿Cuál es el rol de los medios estatales: Tv Bolivia, Canal 7, Radio Illimani, la Red de Radios Patria Nueva, Periódico Cambio, Agencia Boliviana de Información? Un rol propagandístico, parcializado con los intereses gubernamentales donde los periodistas siguen una línea editorial diseñada por el Ministerio de Comunicación y el propio Gobierno.
¿Se puede hablar de imparcialidad en los medios de comunicación? Está cierto que no. En la publicidad no se puede pedir “imparcialidad”, puesto que se trata de vender un producto o un servicio. El mensaje que se difunde hacia el público hace referencia a unos atributos y cualidades y que no siempre coinciden con lo que se ofrece una vez comprado y usado el mismo.
Lo que en la práctica hace el Gobierno a través del Ministerio de Comunicación, es usar lapropaganda política al mostrar casi siempre una imagen favorable de lo que se hace “en el país de las maravillas” en la que vivimos, gracias “al proceso de cambio”. La Ministra de Comunicación informó que, en la gestión 2013, su Ministerio gastó 73 millones de bolivianos en publicidad y un promedio de 48 millones en transmisiones en vivo de la entrega de obras.
Esa preferencia a los medios que apoyan el “proceso de cambio” y desdeñar a otros medios no es nada más que una actitud antidemocrática, de favorecer a unos y perjudicar a otros y ponerles una “zancadilla” para que redireccionen su línea editorial, cambien de postura y se adscriban al proceso gubernamental, o que finalmente renuncien y acepten el castigo de quedarse sin la publicidad estatal. Está claro que los medios de comunicación, independientemente de la propiedad, se financian a través de la publicidad y la propaganda de la que hacen uso las empresas, las instituciones públicas y privadas y, entre ellas, el Gobierno.
Ya ocurrió algo parecido con el periódico católico Presencia, de la Conferencia Episcopal Boliviana, que tuvo que cerrar sus ediciones por dificultades financieras, porque el presidente Hugo Banzer Suarez, en una especie de castigo por la actitud crítica hacia su gobierno, retiró toda la publicidad estatal, ocasionando una crisis económica y el cierre definitivo del periódico.
Sería oportuno que la Ministra de Comunicación, que fue parte del personal del periódico Presencia en aquel tiempo, se ponga en el “zapato” de los medios de comunicación, que son discriminados por una actitud política, disponiendo de los recursos financieros que son, en definitiva, de todos los bolivianos y que en democracia se debería aprender a ser respetuosos y tolerantes con la opinión y la línea editorial que asumen los medios. ¿Ocurrirá lo mismo con la propaganda electoral para las elecciones presidenciales?
El autor es periodista y docente universitario
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