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jueves, 13 de agosto de 2009

una medida que desfiende a la gente

· CONTAMINACION VISUAL
· Acuerdan sacar marquesinas y colocar otras más chicas
· Tras duras negociaciones, hoy aprobarían la nueva ley
· Por:
Daniel Gutman
· El Gobierno de Mauricio Macri llegó a un acuerdo con la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que agrupa a comerciantes, para permitir que haya marquesinas en la Ciudad. La nueva ley podría ser votada hoy por la Legislatura, según confirmó a Clarín su vicepresidente primero, Diego Santilli. Así se resolvería una dura disputa que llevó más de un año, desde que en marzo de 2008 el Poder Ejecutivo, con la premisa que había que terminar con el descontrol de la polución visual en la Ciudad, propuso directamente prohibir las marquesinas. Esa propuesta no fue aceptada ni siquiera por los propios legisladores macristas, que sacaron una ley mucho más permisiva, que fue vetada a fines del año pasado por Macri. Finalmente, después de fuertes presiones empresarias y muchas idas y vueltas que incluyeron hasta denuncias de coimas, ayer se abrochó un acuerdo.El texto que podría aprobarse hoy obligaría a achicar o, en algunos casos, a eliminar las marquesinas que hoy existen en Buenos Aires. Según CAME esto involucra a más de 40.000 comercios. De todas maneras será un proceso lento y gradual, ya que el ministerio de Espacio Público respetaría a aquellos comercios que tienen permisos vigentes hasta el vencimiento de éstos, que puede operar en varios años, según dijo a este diario el ministro Juan Pablo Piccardo.Si el texto se vota hoy, quedarían directamente prohibidas las marquesinas en muchas de las principales calles y avenidas comerciales del Centro: Florida, Callao desde Rivadavia hasta Santa Fe y Santa Fe desde Callao hasta Cerrito."La idea es despejar esas áreas, en donde hoy las marquesinas tapan construcciones de gran valor patrimonial, para que puedan lucirse", dijo a este diario Piccardo.En cuanto a todo el resto de la Ciudad, se permiten las marquesinas, excepto en las áreas catalogadas como residenciales.En las zonas catalogadas como comerciales e industriales, se diferencian dos áreas, según un mapa que a grandes rasgos está dividido por las avenidas Cabildo y Córdoba (ver infografía).Al sur de esa línea se permiten marquesinas de hasta 2 metros de alto y un metro de saliente desde la línea de edificación, con un 50% de su superficie destinada a la publicidad. Al norte de esa línea se autorizan marquesinas de hasta un metro de alto y un metro de saliente, con la totalidad de su superficie destinada a publicidad."Es cierto que nuestro proyecto original prohibía las marquesinas y que esta versión final las permite. Pero estamos satisfechos porque éste es el resultado de un diálogo. Así serán satisfechas las necesidades de los comerciantes y se garantizarán las fuentes de trabajo del sector de la publicidad exterior y al mismo tiempo avanzaremos en nuestro objetivo de disminuir la polución visual. Se podrán achicar y quitar marquesinas, que hoy deslucen el espacio público. Se va a generar una transformación importante", dijo Piccardo.La semana pasada, la Legislatura había aceptado el veto parcial de Macri a la ley sancionada el año pasado y simultáneamente había vuelto a poner en vigencia la vieja ordenanza 41.115 sobre marquesinas. Esa norma es mucho más permisiva que la que se aprobaría hoy, ya que permite marquesinas de entre 3 y 9 metros de altura, de acuerdo con la zona de edificación.El texto que se votaría hoy también regula la cuestión de los toldos publicitarios: se establece que no podrán tener una altura menor a 2,5 metros desde el piso.
· Que ganen todos
· Guillermo Kellmer
· Del sacar todo que idealizaba el Gobierno porteño al no tocar nada al que se aferraban las cámaras de comerciantes, la ley que se votará hoy es un punto intermedio al que se llegó tras una larga negociación. En el camino quedó una norma muy restrictiva que Macri mandó a la Legislatura y una más permisiva aprobada por los diputados, finalmente vetada por el Ejecutivo. Dos cosas quedaron claras: el desorden actual de alguna manera había que desarticularlo y tampoco se podía ir a fondo contra uno de los motores de la economía porteña que es la actividad comercial. Con límites y regulaciones concretas ambas pueden cumplirse. Y por ahí ganan todos.

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