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martes, 18 de agosto de 2009

tendencias del mundo moderno

COUCHSURFING", UNA TENDENCIA QUE CRECE EN EL MUNDO
Dormir en el sillón, la nueva forma de hacer turismo "gasolero"
Ya más de 14.000 argentinos forman parte de una red global de viajeros que aloja gratis a otros.
En la sala del departamento de Mariano Blanco en Almagro duermen dos norteamericanos y un australiano. En las últimas semanas, han pasado por allí un francés, dos alemanes y una polaca. Ninguno de ellos conocía a Mariano antes de llegar a Buenos Aires, y todos se fueron siendo amigos suyos. Ninguno pagó un peso. Al igual que Mariano son "couchsurfers", miembros de una comunidad virtual de viajeros que acogen a otros viajeros, abriéndoles las puertas de sus casas sin cobrarles. Van haciendo "surf de sofá en sofá", según traduce literalmente el nombre. La idea detrás del sistema es que, al ayudarse mutuamente, se crea una red interminable de contactos alrededor del mundo."Somos gente que se ayuda solo por el hecho de ayudar", dice Mariano, un profesor de inglés de 26 años. Muchas veces, explica Mariano, no buscan sino una cara amable en una ciudad desconocida para tomarse un café o una cerveza.La comunidad, que nació hace cinco años en Estados Unidos, cuenta ya con 1.300.000 miembros en 60.000 ciudades. En la Argentina hay 14.322, la mayoría concentrados en el área metropolitana, aunque también los hay en rincones como Villaguay o Sierra de la Ventana. Buenos Aires ocupa el puesto N° 13 entre las ciudades que reciben más visitas.No hay ningún requisito para ser "couchsurfer", pero parecería que son condiciones necesarias tener una mente abierta y hablar inglés, lengua franca de la mayoría de mochileros. El sistema es sencillo: cada miembro tiene una página de perfil, donde aparece desde su gusto musical hasta su historial de viajes. El viajero envía un mensaje a su potencial anfitrión, usualmente una semana antes de llegar, y el dueño del sofá decide si lo recibe. En la medida en que el mensaje sea personalizado y el perfil llame la atención del anfitrión, las probabilidades de ser invitado crecen. "Si es un mensaje genérico no me molesto en responder", aclara Mariano.A medida que una persona viaja, sus visitas quedan registradas. Sus anfitriones y sus huéspedes hacen votos de confianza, que otros "couchsurfers" verán. No es a prueba de errores, pero el sistema de referencias permite minimizar los riesgos de un viajero abusivo. ¿En qué radica el éxito del "couchsurfing"? La posibilidad de hospedarse sin pagar lo hace atractivo, pero sus miembros sostienen que el encanto va más allá de ser una buena opción de turismo "gasolero". "Es un intercambio cultural", explica Mariano, quien ya lo usó en siete países europeos, en Colombia y en Rosario. "Conoces una ciudad a través de los ojos de otra persona, y también tu ciudad a través de los ojos de ellos".Aunque no pagan, son comunes pequeños gestos de gratitud con quienes los alojan, como invitarles a comer o dejarles algún regalo. "La gente no está acostumbrada a dar sin recibir nada a cambio", señala María Eugenia Arabehety, de 26 años. Todos los couchsurfers son viajeros y conocen la sensación de necesitar cariño y apoyo, explica. "Te abre a nuevas experiencias y en un punto, a vos mismo". De un par de días de hospedaje nacen amistades de toda la vida. En su caso, nació un vínculo más fuerte aún: María Eugenia conoció a su esposo haciendo "couchsurfing" en Polonia hace tres años. "De repente te das cuenta de que tenés amigos en todo el mundo -concluye María Eugenia-. Es una forma de viajar sin viajar". Andres Bermudez Lievano

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