Adherentes de la pagina

lunes, 27 de julio de 2009

Tendencias

El periodismo que viene: las noticias no serán gratis en la web

Por Roberto Guareschi
En un año, la mayoría de los medios periodísticos va a estar cobrando sus contenidos on-line. Primero lo dijo Rupert Murdoch, zar de los medios, dueño del Wall Street Journal; luego, el director de otro diario económico, el Financial Times. Ayer mismo fue Barry Diller, legendario empresario de TV. Es una campaña.
Motivo: a todos los diarios les va mal (el venerable New York Times, asfixiado por deudas, está preguntando a sus lectores on-line si pagarían 5 dólares por mes). Y mientras ellos padecen, Google hace plata llevando a la gente hasta sus contenidos gratuitos.
El WSJ es uno de los pocos diarios que pueden cobrar. Pero Murdoch tiene el Times de Londres y otros que son –como Clarín y La Nación, como PERFIL, como Le Figaro e incluso Le Monde– diarios generalistas, destinados a una mayoría y no a nichos de lectores que quieren contenidos muy específicos y pueden pagarlos.
Esos diarios generalistas están en su hora más difícil. Salvo PERFIL, se trata de diarios con muchos años en sus espaldas, hace mucho que vienen perdiendo compradores y avisos. La crisis económica mundial acelera su sangría.
¿Por qué tanta desgracia junta? Muy posiblemente por codicia y miopía, y en algunos casos por falta de interés en el periodismo. Hace pocas décadas los diarios estaban a la cabeza de las industrias más rentables del mundo. Pocos, poquísimos, entendieron que se les venía la era glacial. No supieron cambiar cuando estaban fuertes; ahora, debilitados, es mucho más difícil.
No vieron que las nuevas tecnologías cambiaban la cultura. Los lectores migran a Internet, donde quiebran la estructura que los condena a recibir contenidos destinados a la mayoría, a un lector tipo que no los expresa. Se los fuerza a pagar por un menú que no está hecho a su gusto cuando ellos quieren configurar su dieta periodística. Pero hay más: no es sólo una cuestión de nichos: les encanta ser cocineros de sus propios platos con sus blogs, sus comentarios, su mezcla y reelaboración de contenidos ajenos. Esos lectores no desaparecieron: se fueron al cable, a las revistas especializadas, se dispersaron. Tampoco desapareció la publicidad: se dispersó con ellos.
Los viejos diarios no supieron leer el mercado: “En la escasez (cuando el diario de papel era rey), el vendedor de información controla la transacción, pero en la abundancia quien controla es el comprador”, dice Vin Crosbie (
ver su blog). Vin exagera pero apunta bien: en la abundancia, el usuario cobra mucho más poder. Hoy hay superabundancia de información pero en la mayoría de los diarios on line a los usuarios apenas les abren espacios suburbanos.
Este es el contexto en que Murdoch y sus colegas quieren volver a la escasez; expresan una posición generalizada entre los propietarios de diarios de todo el mundo. Los acompañan productores de contenidos no periodísticos, como Diller.
Ya hay tecnología para que los diarios cobren: por ejemplo Kindle, computadora sencilla, pura pantalla, que permite leer diarios (libros también) descargados de Internet. Cuesta 300 dólares y algunos proponen subvencionarla para cobrar los contenidos: micropagos muy sencillos de realizar.
Creo que pocos cobradores entre los grandes diarios generalistas tendrán éxito: están en crisis precisamente por ser generalistas. No les va a ir mejor cobrando en Internet porque no son en Internet muy diferentes de lo que son en papel. No llegaron a esta crisis por falta de plata. Están genéticamente constituidos para dirigirse al lector tipo, lector pasivo; no al lector-individuo-activo. Pertenecen a otro momento histórico.
Sólo se salvarán si son capaces de mutar, no porque cobren sus contenidos; y muta el que puede, no el que quiere. Esa mutación implica un nuevo periodismo hecho junto con los lectores. Pero se me acaba el espacio. Ese periodismo y cómo se puede sostener económicamente serán temas de futuras columnas.
*Columnista de Perfil y profesor plenario de la Universidad de San Andrés.
Robertoguareschi.com

No hay comentarios: