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domingo, 14 de junio de 2009

miedo o que


por miedo, la mayoría de los padres prefiere no hablar de sexo con sus hijos
Ese tema que los adultos quieren evitar
Según un estudio del Centro Latinoamericano Salud y Mujer, el 70 por ciento piensa que puede dañarlos o que el diálogo puede ser confundido como un permiso para ejercer la sexualidad genital. Muchos se sienten incapaces de comunicarse correctamente.

El 70% de los padres no habla con sus hijos sobre sexo porque piensa que puede dañarlos o que el diálogo puede ser confundido como un permiso para ejercer la sexualidad genital. La conclusión corresponde a un relevamiento cualitativo realizado por el Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam), entre padres de adolescentes de ambos sexos.“En un tercio de las familias entrevistadas el tema de la sexualidad queda excluido de los diálogos familiares. Estos padres deciden no hablar y evitan todos los temas que tengan que ver con la sexualidad”, precisa la licenciada Andrea Gómez, psicóloga a cargo de la encuesta.La investigación realizada evidencia que los adultos tienen un genuino interés por la sexualidad de sus hijos, pero a la hora de abordar el tema, muchas veces priman ciertos factores: el temor a que informar a los hijos pueda dañarlos, la fantasía de que el diálogo puede propiciar la actividad sexual, el sentimiento de no ser capaces de hacerlo correctamente por falta de conocimientos o la esperanza de que aparezca un interlocutor más idóneo, ya sea en la escuela o en los medios de comunicación.“En este silencio convive la ambivalencia de sentir a sus hijos muy chicos para hablarles, o por el contrario ya muy maduros y conocedores de estos temas”, agrega la profesional.“Yo espero que Martín me pregunte, pero como no lo hace, supongo que no está demasiado interesado en el tema”, relata Daniel, abogado y papá de un adolescente de 14 años. “Supongo que todavía es virgen, pero no estoy seguro, muchas veces lo sorprendí hablando con los amigos sobre minas y una vez estaban viendo una porno, aunque no creo que hayan mantenido relaciones sexuales”, añade.De acuerdo con el relevamiento –difundido esta semana– otro tercio de los encuestados sostiene que habla con sus hijos pero, en realidad, imparte mensajes dogmáticos y prohibiciones sin permitir el diálogo ni el intercambio de opiniones.“Un monólogo controlador o un silencio absoluto son estilos no recomendables para cuidar a los hijos. Ellos perciben esta postura, se alejan, se cierran y buscan la información por otros medios. El silencio no impedirá que se inicien sexualmente y tampoco los ayudará a prevenirse de situaciones de abuso”, agrega Gómez. Esto se corrobora y amplía con otro estudio realizado por Celsam sobre educación sexual, en el cual el 71% de los adolescentes encuestados manifestaron que, a pesar de saber que a sus padres no les gustaría que se iniciaran sexualmente, lo harían igual sin consultarles ni avisarles. “Mi vieja es reortiba, ni loca le contaría si tengo relaciones, ¿para qué? Después me va a prohibir salir pensando que me la paso fifando”, confiesa Martina, que con 15 años cursa el tercer año de un bachillerato con orientación humanística en Avellaneda.“No te voy a contar si tuve o no, simplemente no es una información que le contaría a nadie de mi familia, prefiero hablarlo con mis amigas”, asegura la adolescente.Según el estudio, el diálogo sobre sexualidad en las familias es muy escaso y limitado. Sólo un tercio de los encuestados manifestó hablar abierta y asiduamente con sus hijos sobre sexualidad, por considerar que éste es un tema importante que debe incluir el respeto y el valor por la intimidad y la privacidad de todas las personas. Estas familias acompañan a sus hijos en el desarrollo y madurez ayudándolos a construir una actitud responsable ante la sexualidad y la vida misma. En los dos tercios restantes lo poco que se habla queda limitado a “cuidate”, un concepto muy amplio que no explica que puede significar: cuidarse del varón, cuidarse con un método anticonceptivo, cuidarse de las compañías, cuidarse de los peligros de la calle, cuidarse como una advertencia de lo que no se debe hacer, etcétera. “El tema del placer, el disfrute y la sexualidad como parte valiosa de la experiencia humana que debe cuidarse, respetarse y desarrollarse con libertad continúa ausente de las conversaciones familiares”, finaliza Gómez.Sobre preservativos y pastillasEl preservativo es valorado como el mejor método anticonceptivo, pero aún así los padres no recomiendan explícitamente su utilización por temor a incitar a las relaciones sexuales. “A este método se le asocia la fantasía tranquilizadora de que los adolescentes tienen sexo esporádicamente, y esto no es así. Los adolescentes tienen relaciones sexuales con mayor frecuencia de lo que los padres suponen”, asegura Alicia Figueroa, tocoginecóloga del Celsam.Las pastillas están teñidas de mitos y falsas creencias.“Existe un amplio desconocimiento de la alta eficacia de este método y de su seguridad durante la adolescencia”, agrega Figueroa. “Los padres desconocen que la Organización Mundial de la Salud propone como método ideal para la adolescencia el uso simultáneo de pastillas anticonceptivas y preservativos”, finaliza la especialista.

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