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sábado, 7 de febrero de 2009


una adolescente de 16 años resultó víctima de cuatro jóvenes. No hay detenidos
Fue a una cita por chat y la violaron
Se encontró con su contacto y aparecieron otros tres. Su madre hizo la denuncia. Tenía heridas vaginales y anales. Cómo evitar los peligros que esconde la web.
El lunes 2 de febrero, a la tarde, una adolescente de 16 años fue a un locutorio cerca de su casa. Se escribió en el chat con un chico que le gustó y quedaron en encontrarse para conocerse. A las ocho de la noche salió de su casa en Villa San Antonio (Salta) y cruzó hasta el otro lado de la ciudad, en el barrio 20 de Febrero, cercano al centro de la capital norteña. Pero la cita resultó una emboscada. El nombre de su contacto virtual –Leandro– no era el nombre real del joven con el que se encontró y su imagen no tenía nada que ver con la foto que ella había visto por la computadora. Además, la esperaban otros tres hombres que la obligaron a ir hasta un departamento, la forzaron sexualmente y fotografiaron la violación.Su mamá hizo la denuncia policial al día siguiente y las pericias constataron signos de violación vaginal y anal y hematomas en sus antebrazos. La violación es investigada por el juez de Instrucción Esteban Dubois, quien ordenó pericias y allanamientos para determinar quién es Leandro o si alguien se hizo pasar por él y ocupó su lugar en el chat para concertar la cita. Todavía no hay detenidos ni están identificados los agresores. El avance en la investigación va a depender de las pruebas encontradas y, también, de si la victima es respaldada o acorralada. “Hasta barajamos la posibilidad de que no haya sido así como ella comenta. Dijo que la violación fue en un pasillo de un edificio, pero suelen ser muy transitados a la noche y tal vez la chica dijo todo esto para justificar que había llegado tarde a su casa. Pudo haber mantenido relaciones o haber sido violada por una sola persona”, dijo a Crítica de la Argentina una fuente de la investigación.Supuestamente, se investiga un correo electrónico y un celular de los agresores. Pero las sospechas puestas sobre la víctima –que es mal vista porque chateaba igual que antes se juzgaba a una mujer violada si usaba minifalda– no arrojan certezas sobre si la causa avanzará o si el próximo paso –una nueva declaración de la adolescente– va a funcionar como un careo que le quite seguridad para dar más precisiones sobre sus abusadores. “Todos los chicos y chicas ponen sus fotos, sus nombres y chatean”, dice la madre de la adolescente que pide que su nombre y el de su hija no salgan publicados, mientras su esposo le pide que corte el teléfono. “No queremos ser señalados con el dedo por lo que le pasó a mi hija, siento mucha vergüenza”, cuenta con crudeza, como si la vergüenza tuviera que perseguir al cuerpo de la adolescente y no al de los violadores. “Ella casi nunca sale, siempre lo hace con sus hermanos, siempre controlo a qué hora va y viene de la escuela”, enumera la madre sintiendo que tiene que rendir cuentas. “Hice la denuncia para investigar quiénes han sido, la revisaron un ginecólogo y una psicóloga”, cuenta. –¿Y ella como está? –Ahí anda –explica. Y se lamenta: “De algo así siempre se queda mal”.OPINIÓNHay más chicas engañadasMaría Elena Leuzzi (Presidenta de AVIVI)En 2008 hubo alrededor de diez chicas violadas después de ser engañadas por chat que llegaron a la Asociación de Víctimas de Violación (AVIVI). Por el chat un hombre que se hacía pasar por abogado las invitaba a tomar algo para conocerse y cuando llegaban a la cita las forzaba a ir a un hotel. Después, las violaba y las torturaba. A pesar de que las víctimas ofrecieron pruebas, los investigadores les hacían sentir: “Vos chateaste, accediste; ahora jodete”. Pero no se entró al correo electrónico de ellas ni se hizo nada. No queremos crear pánico, pero sí que las jovencitas estén atentas y no se dejen engañar.No hay que culparlasAlicia Cortejarena (Psicóloga integrante del equipo de violencia sexual del Hospital Muñiz)No hay que culpabilizar a la mujer que intenta conocer a otra persona e ir a tomar un café con un vecino, un compañero de trabajo o alguien que conoció en el chat. ¿Ninguna chica puede chatear o conocer a alguien? ¿Por qué las mujeres tienen que limitarse con las nuevas tecnologías y las nuevas formas de relacionarse sólo por ser mujeres? La mayoría de las violaciones que atendemos en el Muñiz se producen de día y en plena calle. Pero, ante casos como éste, enseguida se empieza a juzgar a la mujer porque si ella es culpable de algo, entonces se supone que “a mí no me va a pasar” y a ella le pasó porque hizo algo malo como chatear con un desconocido.Consejos para los padresAriel Melamud (Coordinador de la Sociedad Argentina de Pediatría)Los adolescentes no tienen que chatear con gente que no conocen.–Los padres tienen que saber quiénes están del otro lado del chat. Muchas veces los chicos chatean con amigos de amigos de amigos y eso no tiene que suceder. –Los adolescentes interpretan que tener más contactos es ser más aceptados por sus grupos de pertenencias y, por eso, compiten por ver quiénes tienen más contactos en el Messenger o el Facebook. Esa competencia es riesgosa porque pueden incluir a gente desconocida para sumar contactos. Hay que supervisarlo. –Muchas veces, la excusa de los chicos es que “Nicolas64 me dice que quiere chatear conmigo” y ellos no saben si Nicolas64 es su amigo del colegio. La premisa es que no lo acepten y, si después verifican que es su compañero, recién ahí le permitan ingresar a su lista de contactos virtuales.–El 50% de los padres no conoce el nick de sus hijos ni el de sus amistades. Los padres suelen conocer a los amigos de sus hijos. El mundo virtual no funciona como el mundo real y eso está mal. Los padres tienen que saber con quién está chateando su hijo. –Se pueden usar sistemas que filtren el chat o determinadas páginas que los padres inhabiliten. Hay que tener en cuenta que hoy los chicos también chatean por Facebook.–Hay un programa de navegación segura de Microsoft donde el padre puede habilitar los contactos del Messenger de su hijo y así no aceptar a gente que no conoce. –Los padres tienen que conocer todos los contactos de los hijos. Si no conocen al mensajero, es mejor borrarlo. Si es amigo, va a volver a contactarse.–Es más riesgoso que los chicos se conecten en un locutorio. Es muy usual que queden las sesiones abiertas y los adolescentes se enganchen a chatear con un desconocido.–Lo más importante es tener diálogo con los hijos. Cuando hay comunicación, los riesgos disminuyen.

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