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lunes, 23 de febrero de 2009

Crece el consumo de películas piratas
En la Argentina, el 68 por ciento de las reproducciones son "truchas"; la industria, las salas de cine y los videoclubes sufren serias consecuencias
Entre las calles Corrientes y Bouchard, a metros de la entrada del subte de la línea B, un vendedor de películas "truchas" ofrece los últimos estrenos en cartel a todo el que transita. El comerciante, que no quiere dar su nombre, confiesa que vende un promedio de 20 copias piratas por día, a 10 pesos cada una. Sabe que su negocio es ilegal, pero parece no importarle.
La misma escena se ve en muchas otras esquinas de la ciudad, donde los vendedores de películas piratas despliegan un amplio catálogo sobre la vereda. Menos públicamente, Internet es otra fuente de ilegalidad: las descargas tampoco cesan.
En la Argentina, el 68 por ciento de las películas que se ven son ilegales, cifra altísima comparada con la de Estados Unidos (30 por ciento), según un estudio de la Motion Pictures Asociation (MPA), organismo que representa a los principales estudios cinematográficos norteamericanos.La MPA precisó que el 58 por ciento de los consumidores de piratería son de niveles ABC1 y que se trata de una tendencia que va en aumento.
Por esto, Blockbuster, gigante del alquiler y la venta de películas, tuvo que ampliar su mercado para subsistir. A las golosinas y gaseosas que tradicionalmente comercializaba en sus locales les agregó oferta de comida rápida, pizzas congeladas, helados y vino. También ofrece productos electrónicos, como celulares, y merchandising oficial de las compañías cinematográficas. En la Argentina, la empresa tiene 72 locales en la Capital y el Gran Buenos Aires, y más de 11 en el resto del país. En 2008, diez de ellos ya habían sido modificados para ampliar el mercado de ventas. Aun así, la crisis está llevando al cierre de sucursales.
Los cines también están afectados por el avance de la piratería. Según un balance realizado por el sitio Otros Cines, elaborado con informes de empresas privadas, en la primera mitad de 2008 las ventas de entradas habían caído 8 por ciento en comparación con el mismo período de 2007. Además, ninguna producción nacional pasó la barrera del medio millón de espectadores.
Las entradas de cine están a un precio de 20 pesos cada una y para una familia promedio de cuatro personas puede resultar una salida de lujo. Este es el argumento de Nora, de 45 años, que ama el cine al igual que su marido y sus dos hijos, pero prefieren mirar películas en casa. "Ir al cine es una salida que termina costando mucho. Entre las entradas y alguna bebida que alguien quiera tomar, terminamos gastando 120 pesos. Y nosotros vemos mucho más que una película por mes", dice.
Alquileres
Los alquileres de DVD son mucho más accesibles. Los precios se ubican en un promedio de 7 pesos. Pero aun así hay muchos que prefieren comprar las "truchas" en la calle, entre otras cosas porque les permite quedarse con las copias casi por el mismo precio que alquilarlas. Lo paradójico es que en algunos videoclubes también pueden encontrarse películas "truchas".
Internet también golpea a la industria. La tendencia más novedosa se observa en sitios como www.watch-movies.net, en el que pueden verse películas online . La desventaja es que las reproducciones son de mala calidad y cada 50 m
inutos de película hay que esperar una media hora para ver otros 50. Tanto esa página como aquellas desde las que se pueden bajar películas atentan contra la ley 11.723, que protege la propiedad intelectual.
Muchas son las desventajas de consumir piratería. Una de ellas es la mala calidad de las copias ilegales que están en venta. Incluso, en algunos casos es notorio que no son películas descargadas ni copiadas, sino filmadas de la pantalla de cine con una cámara casera, y hasta pueden oírse los murmullos de la sala.
Según una encuesta realizada por Ipsos, el 70% de los consumidores de películas piratas puede diferenciar entre una copia y una original. O sea, la mayoría de quienes cometen el delito saben que lo es.
Santiago es un estudiante universitario de 26 años que vive en el barrio porteño de Villa Urquiza. No va al cine ni alquila, pero es amante de las películas. "No es cómodo ir al cine y, además, es más barato bajármelas de Internet", dice. Santiago es consciente de que está incurriendo en un delito: "En Estados Unidos iría preso, pero acá sé que no", dice.
Las estadísticas internacionales son preocupantes. Según un estudio de la MPA, el daño económico a la industria cinematográfica por la piratería es de miles de millones al año. El sector más afectado es el del entretenimiento hogareño. Estas pérdidas son causadas, en el 76 por ciento de los casos, por la falsificación de películas y las descargas ilegales de Internet.
Facundo es un estudiante de publicidad de 20 años que vive en Villa Devoto. Confiesa que compra copias piratas en la calle y muchas otras veces las descarga de Internet. "Ir al cine o alquilar una película es muy caro. Sé a quién se las tengo que comprar porque las graba bien", confiesa.
Muchos de los consumidores de piratería tienen un proveedor conocido, con el que no corren el riesgo de comprar una película mal grabada o de pésima calidad. Algunos vendedores tienen su propia página de Internet y ofrecen envíos a domicilio.
Gustavo Alvarez, representante de la Unión Argentina de Videoeditores (UAV), dijo que "el principal problema son las grandes organizaciones delictivas que realizan miles de copias en laboratorios y luego las distribuyen a pequeños vendedores".
Durante los últimos diez años, la MPA, la UAV y la Asociación Argentina de Distribuidores Cinematográficos (AADC) llevaron a cabo una campaña de lucha contra la piratería. Los organismos lograron reducir la presencia de vendedores ambulantes de material trucho en 7 de 9 áreas del Gran Buenos Aires, cerrar sitios de Internet que ofrecían descargas de manera ilegal y cancelar páginas donde se subastaban copias piratas. Además se realizaron más de 3500 allanamientos y se secuestraron 620.548 copias en sus distintos formatos.
Pero pese a estos avances, en la Argentina las pérdidas económicas causadas por la piratería de películas son de aproximadamente 685 millones de pesos. Esta cifra equivale a varios presupuestos que percibe anualmente el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) para el Fondo de Fomento Cinematográfico.

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