Encantar
La directora de planificación estratégica de Draftfcb México y columnista de adlatina.com reflexiona sobre los cambios que acarrean las nuevas tecnologías en las relaciones humanas, la influencia de los consumidores en las decisiones de los demás, su nuevo rol como generadores de contenidos y de la importancia de desarrollar empatía, respeto y confianza.
- Mariana Hernández: "Los verdaderos encantadores son tolerantes, incluyentes y diversos. Entienden y se enamoran de la riqueza que hay en los contrastes de valores, ideas y enfoques".
El florecimiento de las nuevas tecnologías nos ha hecho la vida más fácil, práctica y eficiente, sí. Pero es mucho más que eso. Está cambiando nuestra forma de ser. Está modificando las premisas de las relaciones humanas. No pensemos en nosotros, que pasamos de la Olivetti al iPad. Pensemos en los niños de diez años, que no han conocido otra cosa que una vida inmediata y el poder de su pulgar para controlar al mundo. Sin duda alguna, estos niños serán adultos muy distintos a nosotros en cuanto a su enfoque de vida.
Con Internet, cambió la ecuación entre productores y consumidores y se hizo más patente la fuerza de la generación de contenidos. Al principio, unos pocos producían información, mientras otros muchos la consumían. Luego, unos pocos seguían produciendo, pero otros tantos no solo la consumían sino que la comentaban. Después, la comentaban y la resignificaban, hasta que los contenidos han empezado a ser de todos.
Le tenemos más confianza a las recomendaciones de amigos, conocidos o compañeros de foros y redes sociales que a los medios o a los líderes de opinión. La matriz de influencia está cambiando y ya no es una vertical descendente desde el olimpo del poder.
Todos podemos generar influencia, que no es otra cosa que incidir en el curso de las opciones y decisiones de los demás. Antes era costoso, difícil, lento y solo los “grandes” lo lograban. Ahora todos podemos hacerlo, porque las plataformas para lograrlo están allí, a la mano. Claro, es un hecho que no todos lo consiguen porque sería un verdadero caos. Ya comentábamos en otros medios que la profesión del futuro no será la de publicar o crear contenidos, será la de los editores que logren darle forma y sentido a esta cantidad de información que tenderá a infinito.
Para aprender sobre influencia es importante identificar a los personajes que hoy en día están marcando ciertas pautas, y no sólo estoy pensando en Zuckerberg o Jobs, sino en bloggers, columnistas, innovadores y creadores que están moviéndose en sus entornos y proponiendo continuamente ideas que rebotan entre miles y crecen.
Guy Kawasaki, sin duda un activo en cualquier cuenta de Twitter que se precie de ser muy activa, recientemente publicó un libro que destila los principios básicos de la influencia, “Enchantment”: es un hecho que es prácticamente imposible que alguien que te cae mal o que no te inspira admiración o entusiasmo logre influirte.
Con este encantamiento se logra, como dice el autor, cambiar al mundo, no entenderlo. Implica establecer plataformas de influencia sólidas y relaciones laborales o de colaboración a largo-plazo. Desde el principio básico pero a veces olvidado, de que la base está en lo humano, este libro nos habla de lo importante que es desarrollar empatía, respeto y sobre todo, confianza. Esto puede ocurrir en pueblos o en grandes corporaciones, y genera una predisposición voluntaria y entusiasta por colaborar, convirtiendo la hostilidad en civilidad; interesante cambio para nuestros días, ¿no creen?
Lograr este “Enchantment” no es tarea fácil, es decir, no se logra siendo solamente simpáticos y buenas personas, que eso debería estar ya casi por default. Es necesario hacer un esfuerzo y dedicarse con todo el corazón. Ser personas integras y con un aspecto humano protagónico e ineludible.
Buscar el bien común es una regla de oro aquí. Quien se enfoca en su agenda personal y trata de excluir al otro, o no tomarlo en cuenta de manera incluyente, es difícil que logre influir. La influencia se gana, no se impone.
La efectividad del poder de influencia es también una consecuencia de tener la capacidad de generar situaciones win-win, en donde ganan las dos partes algo positivo para sus propias agendas y proyectos.
La aceptación verdadera del otro es fundamental para abrir puertas. A veces nos cerramos en nuestros propios problemas y no vemos, literalmente, a los demás. Hay que entender que siempre la otra persona será mejor que tú en algo, ver esas áreas en las que somos más parecidos que diferentes y no juzgar a las personas hasta que no hayamos caminado un kilómetro en sus zapatos.
Entender y respetar la diversidad es casi un secreto para el éxito. Los verdaderos encantadores son tolerantes, incluyentes y diversos. Entienden y se enamoran de la riqueza que hay en los contrastes de valores, ideas y enfoques.
El equilibrio entre conocimiento y competencia también es digno de mucha atención al entender lo que hace a un influencer exitoso. Son dos conceptos complementarios pero diferentes. Conocer significa que sabes lo que haces y ser competente, es hacer lo que sabes hacer. Es algo así como lo que sucede en el mundo de la música, en el que hay que estudiar hasta dominar la técnica a la perfección y luego olvidarla para que la ejecución sea sobresaliente.
Un rasgo más de los que son capaces de encantar y por tanto influir a los demás, tiene que ver con generar ideas que construyen nuevos ámbitos de creación, y no sólo continuar por el camino establecido; en términos de marketing, sería equivalente a aumentar penetración de consumo más que frecuencia. Es la diferencia, tal y como se cita en el libro, entre “eaters” y “bakers”, estos últimos son los que pueden hornear un pastel más grande.
Quedémonos entonces con esta idea, interesante y al mismo tiempo cargada de sentido común, del poder de encantar para entonces desarrollar el poder de influencia. Finalmente, influir es hacer que las cosas sucedan.
Referencia:
-Enchantment. Guy Kawasaki. Penguin Books. 2011.
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