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sábado, 25 de junio de 2011

jovenes y trabajo

El 65% de los jóvenes no llega al año en un empleo

25/06/11
Por la precarización laboral y el rechazo a las reglas. Un relevamiento privado entre 13 compañías de primera línea del país señala que existe una “crisis de autoridad” que viene de la escuela secundaria y la familia. El debate, con la mirada de expertos.


¿Hola, señor, como está usted?”, comenzó la charla el empleado del call center de una importante empresa. Cuando cortó luego de unos minutos, el supervisor se le acercó y lo reprendió porque no había respetado el protocolo: “Tenés que pedir directamente ‘número de usuario y código’”. El joven intentó explicar que había querido ser cordial con el cliente, pero no hubo caso. La anécdota viene a cuento de una investigación que acaba de terminar el Centro de Estudios en Políticas Públicas (CEPP), que plantea el problema que existe hoy para que los jóvenes de entre 18 y 24 años tengan continuidad en un empleo.
El trabajo consiste en entrevistas con los responsables de las áreas de personal de 13 compañías de primera línea argentinas, entre las que hay telefónicas, ferroviarias, supermercados y constructoras, además de otras con funcionarios del Estado nacional.
El texto parte de un dato de la realidad que dispara varias lecturas: más del 65% de los jóvenes abandona su puesto de trabajo antes del primer año.
Lo afirma Marta Novick, subsecretaria de Programación Técnica y Estudios Laborales del Ministerio de Trabajo. Al analizar las causas, la investigación marca fundamentalmente dos: por un lado dice que “la mayoría de los trabajos que consiguen los jóvenes son trabajos precarios”. Además, esta precariedad tiene una mayor influencia en los niveles socioeconómicos más bajos: según la Encuesta Permanente de Hogares 2010, en el 20% de los jóvenes con menores ingresos la informalidad laboral llega al 75%, mientras que en el 20% de mayores ingresos esta informalidad sólo supera el 10%. Por precarización e informalidad laboral se entiende el pago de sueldos muy bajos, con altas exigencias, y la inexistencia de beneficios como una obra social por estar en negro.
Pero más allá del nivel socioeconómico, el trabajo realizado por Gustavo Iaies (director del CEPP) y Agustina Corica, indaga también en una causa sociocultural que se da sobre todo en ciudades de más de 300.000 habitantes, “sin importar la clase social”.
“Hoy los jóvenes tienen una dificultad para adaptarse a determinadas reglas que imponen las empresas. Creen que se puede negociar todo como si cada puesto de trabajo hubiera empezado con ellos. Y ya no apuestan a una cultura del trabajo, es decir, esforzarse hoy para conseguir una gratificación el día de mañana. Buscan la gratificación inmediata, y esto tiene mucho que ver con la historia de muchos de sus padres. Ven que con aquel viejo perfil de trabajador no consiguieron progresar”, afirma Iaies.
El director del CEPP cree que “la secundaria debe recuperar un rol fundamental en la socialización de los jóvenes. Debe existir un espacio para reflexionar sobre este tema, porque desde las familias el concepto de autoridad también está en crisis, y eso queda de manifiesto cuando quieren trabajar”.
Esta tendencia fue en aumento durante la última década, luego de la crisis de 2001. Según la funcionaria del Ministerio de Trabajo, la alta rotación juvenil en el mercado laboral fue “un poco menor en el corazón de la crisis”, pero cobró fuerza a medida que las empresas fueron generando una mayor demanda.
“El 80% del crecimiento del empleo a la salida de la crisis se concentra en los servicios, y dentro de ese crecimiento más del 75% se concentra en el comercio. El empleo industrial parece estabilizarse en un 25%”, explica Ernesto Kritz, director de la Sociedad de Estudios Laborales (SEL).
El trabajo del CEPP plantea también que hay un vínculo deficiente entre la escuela secundaria y el mercado laboral. “Las escuelas técnicas no han prosperado en los últimos años. Es más, en 2009 hubo una baja de la matrícula con respecto a 2008”, señala Iaies. Como contrapartida, en los últimos años hubo un incremento de la matrícula en las denominadas escuelas “nocturnas” (ver Infografía).
Desde las compañías que participaron de esta investigación aseguran que el título secundario es hoy prácticamente excluyente, pero no por los conocimientos que aporta, sino porque funciona como una credencial, una demostración de voluntad y el compromiso de cumplir con una obligación . Pero según datos de Unicef, sólo el 48% de los adolescentes argentinos logra terminar el nivel medio de la enseñanza.

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