SEMANA 47 DE 2012
Netanyahu va por más. Está loco.
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Por Esteban Peicovich (*) | 19.11.2012 | 20:54
Otra vez, el rancio tema: parientes que se odian más allá de lo terrestre. El oxímoron de Medio Oriente vuelve a sangrar. A mes de 2013 la reanudación del conflicto suspende el juicio. Y como la lógica no actúa, el mundo "no sabe/no contesta", uno arriesga preguntas?. Estas, por ejemplo: ¿Puede un país mantener prisionero a otro país?¿No es Netanyahu el mayor antisemita en ejercicio? ¿Ser pro semita es hoy sinónimo de anti semita? ¿El gobierno israelí tiene nazis infiltrados? ¿Cómo analizaría Freud a esta magna víctima colectiva de 1945 de verla convertida hoy en victimaria de otra minoría?
Un refrán judío dice: "El mundo se puede destruir de la noche a la mañana". Y otro, "que en igual tiempo también puede salvarse". La historia no es palazo (y a la bolsa) sino péndulo. Eclesiastés canta la justa. De no haber trampa,en Gaza podría sobrevenir la contracara del refrán y salvarse la región. Pero la hay. Netanyahu y su banda urden, aplican nuevos torniquetes a la sofocada Palestina. Y ésta seguirá respondiendo con artesanía bélica que no arrasa pero tampoco deja dormir. Se reabre así una nueva temporada de infierno que sufren cien veces más los palestinos que los israelíes. Tal como Obama a la hora de sus donuts matinales activa "drones" sin piloto para pulverizar talibanes, Herr Netanyahu envía los suyos a borrar palestinos del mapa. A los 700 (¿) cohetes de Hamas (3 muertos: sic) replicó esta vez con bombardeos a Gaza desde mar y aire: ¡Y ya van (hoy, lunes) 77 muertos!
Israel atómico y ahijado de Estados Unidos versus enclave palestino en prisión geográfica. Cañón contra honda. Así, por décadas. Cada tanto una excusa, el castigo desmedido y ante la indiferencia mundial, drama que vuelve a su... anormalidad. Espanta encono tanto entre parientes (que lo son). La idea de "pueblo elegido" es ofensiva. Es destino compartido, no pueblo elegido. Existen estudios que confirman que judíos y palestinos no son dos razas sino una: "Comparten acervo genético similar. Se los debe considerar relacionados y no por separado" Esta afirmación en la revista líder Inmunología Humana llevó a más de un académico fanático a arrancar las hojas del artículo por no soportar la igualación. El editor, Nicole Sucio-Foca, de la Universidad de Columbia, declaró que el artículo provocó tal tumulto de quejas que se vio obligado a repudiar y eliminarlo del sitio web de la I.H. El genetista británico Sir Walter Bodmer criticó: "Si a la revista no le gustaba no debería haberlo publicado. ¿Por qué esperar que apareciera para actuar así? Y Dolly Tyan, presidente de la Sociedad de Histocompatibilidad e Inmunogenética, confesó a los suscriptores estar "ofendido y avergonzado".
Ya en el siglo 19 Disraelí devaluaba esta puja entre primos del desierto. "Los árabes no son más que judíos a caballo" decía. Israel no lo acepta obsesido por echarlos del lugar. La frágil Palestina responde con cohetes de bolsillo. Israel la ahoga un poco más cada nuevo conflicto y 1,5 millón de "primos" se barbarizan algo más. Infogramas sobre Gaza prueban lo insostenible del plan de embolsar aldeas de uno en tierra de otro. Pero se hizo igual. Rapiña maquiavélica que no sirvió ni para ampliar la soberanía ni para mejorar la historia. El plan de un Gran Israel asentado sobre una Palestina vacía de originarios es utopía con santabárbara encendida. Esa geografía fue siempre para dos, no para uno. Llevan 3.000 años litigando lo mismo. Los árabes afirman vivir allí desde antes de Abraham. Los judíos que Yavé les dio esa tierra a ellos. Dejar este entuerto mítico histórico en manos de los tahures de la ONU fue (y es) jugar con trampa grossa. En ella mandan los judíos y apadrina USA. Y en ella, en 1947, la culposa Dama Indigna Europa buscó lavar "culpas" regalándole el 54 por ciento de Palestina a Israel (que allí solo poseía el 6 por ciento). Fue uno de esos típicos huevos de cobra de los que tan bien sabe "poner" Inglaterra donde le conviene. La nación "nueva" Israel se hizo por “regalo” de la UN. Un país "que no estaba allí" (ni en ninguna parte del mundo) se descolgó del mito desde una soga de oro y desplazó de a poco "al país que siempre estuvo allí".
Ante tamaño estropicio poco sentido tiene establecer la gravedad particular de cohetes palestinos y bombardeos israelíes. Les cuesta dar con la paz de fondo pues están embretados en una mentira geopolítica. Amagues hubo. Oslo, "hojas de ruta", esperanzas, pero no. Fanáticos de ambos bandos siguen apedreando los tejados. Hasta desprecian a un judío universal como Daniel Barenboim por sugerirles la salida "musical" del laberinto: la sinfónica juvenil de palestinos y judíos.
"Jesús era palestino. Espartaco era palestino. Yo soy palestino", tronaba medio siglo atrás Arafat, terrorista de marca mayor. Como su rival israelí, y colega en bombas poner, Isaac Shamir, quien un día voló el Hotel Rey David de Jerusalén, con 100 ingleses dentro, y llegó así a primer ministro) Hoy, el más obcecado de sus descendientes quiere desaparecer a Gaza. Alienta eso y más. Acaba imitando a los dementes que yendo tras un Reino de Mil Años provocaron el Holocausto y la desgracia de Israel. Hoy, el Serpentario de los Bélicos Sitios se amplía hacia donde el diablo quiera meter la cola. Obama no detiene al energúmeno ni pone el hombro en ayuda de Palestina. Netanyahu prepotea y va por más. Está loco.
Un refrán judío dice: "El mundo se puede destruir de la noche a la mañana". Y otro, "que en igual tiempo también puede salvarse". La historia no es palazo (y a la bolsa) sino péndulo. Eclesiastés canta la justa. De no haber trampa,en Gaza podría sobrevenir la contracara del refrán y salvarse la región. Pero la hay. Netanyahu y su banda urden, aplican nuevos torniquetes a la sofocada Palestina. Y ésta seguirá respondiendo con artesanía bélica que no arrasa pero tampoco deja dormir. Se reabre así una nueva temporada de infierno que sufren cien veces más los palestinos que los israelíes. Tal como Obama a la hora de sus donuts matinales activa "drones" sin piloto para pulverizar talibanes, Herr Netanyahu envía los suyos a borrar palestinos del mapa. A los 700 (¿) cohetes de Hamas (3 muertos: sic) replicó esta vez con bombardeos a Gaza desde mar y aire: ¡Y ya van (hoy, lunes) 77 muertos!
Israel atómico y ahijado de Estados Unidos versus enclave palestino en prisión geográfica. Cañón contra honda. Así, por décadas. Cada tanto una excusa, el castigo desmedido y ante la indiferencia mundial, drama que vuelve a su... anormalidad. Espanta encono tanto entre parientes (que lo son). La idea de "pueblo elegido" es ofensiva. Es destino compartido, no pueblo elegido. Existen estudios que confirman que judíos y palestinos no son dos razas sino una: "Comparten acervo genético similar. Se los debe considerar relacionados y no por separado" Esta afirmación en la revista líder Inmunología Humana llevó a más de un académico fanático a arrancar las hojas del artículo por no soportar la igualación. El editor, Nicole Sucio-Foca, de la Universidad de Columbia, declaró que el artículo provocó tal tumulto de quejas que se vio obligado a repudiar y eliminarlo del sitio web de la I.H. El genetista británico Sir Walter Bodmer criticó: "Si a la revista no le gustaba no debería haberlo publicado. ¿Por qué esperar que apareciera para actuar así? Y Dolly Tyan, presidente de la Sociedad de Histocompatibilidad e Inmunogenética, confesó a los suscriptores estar "ofendido y avergonzado".
Ya en el siglo 19 Disraelí devaluaba esta puja entre primos del desierto. "Los árabes no son más que judíos a caballo" decía. Israel no lo acepta obsesido por echarlos del lugar. La frágil Palestina responde con cohetes de bolsillo. Israel la ahoga un poco más cada nuevo conflicto y 1,5 millón de "primos" se barbarizan algo más. Infogramas sobre Gaza prueban lo insostenible del plan de embolsar aldeas de uno en tierra de otro. Pero se hizo igual. Rapiña maquiavélica que no sirvió ni para ampliar la soberanía ni para mejorar la historia. El plan de un Gran Israel asentado sobre una Palestina vacía de originarios es utopía con santabárbara encendida. Esa geografía fue siempre para dos, no para uno. Llevan 3.000 años litigando lo mismo. Los árabes afirman vivir allí desde antes de Abraham. Los judíos que Yavé les dio esa tierra a ellos. Dejar este entuerto mítico histórico en manos de los tahures de la ONU fue (y es) jugar con trampa grossa. En ella mandan los judíos y apadrina USA. Y en ella, en 1947, la culposa Dama Indigna Europa buscó lavar "culpas" regalándole el 54 por ciento de Palestina a Israel (que allí solo poseía el 6 por ciento). Fue uno de esos típicos huevos de cobra de los que tan bien sabe "poner" Inglaterra donde le conviene. La nación "nueva" Israel se hizo por “regalo” de la UN. Un país "que no estaba allí" (ni en ninguna parte del mundo) se descolgó del mito desde una soga de oro y desplazó de a poco "al país que siempre estuvo allí".
Ante tamaño estropicio poco sentido tiene establecer la gravedad particular de cohetes palestinos y bombardeos israelíes. Les cuesta dar con la paz de fondo pues están embretados en una mentira geopolítica. Amagues hubo. Oslo, "hojas de ruta", esperanzas, pero no. Fanáticos de ambos bandos siguen apedreando los tejados. Hasta desprecian a un judío universal como Daniel Barenboim por sugerirles la salida "musical" del laberinto: la sinfónica juvenil de palestinos y judíos.
"Jesús era palestino. Espartaco era palestino. Yo soy palestino", tronaba medio siglo atrás Arafat, terrorista de marca mayor. Como su rival israelí, y colega en bombas poner, Isaac Shamir, quien un día voló el Hotel Rey David de Jerusalén, con 100 ingleses dentro, y llegó así a primer ministro) Hoy, el más obcecado de sus descendientes quiere desaparecer a Gaza. Alienta eso y más. Acaba imitando a los dementes que yendo tras un Reino de Mil Años provocaron el Holocausto y la desgracia de Israel. Hoy, el Serpentario de los Bélicos Sitios se amplía hacia donde el diablo quiera meter la cola. Obama no detiene al energúmeno ni pone el hombro en ayuda de Palestina. Netanyahu prepotea y va por más. Está loco.
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