UN DILEMA SUSTANCIAL
¿Papel o pantalla?
(Por Edgardo Ritacco, director periodístico de adlatina.com) - La lucha está planteada, y no se limita a una región o geografía: los medios gráficos, con los diarios y revistas a la cabeza, enfrentan una amenaza cada vez mayor de los vehículos digitales, que año a año aumentan su arsenal para seducir a los lectores: desde la veterana computadora hasta las tabletas, pasando por los eBooks, smartphones, notebooks y netbooks. La balanza parece inclinarse hacia los medios más recientes, no sólo en seguidores sino también en materia de ventas de publicidad. Pero no parece sencillo que uno de los dos bandos se adueñe en forma exclusiva del escenario.
- En plena arena, los dos “mundos” compiten por atraer lectores y avisos publicitarios.
Es un hecho emblemático: las suscripciones de la versión digital del Financial Times, de Londres, acaban de superar a la circulación del diario papel por primera vez en la historia de la empresa Pearson, editora del periódico. Las cifras muestran que en el primer semestre de 2012, lo digital creció un 31% año contra año hasta llegar a más de 300.000 adherentes, mientras que la circulación gráfica siguió cayendo, hasta ubicarse en 297.225 ejemplares, unos 50.000 menos que hace un año.
Por cierto, el alcance del tradicional diario color salmón es mucho mayor. En total, el Financial en versión online reúne 4,8 millones de usuarios, de los cuales un cuarto accede por dispositivos móviles. Pero la comparación entre la versión digital y el diario convencional se pone en línea con lo que está ocurriendo con muchos medios gráficos y marca una tendencia que difícilmente se revierta en el futuro.
Hacia el mismo objetivo marcha, por ejemplo, la otrora poderosa revista estadounidense Newsweek, perteneciente al grupo IAC, cuyo chairman Barry Diller acaba de decir que en poco tiempo más pasará a tener únicamente su versión digital, luego de 79 años de trayectoria como medio impreso. Los números son alarmantes: Newsweek proyecta perder 22 millones de dólares durante este año, y lo único que le faltó decir a Diller es que el vuelco a lo digital será “total”, palabra que evitó cuidadosamente pronunciar en una reunión informativa de la editorial.
El ejecutivo dijo que la transición se hará a partir de septiembre, y que no hay vuelta atrás. “Sólo estamos examinando distintas opciones para el traspaso”, precisó. Todos los presentes en la conferencia de prensa recordaban que el fallecido Sidney Harman había adquirido en los últimos años el famoso título de manos de Washington Post Co. por la cifra simbólica de 1 dólar y la asunción de la deuda existente en ese momento.
En mayor o menor medida, la puja entre ambos sistemas de comunicación –el papel y la pantalla- se está planteando en los principales medios del planeta. En realidad, el planteo es más comprensivo: lo digital está afectando a casi todos los portadores de noticias, y no sólo a los medios gráficos. La consultora Angela Stringfellow, estratega de medios sociales de MarComm, decía días atrás que “los diarios están muriendo lentamente, los catálogos en papel ya son en reliquias del pasado y los DVDs están siendo reemplazados poco a poco por los servicios tipo Netflix de streaming movies; los lectores de e-books ahora puede llevar miles de libros, diarios y revistas en un único dispositivo”.
Más contundente aun parece el hecho de que el negocio de los diarios ya se haya puesto al tope de la lista de Las Diez Industrias en Desaparición que elabora el sitio huffingtonpost.com. Esa rama de la actividad ha tenido un 27% de descenso en su tamaño en sólo cuatro años. Además, las ventas en publicidad de diarios cayeron un 9%, mientras las originadas en medios digitales subieron, especialmente para las grandes publicaciones cuya circulación excede los 50.000 ejemplares.
Diarios y revistas cayeron en sus ventas de publicidad durante el cuarto trimestre del año pasado, según Kantar Media. En parte, la declinación se produjo como consecuencia de la relocalización de dólares publicitarios en otros canales de publicidad, entre ellos los digitales. Sugestivamente, los negocios más pequeños son los que están liderando este traslado de medios: muchos están atrás de un mayor ROI con sus avisos digitales porque pueden alcanzar rápida y fácilmente a su audiencia objetivo, y, en muchos casos, por menor cantidad de dinero.
El poderoso señor Murdoch
Un personaje clave en este proceso que enfrenta a los medios tradicionales con los digitales es, sin duda, el magnate australiano Rupert Murdoch, en cuyo emporio se alinean The Wall Street Journal y The New York Post en Estados Unidos, y The Times y el Sun de Londres, entre muchos otros. Hace un par de meses, Murdoch dijo: “El día llegará en que no podamos sostener a los camiones y las enormes procesos de prensa, y pasaremos a ser puramente electrónicos”. Dejó en claro que no estaba hablando de sus preferencias personales al decir que “yo prefiero la experiencia táctil de leer un diario o un libro, pero pienso que vamos a tener ambas cosas –las tabletas y los diarios impresos- durante un buen tiempo”. ¿Durante cuánto tiempo? Su respuesta: “Alguna gente habla de diez años, otros dicen quince. Yo me inclino por decir veinte”.
Murdoch está invirtiendo mucho dinero en pasar el contenido de sus diarios a las tabletas, que hoy avanzan a ritmo sostenido en el mercado. “Tenemos que aceptar este desafío y convertirlo en una oportunidad, pero no es fácil”, reconoció. Su posición frente a los lectores, en todo caso, no lo muestra como un líder condescendiente: nadie ignora que fue él quien encabezó el movimiento de montar diarios online pagos, con un “muro” –el paywall- que detiene a todo aquel que no se haya suscripto al título periodístico. “A la gente le pedimos que pague por leer un contenido, y si ese contenido es bueno, lo paga”, dice. El aumento de volumen de suscripciones de la versión online del Financial Times es una prueba de que hay lectores dispuestos a poner dinero para leer materiales de valor analítico e informativo.
De todas maneras, hay bastante camino por recorrer hasta que alguien pueda decir que un medio –o un conjunto de medios- ha quedado fuera de competencia. La deliciosa oportunidad de leer un diario de papel con el desayuno en la casa, o junto a una taza de café en un bar en horas de la mañana, no cederá tan fácilmente frente a la pantalla de una computadora, aun cuando la generalización de notebooks, netbooks, tabletas y smartphones se erija como una amenaza cibernética. Algunos especialistas como Jabin White, vicepresidente de contenidos de ITHAKA, organización académica que estudia las tecnologías digitales en el mundo de los libros, aseguran que en “al menos durante unos cuantos años vamos a vivir en un mundo combinado en el que tanto la gráfica como lo digital sean necesarios”. White no cree que la mayoría de la gente “va a ser cazada por un único método de entrega –como los eBooks, por ejemplo- hasta el punto que la haga ignorar las otras opciones perfectas que están disponibles, como los libros y la gráfica”.
El analista aporta otro punto decisivo al decir que “yo, como muchas otras personas, supongo que una gran parte de este asunto que divide a la gráfica con lo digital se apoya en diferencias generacionales. Todos conocemos los estereotipos del adorador de libros, de edad un poco avanzada, que no se resigna a abandonar el confort de tener entre sus manos ese cómodo y cálido libro impreso. A la inversa, el nativo digital es una persona joven (un millennial, o cosa parecida) que muy rara vez compra o lee un diario o un libro, y espera que todos los contenidos estén disponibles en forma digital”.
Pero, retornando a la idea del “mundo combinado”, no parece que frente a los beneficios y problemas de ambos “mundos”, sean demasiados los que tracen una raya para dividir en forma concluyente una cosa de la otra. Un libro provoca un entorno irremplazable para quien se ha acostumbrado desde pequeño a tener uno en sus manos; una pantalla de computadora ofrece enormes ventajas para la contextualización de un material que se está leyendo o consultando; un diario, pese a ser, como todo matutino, un resumen de las noticias de ayer, sigue transmitiendo una corporeidad diferente a los hechos recién ocurridos; un sitio Web, especialmente los buenos, promete información rápida y eficaz; una revista tiene una textura informativa que difícilmente se alcance por otros medios, incluyendo, a veces, a la propia televisión.
Un mundo combinado. Como en los cócteles, no sólo son importantes los ingredientes. También es primordial la proporción en que se combinan.
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