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sábado, 25 de agosto de 2012

Diego capusotto

"Bombita contribuye a reinstalar la figura del militante"

Vuelve el lunes con Peter Capusotto y sus videos, por Canal 7. Asegura que no piensa en el rating porque se considera fuera de la lógica televisiva, y que muchos de sus personajes expresan cosas que piensa. Opina que “estamos en problemas” si Macri es la opción al kirchnerismo.

Por Leandro Ceruti
25/08/12 - 02:35
"Bombita contribuye a reinstalar la figura del militante"CAPUSOTTO. El actor sostiene que su programa pasa a ser un boom y nunca tiene más de 7 puntos, en Canal 7. No se siente identificado con la lógica televisiva.
Está doblemente contento. No sólo porque este lunes estrena la séptima temporada de Peter Capusotto y sus videos por la TV Pública (en el habitual horario de las 22.30), sino porque un par de días antes de la entrevista su querido Racing había ganado 2-0 el clásico de Avellaneda frente a Independiente. En la cancha prefiere la popular, pero no es un lugar fácil para alguien con tanta exposición, motivo por el cual desde hace un tiempo ha dejado de ir. De la galería de personajes que podrán verse en este nuevo ciclo, no anticipa demasiado. “Los clásicos van a estar, pero hay muchos personajes nuevos que hicimos con Pedro (Saborido, su compañero inseparable en ese universo paralelo del programa), pero prefiero que los vean al aire y se sorprendan”, dice.
—En 2007 dijiste que el programa no iba a ser masivo, pero finalmente parece haber alcanzado esa condición.
—Sí. Masivo me refiero en términos de números de rating, de esa oficialidad televisiva, por decirlo de algún modo. En la lógica de la televisión, dentro de la cual nosotros no estamos, se supone que un programa que mide por encima de los diez puntos es exitoso, y el que mide por debajo ya no, o depende del canal donde está, etc. Nuestro programa pasa a ser un boom y nosotros no tenemos nunca más de siete puntos, en Canal 7. Por eso las discusiones sobre el rating son discusiones estériles. Yo empecé en la TV con De la Cabeza, después Cha Cha Cha, Todo por 2 pesos, Delicatessen, Peter… y todos siempre rondaron los tres o cuatro puntos de rating. Lo que hicimos y hacemos termina en programas de colección para la gente: nuevas generaciones van a buscar y ven hoy por primera vez Cha Cha Cha, o Todo por 2 pesos, y en esas épocas ni habían nacido. Y ese lujo no sé si lo tienen programas que han medido veinte puntos o más.
—¿Entonces te cambiaría algo si ahora midiera veinte, treinta puntos?
—No, para nada. Nosotros no sabemos cuál es nuestro rating, y sabemos que más gente nos mira por internet, porque tal vez el día del programa, a esa hora, están haciendo otra cosa. Lo que importa es que el programa tenga recorrido, que circule. El nuestro es un programa que la gente va a guardar en una cajita y va a seguir viendo dentro de veinte años, y eso nos da ganas de seguir haciéndolo.
—¿Cuáles son las premisas que toman con Saborido a la hora de crear los personajes? ¿Reírse ustedes primero, pensar en cómo lo va a tomar la gente?
—Es una cierta conmoción emocional en la idea. Siempre se nos ocurre algo de lo que nos reímos y uno de los dos dice “hagámoslo”. Después lo trabajamos, vemos la potencialidad, Pedro elabora el guión y finalmente lo actúo.
—¿Vos participás en el guión?
—No, estoy en la idea pero es Pedro el que se encarga de guionarlo.
—¿Y respetás el texto a rajatabla o improvisás?
—Lo respeto, y a veces le agrego cosas. Por ejemplo, con Violencia Rivas tenemos un mecanismo especial. Pedro hace el guión pero después, cuando Violencia mira a la cámara y declama esa sentencia final, eso es algo que escribo o tengo yo en la cabeza y lo sumo. Esto nos pasa con ella porque de alguna manera Violencia Rivas nos interpreta, todo lo que dice son cosas que a veces pensamos con Pedro.
—¿Lo mismo sucede con otros personajes? ¿Bombita Rodríguez, por ejemplo?
—Bueno, Bombita Rodríguez también nos convoca desde algún roce con la militancia, de gente que conocemos que militaba, de nuestro conocimiento sobre la militancia de esa época. Es todo eso con el resultado final de una picardía. En definitiva, las ideas siempre nos salen de una picardía y no tanto de un trabajo analítico. Es como deconstruir algo y transformarlo en otra cosa. Se nos ocurre eso, una especie de Palito Ortega que se mueve y canta igual que él, pero sobre las organizaciones políticas y armadas de esa época.
—¿Creés que ahí se da un cruce de valores? Por un lado, todo lo que mencionás respecto de la militancia de esa época, un momento histórico, cruzado con valores diferentes, de una propuesta artística más inmediata tal vez.
—Desde ya, porque lo que es inverosímil es ese cruce, y es lo que nos parece divertido también. Es un mundo paralelo, construido por nosotros con el lenguaje del humor, y que difiere por completo del mundo real. Es un mundo incluso más amable que el que nos toca vivir a todos, y nos causa gracia, y todo es posible, y es un poco la posibilidad de huir de la realidad. En ese mundo todo está permitido, y en el mundo real no.
—Y en esa lógica de lo inverosímil, donde todo es posible y está permitido, ¿hay cosas que pueden incomodar a alguien? Bombita Rodríguez por ejemplo, ¿no molestó a ningún militante de aquella época?
—No, todo lo contrario, me parece. Las lecturas que se hacen del personaje nos exceden a nosotros, y nosotros no tenemos una intencionalidad de criticar la militancia de los 70. Para mí la militancia de aquella época es una cosa muy seria; corrió sangre, había un convencimiento, no fue una kermés nacional y popular. Tal vez Bombita contribuye a través de la ficción a reinstalar un personaje que antes fue demonizado, la figura del militante. Otros pensarán que es parodia y nada más, y así aparecen los que dicen “me tienen podrido con los 70”. Ese discurso no es el que tenemos nosotros; al contrario, ese discurso es el de Cecilia Pando, y cualquiera que lo diga, no me importa quién, repite lo que piensa Cecilia Pando. Los caceroleros que van ahí a protestar y no les importa si mañana vuelve la dictadura porque van a seguir viajando y no los van a tocar. A la izquierda del kirchnerismo no hay nada y a la derecha está Macri. No es un gran panorama.
—¿No hay una oposición que…?
—No (corta la pregunta). Lo único que se puede discutir hoy es el kirchnerismo. Para atacar lo que hay que atacar y defender lo que hay que defender. Si hubiese más fuerzas que pudiesen confluir en una especie de relato más interesante, sería mejor. Pero si la diferencia va a estar en la propuesta de Macri, estamos en problemas.
—Y dentro del kirchnerismo, ¿cuáles son las cosas que ponés en discusión y las que te satisfacen?
—Lo que pongo en discusión son las cosas que hay que focalizar sobre la gente que menos tiene. Eso es un tema casi mundial, te diría. Me parece que la gente que está mal debería estar de otra manera, pero no creo que los encarnizados opositores al kirchnerismo vayan a hacer algo por ellos. Incluso pienso que algunos comunicadores, si mañana gana Macri, lo van a correr por izquierda y hoy terminan siéndole funcionales. A mí no me interesa la discusión Gobierno-Clarín, por ejemplo. Hay otras cosas más relevantes para discutir en mi vida, cosas que tienen que ver con tu propia vida frente al universo, frente a lo que te rodea. No es la única discusión que me convoca ni mucho menos.
—¿Qué relación tuviste con la militancia?
—Yo no he militado. Fui curioso, estuve en actos, he leído, he estado con gente que militaba. Pero tengo una mirada ambigua sobre las estructuras de poder político, porque si bien la política puede cambiar el estado de las cosas, también me genera una sospecha cualquier discurso de poder. Por eso nunca le puse el cuerpo a la militancia.
—¿Te gusta el humor que hay hoy en la televisión?
—No hay muchos programas de humor en el sentido clásico. Está más metido en programas de archivo, por ejemplo. Miro a veces Bendita TV o Duro de Domar, que utilizan lenguaje humorístico en los informes y eso me divierte. Algunas cosas que he visto de Sin Codificar me resultaron divertidas, aunque casi no miro tele los domingos.

“En el rock hay muchos Pomelos”
“Pomelo sintetiza esta idea de la superficialidad, de querer ser algo sin hacer nada. Nació de ver a los rockeros que iban a los programas de TV y estaban en esa pose de afectados, o muy cansados de crear, o demasiado drogados. Y vos decís frente a eso, ‘bueno, a ver, pongamos un disco de este salame’. Y lo ponés y no hay nada. Por eso Pomelo no toca, no canta. Es un boludo que se sube a una limusina y nada más que eso. Es un pelotudo que se sube y hace una canción sobre eso. Hay mucha gente en el rock que responde a eso, y cree que eso es interesante porque les gustaría subirse a la limusina. Es decir, es todo como un circuito de imbecilidad que se va haciendo como una bola más grande”, asegura Capusotto sobre uno de los personajes más emblemáticos.
Dice que ya no hay una “cultura rock” como la de antes, tal vez porque “hoy se puede criticar al sistema desde el sistema mismo, que le dio la bienvenida al rock diciéndole ‘somos todos del mismo palo’”, sostiene.
Se define más cercano al peronismo que a cualquier otra corriente ideológica y política.
—La figura de Perón está muy presente en tu obra, ¿a qué responde eso?
—Creo que el peronismo es la única estructura de poder que puede ser relatada desde la ficción. Como imaginario, como representación trasciende y es un montón de cosas. Y nosotros podemos usarlo como “Perón, el padre del rock nacional”, por ejemplo, en ese sentido. El radicalismo, que es un partido centenario y ha tenido figuras importantísimas, hoy está deshilachado viendo cómo recomponerse. El peronismo siempre se mantiene. De una forma u otra, hasta con Menem, incluso en el macrismo, que junta a Ritondo (peronista) con el cacerolero de Barrio Norte y el mismo Macri, que siempre va a decir que es peronista. Entonces el peronismo es todo eso, es como un relato único.


Ojalá vuelvan a querernos porque de eso se trata
Hablar de la nueva temporada de Peter Capusotto y sus videos puede sonar algo aburrido.
El programa va empezar con una introducción que habla del rock, luego vienen unos títulos nuevos, después un video y después un sketch. Así empiezan todas las temporadas y casi todos los programas de Peter Capusotto y sus videos desde 2007. Sobre una pregunta habitual acerca de nuevos personajes. Nunca lo sabemos. Nunca nos pusimos a diseñar un personaje pensando que vaya a funcionar. Lo que hacemos es obligarnos en cada temporada y en cada programa a que haya historias nuevas. Y a veces de allí salen personajes. Si vemos que esos personajes pueden vivir varias historias, siguen. Si no, los dejamos. O aparecen poco. Sólo la cantidad de veces que se nos ocurren cosas para que hagan o digan. Y esto nos pasa aunque el personaje haya pegado o sea un pequeño clasiquito dentro del ciclo. Nos preguntan: “¿Va a estar Pomelo?”, o el que sea. Y la verdad es que no lo sabemos (aunque en este caso sí sabemos que Pomelo no va a estar). Quizá preferimos aburrirnos de un personaje antes de que lo haga la mayoría del publico (siempre están los que se aburren antes, lo cual está muy bien).
De alguna manera, los cambios dentro de Peter Capusotto y sus videos nunca se dan en su estructura general.
Lo mismo pasa con el método de trabajo, con el mismo grupo de gente. El resultado año a año es algo cercano a un programa de garaje o medio artesanal. Es la forma que encontramos, por lo menos nosotros, de hacer un ciclo de televisión que nos deje conformes y con ganas de seguir haciéndolo. Decir qué significa el programa, qué representa o lo que sea no es algo que crea que me corresponda. Sinceramente, cuando cada temporada está por comenzar y se arma una pequeña expectativa, en lo único que pensamos es en hacer bien el programa y que al tipo que se sienta a mirarlo le guste. Después vendrán la aprobación y el cariño o la decepción y el rechazo. Ojalá vuelvan a querernos. De eso se trata todo esto.

* Pedro Saborido, Guionista de Peter Capusotto y sus videos.

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