La electrónica, un refugio de la clase media contra el aumento de precios
Se invierte en bienes durables en vez de ahorrar. Los planes a largo plazo, una tentación.
PorLuis Ceriotto
¿Es irracional comprar un televisor LCD de 5.000 pesos en 50 cuotas fijas, en pesos? O mejor dicho, ¿es eso más irracional que adquirir un televisor de tubo de 20 pulgadas a 900 dólares, en 12 cuotas al 20% anual, como ocurrió durante el boom de consumo de 1991/1994 1991/1994 ? Da la impresión de que la ecuación actual favorece al consumidor, que en el mejor de los casos podría pelear un descuento de 15% en caso de pagar en efectivo (ver “Cuotas...”). Al menos, en la medida que el producto no resulte tecnológicamente obsoleto en un par de años.
En los hechos, 50 cuotas fijas que se van depreciando al ritmo de una inflación anual de entre 20% y 25% son una tentación que, de hecho, se verifica en los últimos incrementos salariales. En las últimas semanas se negoció desde 21% anual (UPCN) hasta 38% (Panaderos).
Abel Viglione, economista de la Fundación Fiel, lo planteó con el ejemplo de tres familias, de distinta capacidad de ahorro. “Los de alto poder adquisitivo compran departamentos de dos ambientes, para luego alquilarlos. Los de ingresos medios, cambian el auto. Y los que llegan con lo justo se compran un televisor LCD en cuotas . En todos los casos, lo que están haciendo es huir del dinero. Buscan un refugio contra la inflación”.
Entre abril de 1991 y diciembre de 1994, la época dorada de la convertibilidad de Carlos Menem y Domingo Cavallo, se generó un crecimiento explosivo de ventas de bienes durables, en particular electrodomésticos y autos. Por primera vez en más de cinco años (para algunos analistas, la primera ocasión desde el Rodrigazo de 1975) había abundante disponibilidad de crédito para financiar la compra de esos bienes en cuotas, en muchos casos a sola firma. Pero la tasa de interés no era precisamente baja. “En aquel momento eran planes de financiación de 12 cuotas al 20% anual. Un televisor de 1.000 pesos al contado terminaba costando 1.200 pesos, o 1.200 dólares”, recuerda Rodolfo Cuiña, dueño de Rodó.
Gustavo Alvarez, gerente de Rodó, trabajaba en aquellos años en Carrefour. “En esa época había una situación de consumo postergado. Ahora lo que se ve es que mucha gente prefiere invertir en un bien durable en vez de guardar el dinero en su casa”.
Guillermo Olsen, gerente de Frávega, coindice. “Sea cual sea el índice de inflación, un cuota fija por cuatro años es todo un estímulo”.
Se invierte en bienes durables en vez de ahorrar. Los planes a largo plazo, una tentación.
PorLuis Ceriotto
¿Es irracional comprar un televisor LCD de 5.000 pesos en 50 cuotas fijas, en pesos? O mejor dicho, ¿es eso más irracional que adquirir un televisor de tubo de 20 pulgadas a 900 dólares, en 12 cuotas al 20% anual, como ocurrió durante el boom de consumo de 1991/1994 1991/1994 ? Da la impresión de que la ecuación actual favorece al consumidor, que en el mejor de los casos podría pelear un descuento de 15% en caso de pagar en efectivo (ver “Cuotas...”). Al menos, en la medida que el producto no resulte tecnológicamente obsoleto en un par de años.
En los hechos, 50 cuotas fijas que se van depreciando al ritmo de una inflación anual de entre 20% y 25% son una tentación que, de hecho, se verifica en los últimos incrementos salariales. En las últimas semanas se negoció desde 21% anual (UPCN) hasta 38% (Panaderos).
Abel Viglione, economista de la Fundación Fiel, lo planteó con el ejemplo de tres familias, de distinta capacidad de ahorro. “Los de alto poder adquisitivo compran departamentos de dos ambientes, para luego alquilarlos. Los de ingresos medios, cambian el auto. Y los que llegan con lo justo se compran un televisor LCD en cuotas . En todos los casos, lo que están haciendo es huir del dinero. Buscan un refugio contra la inflación”.
Entre abril de 1991 y diciembre de 1994, la época dorada de la convertibilidad de Carlos Menem y Domingo Cavallo, se generó un crecimiento explosivo de ventas de bienes durables, en particular electrodomésticos y autos. Por primera vez en más de cinco años (para algunos analistas, la primera ocasión desde el Rodrigazo de 1975) había abundante disponibilidad de crédito para financiar la compra de esos bienes en cuotas, en muchos casos a sola firma. Pero la tasa de interés no era precisamente baja. “En aquel momento eran planes de financiación de 12 cuotas al 20% anual. Un televisor de 1.000 pesos al contado terminaba costando 1.200 pesos, o 1.200 dólares”, recuerda Rodolfo Cuiña, dueño de Rodó.
Gustavo Alvarez, gerente de Rodó, trabajaba en aquellos años en Carrefour. “En esa época había una situación de consumo postergado. Ahora lo que se ve es que mucha gente prefiere invertir en un bien durable en vez de guardar el dinero en su casa”.
Guillermo Olsen, gerente de Frávega, coindice. “Sea cual sea el índice de inflación, un cuota fija por cuatro años es todo un estímulo”.
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