Del entretenimiento al business
La directora de planificación estratégica de Draftfcb México y columnista de adlatina.com sostiene que “hay dos conceptos casi excluyentes entre hacer negocios y entretenerse (¡tanto que nos han dicho no mezclar el placer con el deber!), pero nada más alejado de la realidad”. Sobre todo, dice, para el desarrollo tecnológico de los países latinoamericanos, es cada vez más necesario entremezclar estos dos objetivos en las estrategias digitales.
- Hernández: ". Las redes sociales serán las que nos dirán en dónde debemos gastar nuestro dinero: desde qué película ver, hasta en qué zona de la cuidad comprar nuestra casa".
Recientemente en Madrid se llevó a cabo el FICOD (Foro Internacional de Contenidos Digitales). Un espacio en el que se reunieron desarrolladores, evangelizadores e innovadores alrededor de un mismo tema, el desarrollo digital. México fue el país invitado en la edición de este año, en cuyo Pabellón tuvimos la suerte de poder participar con una ponencia, precisamente por todo el potencial que este inmenso e inquieto país tiene por delante en la era digital. Nada más como un ejemplo, México es uno de los primeros 5 países consumidores de Youtube, y aun ocupa el lugar 15 aproximadamente en el ranking de países que más comparten contenidos. Un gran espacio para crecer y crear.
La participación en Internet ya no es tema dependiente de la voluntad de los cibernautas únicamente, es algo que se puede y se debe diseñar, modelar y dirigir. Tim O' Reilly, creador del concepto de web 2.0, destacó la posibilidad que tenemos de generar una arquitectura de la colaboración para hacer más rentables las redes sociales.
De esta manera, lo que sucede en las redes sociales se puede rentabilizar más a favor de nuestros negocios, marcando métricas claras en este sentido que hagan más tangible el valor que lo digital otorga al negocio de las marcas y servicios con los que trabajamos. El retorno de la inversión es un tema medular a estudiar y destacar en todo momento, justamente para ir derribando el mito, que aun existe aunque nos sorprenda, de que las estrategias digitales sirven más para divertir y hacer engagement (qué también es muy necesario), que para construir una base de consumo o generar nuevas fuentes de crecimiento.
Gary Vaynerchuk, evangelizador y experto en redes sociales, no pudo insistir más en la necesidad de subirnos totalmente al tren digital sin excusas, lo cual parece una obviedad en un foro de estas características, pero que sin embargo hace sentido cuando incluso muchos de los asistentes aceptaron no tener todavía una cuenta en Twitter, por ejemplo.
Muchos otros ponentes destacados, partieron de diferentes salidas para transitar caminos paralelos. El mundo digital le permite a las marcas hacer, con más contundencia que nunca, algo que es definitivamente crucial: dejar de hablar sobre sí mismas y empezar a hablar sobre los intereses de sus audiencias claves. ¿Cómo conocer estos intereses? Precisamente Internet ofrece aquí una autopista de dos vías, permite instruirnos a fondo sobre los temas en los que invierten su tiempo y energía los consumidores que nos interesan, para después basados en este conocimiento, hacer una devolución inteligente que ayude a que prefieran nuestra postura.
Algunos de nosotros quizás seamos de la generación de “ir y buscar en Google” lo que necesitamos, o los que son más cool, dicen “lo voy a Googlear”. La realidad es que ya no hace falta salir a buscar la información, porque empieza a llegar a nosotros de manera cada vez más intensa y diversificada sin que hagamos (casi) nada. Las redes sociales serán las que nos dirán en dónde debemos gastar nuestro dinero: desde qué película ver, hasta en qué zona de la cuidad comprar nuestra casa. Por esto se dice que la principal profesión del futuro junto con la de creadores de contenidos, será la de ser editores de información. De hecho, es sin duda un gran regalo encontrar fuentes que nos ordenen el maravilloso caos digital
Así, el espíritu de Ficod 2011 queda resumido en una edificante invitación de O´Reilly: creemos más valor del que consumimos.
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