RAUL ECHEBERRIA EXPLICA COMO SE GOBIERNA INTERNET
“Sacarle Internet a la gente es una mala idea”
Es la persona con más peso mundial en el manejo de las direcciones de Internet y el máximo responsable de la Internet Society, que regula las decisiones tecnológicas. Los casos de Wikileaks, Túnez y Egipto.
Por Mariano Blejman
¿Quién gobierna Internet? Si bien es una maraña burocrática tan compleja como un sistema político planetario, podría decirse que hay dos grandes organizaciones que manejan los hilos de la red: una es la Icann (Internet Corporation), que asigna números y direcciones, y por otro lado la Internet Society, que organiza y financia a la IETF (Internet Engineering Task Force), que trabaja sobre las mejoras tecnológicas. En términos concretos, si cada dispositivo que se conecta a Internet tiene un número IP (Internet Protocol), quien gobierna esos números es el “dueño” de la red.
Nadie sabe exactamente cómo fue que sucedió, pero el magister uruguayo Raúl Echeberría tiene en estos momentos tres de los cargos más importantes en el burocrático gobierno de Internet. Es por ello que escucharlo hablar sobre los boicots a Wikileaks, las censuras de Túnez o el “apagón” de Internet ocurrido en Egipto, aunque sea a título personal, es para prestar atención. “Lo que demostró el corte de Internet en Egipto es que sacarle a la gente el acceso a la red es una mala idea, incluso para quienes tienen malas ideas. Ni siquiera es malo moralmente, sino que no contribuye a lo que se quiere lograr”, dice Echeberría, en exclusiva desde Miami, donde se entregaron hace unos días las últimas direcciones de la red disponibles según el viejo formato.
El funcionario –que lleva diez años en la gobernanza de la red– entiende que no sólo los gobiernos hacen política, sino también las corporaciones. “Y aunque defiendan ciertos principios, son capaces de revisar esos conceptos en tiempos de crisis. Por ejemplo, en la discusión de la gobernanza de Internet siempre el gobierno de Estados Unidos ha emitido una posición de ‘cero participación’ de los gobiernos para dejar los modelos de autorregulación de la industria. En el caso de Wikileaks, aunque si bien hay cosas que no pudieron confirmarse, algunos oficiales estadounidenses optaron por ser intervencionistas en la difusión de información.”
Rubén Echeberría es, sin duda, la persona con más peso a nivel mundial en cuanto a la regulación de las direcciones IP (Internet Protocol). Es director ejecutivo de Lacnic, la organización que regula el uso de las direcciones para América latina y el Caribe. Es presidente de la Internet Society, organización que decide las cuestiones tecnológicas vinculadas con el funcionamiento de la red (fue creada e inicialmente presidida por Vinton Cerf, uno de los padres de Internet y ahora estrella de Google). Y es, de momento, presidente de la Number Resources Organization (NRO), entidad que nuclea a las cinco regiones del mundo que manejan la distribución de los números IP. De cualquier modo, su rol histórico más importante es la defensa de las direcciones para América latina.
Hace dos semanas, mientras el mundo tecnológico debatía sobre la caída de Internet en Egipto, la Icann –organización que Echeberría todavía no preside, pero quién sabe cuánto le falta– entregó a cada una de las cinco regiones los últimos números IPV4, que hasta ahora era la forma en que se comunicaban las computadoras a través de Internet. A partir de ahora, en dos años se acabarán los 4300 millones de IPV4. Cuando se creó en los años ’70, nadie pensaba que Internet tendría tal tamaño y que estas direcciones fueran a ocuparse totalmente. Pero advertidos de esta situación hará una década, el “gobierno” de Internet decidió implementar un nuevo tipo de comunicación: esta vez, se supone, habrá lugar para todos. El número exacto de IP disponibles en la versión 6 será de 340 282 366 920 938 463 463 374 607 431 768 211 456 direcciones.
La Icann tiene un directorio que representa los grupos de interés dentro de Internet: está conformado por los gobiernos, los proveedores de Internet, las asociaciones de usuarios, las empresas que compran y venden dominios, la comunidad técnica. Los registros regionales son organizaciones que funcionan como autogobiernos. Desde la semana pasada, la Icann no tiene más direcciones IPV4 en su poder: todas están en las organizaciones regionales y se irán acabando paulatinamente a medida que éstas se las entreguen a los proveedores. A diferencia de Asia o los países centrales, las 70 millones de direcciones entregadas a América latina durarán más tiempo. Como se dijo, manejar estas direcciones es manejar quién y cómo se usará Internet en el futuro. La nueva versión de estas direcciones –que tendrán números imposibles de recordar– requerirán un vasto trabajo de administradores de sistemas para empezar la migración. “La cantidad de direcciones nuevas alcanzan como para darle una dirección a cada grano de arena del desierto del Sahara”, dice Echeberría.
Ahora como presidente de la Internet Society, Echeberría asegura que en América latina hay un 40 por ciento de penetración de Internet. Y mientras mayor es el uso de la red, más impactan los problemas que hasta ahora parecían prioritarios del primer mundo. Uno de esos temas es el de la famosa pérdida de “neutralidad” de la red: esto es, que los proveedores de Internet hagan una diferencia entre distintos tipos de servicios para manejar el tráfico, o que prioricen la velocidad de contenidos propios por sobre contenidos no creados por ellos. “El tema de la neutralidad de Internet es uno de los más importantes del momento y del futuro más cercano”, dice Echeberría. “Internet es un éxito, básicamente, por los principios de neutralidad que tiene la red. Para poner un ejemplo: conocemos medios no neutrales como la televisión, donde se recibe contenido para abonados. Uno se conecta a la televisión con un proveedor, pero no tiene acceso a todos los canales sino sólo a aquellos que tienen contrato con el proveedor. Es un medio no neutral. La pérdida de neutralidad llevará a fragmentar la red.”
El otro gran tema, según Echeberría, es el problema de la privacidad que atrae la digitalización de las sociedades. “Está relacionado con el nuevo contexto de una Internet diferente, con otras aplicaciones, con otra cultura. Las implicancias en temas de privacidad son inmensas. Porque en aras de perseguir objetivos loables –y también porque la tecnología lo permite–, los encargados de la prosecución van más allá de lo que debiera ser aceptable en políticas de privacidad. Las empresas que proveen servicios de contenidos globales hacen un manejo de la información que muchas veces implica el manejo de datos personales, perfiles, preferencias de consumo. El usuario está amenazado desde varios puntos de vista y es necesario trabajar para mejorar la privacidad de los usuarios de Internet.” Echeberría cree que la penetración de Internet, la globalización de las relaciones sociales y la aparición de nuevos servicios son “un desafío para todos”. Según Echeberría habrá que empezar a pensar el mundo de manera diferente: “Si ponés un mensaje en Twitter pensando que lo ven diez personas, deberías saber que lo pueden ver mil millones. La gente deberá estar más segura de lo que quiere decir, antes de decirlo en la red. Porque la demanda de mayor libertad de expresión –que para que algunos es muy natural– no aplica a toda la humanidad. No toda la humanidad vive en las mismas condiciones. Hay muchos países donde la libertad de expresión no es respetada”.
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