MEDIOS Y COMUNICACION
Televisión argentina, la edad oscura
Un análisis de la televisión argentina actual, los estereotipos que la atraviesan y la pobreza que caracteriza sus propuestas.
Hace ya varios años la Universidad de Morón publicó –una edición sin fines de lucro– mi libro Historia de la TV argentina contada por sus protagonistas (1951/96); luego escribí otro volumen pero ya dedicado exclusivamente a los guionistas, que puede bajarse gratuitamente de Internet y se titula Hablan los autores. Y a principios de 2011 la misma universidad editará la continuación del primer libro, es decir, la historia de nuestra televisión pero desde el ’97 hasta el año 2008. Varias veces he pensado “¡qué suerte que cuando me propusieron hacer la segunda parte, a fines de 2007, el período a considerar sólo incluyó desde el ’97 hasta el año 2008!”.
¿Por qué? Porque todos estos libros de finalidad educativa y valorativa de la pantalla chica vernácula, se han basado en infinidad de entrevistas a personalidades de los distintos oficios y profesiones del medio. Si el libro hubiera contemplado los últimos dos años, 2009 y 2010, ¿a quién habría tenido que hacerle notas? ¿Al artista chocolatero Ricardo Fort, a la travesti Zulma Lobato, al Amigacho, a la Mole Moli? ¿O tal vez a la “gran actriz” Juana Viale? ¿O a la “excelente periodista” Anabella Ascar?
Nadie puede negar –al menos si se pone del lado del público– que la creatividad de la tele argentina está pasando por su momento más oscuro. Pobreza de ideas tal vez sólo comparable a los años de la dictadura, con la diferencia de que en ese momento la imaginación estaba cercenada por la censura y hoy hay, diríamos, casi una hemorragia de libertad expresiva.
Pensemos en las excusas que nos darían los programadores. Este medio se sostiene en cuatro patas: contenidos, tecnología, recursos (léase ingresos publicitarios) y contexto social. ¿Qué les estará fallando? ¿Por dónde se les suelta la cadena?
Si decimos que los contenidos no sobrepasan la mediocridad general, ¿a cuál de las otras cuatro patas le echamos la culpa? ¿Los que crean o deciden qué proyecto elegir son menos ingeniosos que la tabla del uno? Pasemos a algo más fácil de dimensionar. ¿Faltan recursos? Los ingresos publicitarios ya venían en decadencia desde mediados de la década del ’90 y sin embargo tuvimos productos creativos como Vulnerables, Tiempo final, El garante, Los Simuladores, Hermanos y detectives, Los exitosos Pells, telenovelas como Vidas robadas, etc...
Por otro lado, antes, en los ’80 democráticos, Situación límite se hacía con cuatro actores y una tarima, y a principios de los ’90, La familia Benvenuto era una comedia en vivo realizada totalmente en interiores. Y hoy los americanos producen el ficcional In Treatment con menos decorado que nuestro periodístico A dos voces; y en la exitosísima y super inteligente serie Dr. House siguen mostrando el plano general de la maqueta de la clínica, con la misma camioneta negra de juguete estacionada a la izquierda.
Mientras ellos, repito, los yanquis, aún en plena crisis, crean Lie to Me, Death Drop Diva, The Good Wife, The Big Bang Theory, etc... todas series de bajo presupuesto con detalles originales, nosotros ¿qué vemos?: Malparida, una historia otra vez basada en la venganza (¡pobre Montecristo!) con vericuetos infantiles, diálogos superfluos y actuaciones que –¿será culpa del texto?– parecen de alumnos de una muestra de teatro de primer año de estudios.
Por otro lado seguimos soportando la “tinellización” del resto de la pantalla, los ciclos parásitos (de chimentos, de archivo, de panel, es decir, los nuevos géneros que pululan desde que la falta de plata es la coartada de lo paupérrimo en ingenio) que reproducen los enfrentamientos de jurados y bailarines del programa de Tinelli, ese productor que se ha convertido en el sinónimo de la palabra televisión, gracias al porcentaje de menos de mil familias contratadas por Ibope que le dan los puntos de rating necesarios como para “representar el gusto de más de 40 millones de argentinos”.
Al mismo tiempo, otros conductores de la medianoche que antes lo criticaban (a Tinelli) y mientras tanto presentaban a los “ilustres desconocidos”: científicos, escritores, poetas, hoy llevan a su sofá a chicas mediáticas y les preguntan de qué manera les gusta practicar el sexo oral.
Y finalmente nos queda la guerra periodística entre multimedios (oficialismo vs. Clarín o viceversa) que ya ha facilitado las clases de todos los docentes de periodismo, que años atrás debían rastrear los medios para buscar ejemplos para sus alumnos, a fin de mostrarles los mensajes subliminales, y los procesos inadvertidos de socialización, y ahora los resaltan groseramente sin esfuerzo con sólo mirar los títulos, volantas, copetes, epígrafes.
Ahora ya nada es desapercibido, subrepticio. Todo es chapucero, evidente, provisional. Porque los que están en contra del Gobierno criticarían (en sus programas de entrevistas, noticieros o de almuerzos) hasta que la Presidenta invente la grajea de la inmortalidad, y los que están a favor les parece que todo lo que hacen los funcionarios K es maravilloso y providencial, perjudicando la imagen del mismo Gobierno con tanto chupamedismo.
Lo peor de todo lo expuesto es que, como escribió alguna vez Joan Ferrés, en la relación de la televisión con el público se invierte el efecto placebo. El placebo es un medicamento inocuo (un globulito de azúcar) que algunos médicos dan a sus pacientes hipocondríacos, los cuales los consumen creyendo que contienen una droga curativa y por sugestión se sienten mejor. La televisión, al revés, es consumida por el público pensando que no nos produce ningún efecto, y sin embargo, nos simplifica el pensar con estereotipos reduccionistas, nos afecta el buen gusto con productos baratos intelectualmente y hasta morbosos, nos da modelos de identificación muy criticables, y pretende enternecernos con sujetos ridículos, enfermos de narcisismo o directamente de apariencia psicótica.
Ojalá si los productos de la pantalla chica argentina no cambian nos animemos a decir y hacer como Groucho Marx: “La televisión es un invento muy educativo, cuando veo que alguien enciende un televisor, voy a la biblioteca y leo un libro”.
* Guionista, periodista, psicólogo social.
MEDIOS Y COMUNICACION
Nueva revista de comunicación y salud
Se presenta la Revista de Comunicación y Salud, una publicación científica electrónica en castellano y portugués que pretende ser un lugar de encuentro para expertos y académicos.
El 17 de enero se lanzó oficialmente la nueva Revista de Comunicación y Salud (RCyS), una publicación científica en castellano y portugués revisada por pares, que se difunde electrónicamente en formato de libre acceso con una periodicidad semestral. RCyS, editada por el Instituto Internacional de Comunicación y Salud (INICyS), pretende construir un lugar de encuentro y de referencia para los expertos y académicos donde poder publicar y consultar los avances científicos que se desarrollan en el campo de la comunicación y la salud.
El número uno de la revista incluye una decena de notas de académicos y expertos de referencia en el campo de la comunicación y la salud. Entre ellos, se encuentran artículos de Juan José Igartua (Universidad de Salamanca) sobre la persuasión en salud mediante el edu-entretenimiento; otro sobre las prácticas de comunicación llevadas a cabo en el Proyecto de Karelia del Norte, firmado por Pekka Puska, Jakko Tuomilehto y Noël Barengo; o un análisis de contenido de José Luis Terrón (Universidad Autónoma de Barcelona) sobre los cambios que se han producido en los periódicos españoles respecto del tratamiento del VIH-sida.
El resto de artículos lleva la firma de Nery Suárez (Universidad de La Habana), Joan Carles March y su equipo de la Escuela Andaluza de Salud Pública, Ana Rosa Moreno (Universidad Autónoma de México), Frederico Peres (Fiocruz y Hospital Monte Sinaí), Washington Uranga (Universidad Nacional de La Plata), Marta Martín-Llaguno (Universidad de Alicante) o Hernán Díaz (Fundación de Educación para la Salud). Todos los artículos se pueden consultar y descargar de la web www.revistadecomunicacionysalud.org.
Una de las metas de RCyS es ofrecer artículos inéditos en español y portugués que alcancen los estándares de calidad de las publicaciones especializadas de referencia en la materia. Los artículos enviados por los autores serán sometidos a un riguroso proceso de evaluación por pares, para garantizar la calidad científica de la publicación. RCyS cuenta con un equipo editorial conformado por académicos y expertos de referencia en el campo de la comunicación y la salud en América latina, España y Portugal. El editor de la revista es Aitor Ugarte, adjunto al gerente de Madrid Salud y miembro del equipo coordinador de los cursos de Comunicación y Salud de la Universidad Complutense de Madrid. Su tarea estará respaldada por el Comité Editorial, integrado por profesionales y académicos de reconocido prestigio internacional como Silvio Waisbord (EE.UU.-Argentina), Rafael Alberto Pérez (España), Fabián Borea (Argentina), Carlos Alvarez Dardet (España), Oscar Tarragó (EE.UU.), Marta Martín-Llaguno (España), José Luis Terrón (España), Adriana Ghitia (Argentina), Raúl Choque Larrauri (Perú), Ubaldo Cuesta (España), Francisco Serra (Portugal), Miguel de Moragas (España), Nery Suárez (Cuba), José Manuel Torrecilla (España), Marcelo Tavella (Argentina), Alejandro Navas (España), Rafael Obregón (EE.UU.), Gema Revuelta (España), Ana Rosa Moreno (México), María Sainz (España), Noel Barengo (Finlandia), Washington Uranga (Argentina), Thomas Tufte (Dinamarca), Joan Carles March (España), Frederico Peres (Brasil), Juan José Igartua (España), Rita Espanha (Portugal) y José Miguel Pereira (Colombia).
El Instituto Internacional de Comunicación y Salud (Inicys) es una asociación sin ánimo de lucro que tiene entre sus fines incrementar la vinculación investigadora, docente y profesional en el área de la comunicación y la salud entre expertos e instituciones de diferentes países. Los miembros fundadores de Inicys vienen trabajando como equipo investigador y docente en el campo de la comunicación y la salud desde el año 2005. El presidente de Inicys es Ubaldo Cuesta Cambra, catedrático de Psicología Social de la Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid y director del Departamento de Comunicación Audiovisual II de la Facultad de Ciencias de la Información.
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