Periodismo
El papel sigue dando pelea
Pese a las profecías apocalípticas que proclamaban la inexorable muerte de los diarios, los medios de prensa han sabido enfrentar la crisis, poniendo en juego una gran capacidad de adaptación que ya puede mostrar resultados
The Economist
"Los diarios impresos van a sobrevivir más de lo que cree la gente" afirma Mathias Döpfner, el patrón de Axel Springer. Quizás así sea en Europa central. El editor de Bild y Die Welt tuvo recientemente el trimestre más rentable de su historia. El margen de ganancias sobre sus diarios nacionales alemanes es un sorprendente 27%. La firma se está expandiendo a Polonia. Si esto es la crisis de los diarios, la crisis le gusta a Döpfner.
Hace un año parecía estar en duda la mera supervivencia de muchos diarios. Estaba claro que los jóvenes, en particular, se informan principalmente on line . Los lectores van de un artículo a otro y rara vez pagan. La publicidad también se estaba pasando a la red, pero no a los sitios de los diarios. Se la devoraban los motores de búsquedas. El mercado de clasificados se veía diezmado por los sitios gratuitos, tales como Craigslist. Parecía claro que la profunda recesión terminaría con los diarios, que tienen altos costos fijos en la forma de salarios de periodistas y gastos de impresión.
En algunos sentidos, los problemas fueron aún mayores de lo que esperaban los analistas. La Asociación de Diarios de Estados Unidos informa que la publicidad impresa y online ha caído un 35% desde el primer trimestre de 2008. La circulación ha caído de manera alarmante también. Pero casi todos los diarios han sobrevivido, aunque con ayuda ocasional de las quiebras. Firmas editoriales estadounidenses como McClatchy se mantuvieron mayormente rentables, a pesar de la caída de los ingresos. Algunas compañías ahora valen diez veces más que en la primavera boreal de 2009, aunque están lejos de los picos anteriores a la recesión.
Ha ayudado el fuerte aumento del precio de tapa. Pero en gran parte los diarios superaron la crisis ajustando. En el último año, McClatchy redujo el costo de su nómina un 25%. Muchas publicaciones cerraron corresponsalías y obligaron a sus periodistas a tomar licencias sin goce de sueldo. Ha habido adaptaciones ingeniosas también. En Gannett, otra firma estadounidenses, 46 publicaciones municipales tienen información nacional e internacional de USA Today , el diario nacional de la firma. Un grupo de diarios de New Jersey produce columnas y editoriales en común. Bob Dickey, que dirige los diarios municipales de Gannet, dice que se han dado cuenta de que no hay necesidad de imaginar qué decir sobre el derrame petrolero en el Golfo siete veces.
Otro beneficio inesperado es que el gasto en papel -el segundo mayor gasto en muchas firmas, después de los sueldos del personal- cayó hasta un 40%. Una baja global de los commodities produjo esa caída de los precios. Las compañías editoras están usando menos papel, imprimiendo menos palabras en páginas más pequeñas y delgadas. En particular los lunes, los diarios son en muchos casos tan livianos que es difícil lanzarlos desde un auto o una bicicleta a la puerta de las casas.
La posibilidad de que los precios del papel vuelvan a subir al acelerarse el crecimiento de la economía mundial es sólo uno de los peligros que enfrentan las firmas editoras. También podrían verse golpeados por sus obligaciones en materia jubilatoria. Los lectores pueden llegar a resistirse a pagar precios más altos por productos más delgados. Pero también es posible que la publicidad comience a recuperarse de sus niveles de profunda depresión. Si eso sucede, los márgenes de ganancias se expandirán rápidamente.
Lo que los lectores quieren
Fuera de Estados Unidos los diarios han tenido mejor suerte, como muestra un informe de la OCDE (aunque hay excepciones). Los diarios japoneses, los de mayor circulación de todo el mundo, están perdiendo lectores lentamente. Pero tienen muchos lectores todavía y su caída debería verse amortiguada por los conglomerados de medios de los que forman parte. Fuera del mundo angloparlante los diarios a menudo tienen menos competencia de concentradores de noticias on line y otros productos de los avances tecnológicos de Silicon Valley.
En los mercados emergentes no hay muchas señales de crisis. En Brasil la publicidad temblequeó brevemente durante la recesión. La circulación total de diarios brasileños se expandió en 1 millón en los últimos diez años, alcanzando los 8,2 millones. La clase media brasileña en crecimiento está atrapada por una cantidad de diarios baratos cargados de noticias policiales y fotos de bikinis. En 2003 sólo tres de los diez diarios más importantes de Brasil eran tabloides. Hoy cinco de ellos son tabloides.
Ese énfasis en dar a los lectores lo que quieren, por oposición a lo que las altas nociones de responsabilidad civil sugieren que debieran leer, es parte de una tendencia global. Los diarios se están volviendo más discriminadores y más concentrados en los clientes. En vez de tratar de llevar el mundo a la mayor cantidad de lectores posible, están apuntando a nichos. Los dueños y editores están tratando de identificar puntos fuertes vendedores e invierten en función de ellos.
En Estados Unidos muchos diarios se centralizan en las noticias locales y los deportes, y dejan todo lo demás a empresas más grandes tales como agencias al estilo de The Associated Press. Varios de ellos ahora se niegan a entregar el diario a lectores lejos del centro urbano. Cuesta mucho llevarlo a tales lectores que son de poco interés para los anunciantes. Los diarios también están cortejando a empresas locales pequeñas con tecnología que les permite sus propios avisos a bajo costo. En síntesis, los diarios metropolitanos se están convirtiendo en diarios de ciudades. Eso puede servirles a largo plazo. Jim Chisholm, un analista de la industria, señala que los pequeños diarios locales han tenido mejor suerte que los diarios regionales más grandes en muchos países, incluyendo Estados Unidos.
Los editores de diarios esperan que este énfasis en contenido distintivo pueda facilitar el paso de las ediciones impresas a la distribución digital. Sea la plataforma un teléfono inteligente, una computadora tableta como la iPad o internet abierta, la clave del éxito para la mayoría de las publicaciones será un flujo de ingresos doble. Tal como lo hacen con sus versiones impresas, los diarios tendrán que atraer publicidad y lectores pagos on line . Hasta ahora, los pocos que han logrado persuadir a lectores de que paguen por noticias on line suelen tener la reputación de contar con una cobertura distintiva. El Financial Times (dueño en parte de The Economist ) y el Wall Street Journal son líderes en información de negocios y financiera y en base a ello tuvieron éxito en ofrecer servicios pagos on line . Los diarios más pequeños intentarán explotar sus ventajas en áreas tales como los deportes locales.
De ninguna manera está garantizada la supervivencia de los diarios. Siguen enfrentando grandes obstáculos estructurales: por ejemplo, no está claro si los jóvenes estarán dispuestos a pagar por noticias en cualquier formato. Pero la recesión despertó una capacidad llamativa e inesperada para adaptarse. Si los diarios logran continuar innovando en tiempos mejores, quizás puedan pensar en algo más que la mera supervivencia.
© The Economist
Traducción de Gabriel Zadunaisky
El papel sigue dando pelea
Pese a las profecías apocalípticas que proclamaban la inexorable muerte de los diarios, los medios de prensa han sabido enfrentar la crisis, poniendo en juego una gran capacidad de adaptación que ya puede mostrar resultados
The Economist
"Los diarios impresos van a sobrevivir más de lo que cree la gente" afirma Mathias Döpfner, el patrón de Axel Springer. Quizás así sea en Europa central. El editor de Bild y Die Welt tuvo recientemente el trimestre más rentable de su historia. El margen de ganancias sobre sus diarios nacionales alemanes es un sorprendente 27%. La firma se está expandiendo a Polonia. Si esto es la crisis de los diarios, la crisis le gusta a Döpfner.
Hace un año parecía estar en duda la mera supervivencia de muchos diarios. Estaba claro que los jóvenes, en particular, se informan principalmente on line . Los lectores van de un artículo a otro y rara vez pagan. La publicidad también se estaba pasando a la red, pero no a los sitios de los diarios. Se la devoraban los motores de búsquedas. El mercado de clasificados se veía diezmado por los sitios gratuitos, tales como Craigslist. Parecía claro que la profunda recesión terminaría con los diarios, que tienen altos costos fijos en la forma de salarios de periodistas y gastos de impresión.
En algunos sentidos, los problemas fueron aún mayores de lo que esperaban los analistas. La Asociación de Diarios de Estados Unidos informa que la publicidad impresa y online ha caído un 35% desde el primer trimestre de 2008. La circulación ha caído de manera alarmante también. Pero casi todos los diarios han sobrevivido, aunque con ayuda ocasional de las quiebras. Firmas editoriales estadounidenses como McClatchy se mantuvieron mayormente rentables, a pesar de la caída de los ingresos. Algunas compañías ahora valen diez veces más que en la primavera boreal de 2009, aunque están lejos de los picos anteriores a la recesión.
Ha ayudado el fuerte aumento del precio de tapa. Pero en gran parte los diarios superaron la crisis ajustando. En el último año, McClatchy redujo el costo de su nómina un 25%. Muchas publicaciones cerraron corresponsalías y obligaron a sus periodistas a tomar licencias sin goce de sueldo. Ha habido adaptaciones ingeniosas también. En Gannett, otra firma estadounidenses, 46 publicaciones municipales tienen información nacional e internacional de USA Today , el diario nacional de la firma. Un grupo de diarios de New Jersey produce columnas y editoriales en común. Bob Dickey, que dirige los diarios municipales de Gannet, dice que se han dado cuenta de que no hay necesidad de imaginar qué decir sobre el derrame petrolero en el Golfo siete veces.
Otro beneficio inesperado es que el gasto en papel -el segundo mayor gasto en muchas firmas, después de los sueldos del personal- cayó hasta un 40%. Una baja global de los commodities produjo esa caída de los precios. Las compañías editoras están usando menos papel, imprimiendo menos palabras en páginas más pequeñas y delgadas. En particular los lunes, los diarios son en muchos casos tan livianos que es difícil lanzarlos desde un auto o una bicicleta a la puerta de las casas.
La posibilidad de que los precios del papel vuelvan a subir al acelerarse el crecimiento de la economía mundial es sólo uno de los peligros que enfrentan las firmas editoras. También podrían verse golpeados por sus obligaciones en materia jubilatoria. Los lectores pueden llegar a resistirse a pagar precios más altos por productos más delgados. Pero también es posible que la publicidad comience a recuperarse de sus niveles de profunda depresión. Si eso sucede, los márgenes de ganancias se expandirán rápidamente.
Lo que los lectores quieren
Fuera de Estados Unidos los diarios han tenido mejor suerte, como muestra un informe de la OCDE (aunque hay excepciones). Los diarios japoneses, los de mayor circulación de todo el mundo, están perdiendo lectores lentamente. Pero tienen muchos lectores todavía y su caída debería verse amortiguada por los conglomerados de medios de los que forman parte. Fuera del mundo angloparlante los diarios a menudo tienen menos competencia de concentradores de noticias on line y otros productos de los avances tecnológicos de Silicon Valley.
En los mercados emergentes no hay muchas señales de crisis. En Brasil la publicidad temblequeó brevemente durante la recesión. La circulación total de diarios brasileños se expandió en 1 millón en los últimos diez años, alcanzando los 8,2 millones. La clase media brasileña en crecimiento está atrapada por una cantidad de diarios baratos cargados de noticias policiales y fotos de bikinis. En 2003 sólo tres de los diez diarios más importantes de Brasil eran tabloides. Hoy cinco de ellos son tabloides.
Ese énfasis en dar a los lectores lo que quieren, por oposición a lo que las altas nociones de responsabilidad civil sugieren que debieran leer, es parte de una tendencia global. Los diarios se están volviendo más discriminadores y más concentrados en los clientes. En vez de tratar de llevar el mundo a la mayor cantidad de lectores posible, están apuntando a nichos. Los dueños y editores están tratando de identificar puntos fuertes vendedores e invierten en función de ellos.
En Estados Unidos muchos diarios se centralizan en las noticias locales y los deportes, y dejan todo lo demás a empresas más grandes tales como agencias al estilo de The Associated Press. Varios de ellos ahora se niegan a entregar el diario a lectores lejos del centro urbano. Cuesta mucho llevarlo a tales lectores que son de poco interés para los anunciantes. Los diarios también están cortejando a empresas locales pequeñas con tecnología que les permite sus propios avisos a bajo costo. En síntesis, los diarios metropolitanos se están convirtiendo en diarios de ciudades. Eso puede servirles a largo plazo. Jim Chisholm, un analista de la industria, señala que los pequeños diarios locales han tenido mejor suerte que los diarios regionales más grandes en muchos países, incluyendo Estados Unidos.
Los editores de diarios esperan que este énfasis en contenido distintivo pueda facilitar el paso de las ediciones impresas a la distribución digital. Sea la plataforma un teléfono inteligente, una computadora tableta como la iPad o internet abierta, la clave del éxito para la mayoría de las publicaciones será un flujo de ingresos doble. Tal como lo hacen con sus versiones impresas, los diarios tendrán que atraer publicidad y lectores pagos on line . Hasta ahora, los pocos que han logrado persuadir a lectores de que paguen por noticias on line suelen tener la reputación de contar con una cobertura distintiva. El Financial Times (dueño en parte de The Economist ) y el Wall Street Journal son líderes en información de negocios y financiera y en base a ello tuvieron éxito en ofrecer servicios pagos on line . Los diarios más pequeños intentarán explotar sus ventajas en áreas tales como los deportes locales.
De ninguna manera está garantizada la supervivencia de los diarios. Siguen enfrentando grandes obstáculos estructurales: por ejemplo, no está claro si los jóvenes estarán dispuestos a pagar por noticias en cualquier formato. Pero la recesión despertó una capacidad llamativa e inesperada para adaptarse. Si los diarios logran continuar innovando en tiempos mejores, quizás puedan pensar en algo más que la mera supervivencia.
© The Economist
Traducción de Gabriel Zadunaisky
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