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martes, 6 de abril de 2010


El enemigo de las búsquedas
Sin los filtros, Internet colapsaría por el exceso de correos basura. Por qué son tan necesarios, pese a muchas veces no ayudan.

Los filtros no son capaces de discernir con más exactitud qué es obsceno y qué no lo es.
Noventa años después, la revista más antigua de Canadá, The Beaver (el castor), se ve obligada a cambiar de nombre. Para sus editores, es natural que la publicación especializada en historia tome su nombre del incansable y laborioso roedor semiacuático que es el animal nacional de ese país. Pero el problema es que el nombre de la criatura, en jerga vulgar alude a la vagina. En consecuencia, los intentos de alcanzar a un amplio sector por medio de internet se ven interrumpidos por los filtros que detectan material ofensivo, especialmente en las escuelas. A su vez, la mayoría de los aproximadamente 30.000 visitantes mensuales del sitio electrónico de la revista sólo permanecen menos de diez segundos, el tiempo que probablemente les toma percatarse de que no es historia precisamente lo que están buscando. Deborah Morrison, editora de la publicación, le dijo a la BBC que "en 1920, The Beaver era un nombre perfectamente adecuado". Y "aunque el otro significado del término no es nada nuevo, su ambigüedad se convirtió en todo un reto con el avance de internet. El nombre se ha vuelto un impedimento para nuestro crecimiento". Una preocupación parecida ya llevó en parte a que las autoridades del Beaver College, en Pensilvania, EE.UU., decidieran cambiar el nombre de esa institución educativa. Scunthorpe En un caso parecido, en 1996, a los residentes de Scunthorpe, en el Reino Unido se les prohibió en un inicio registrarse con el proveedor de internet AOL porque el nombre de la localidad industrial contenía una de las palabras considerada como una de las obscenas de la lengua inglesa. Gay estuvo en el centro de uno de los entuertos ocasionados por los filtros. Ahí comenzó el llamado "Problema de Scunthorpe", al que no han sido ajenos residentes de otras poblaciones inglesas como Penistone (penis, pene) o de condados como Sussex, nombre que contiene sex, sexo. En 2004, por su parte, el Museo Horniman, de Londres, dejó de recibir correos electrónicos por la asociación con horny man, hombre caliente. Pero ¿en una época en la que ya internet superó su infancia, este celo de los filtros significa que los cinturones de castidad de la red están demasiado apretados? ¿Por qué los filtros no son capaces de discernir con más exactitud qué es obsceno y qué no lo es? El problema, dicen los expertos, es que debido a la abundancia de material ofensivo en la red los encargados de preparar los filtros prefieren apostar por lo seguro, incluso aunque esto signifique que paguen justos por pecadores. Lo que hay, explican, es una verdadera carrera del gato y el ratón entre los creadores de spam, o correo no solicitado, y los ingenieros que elaboran los filtros para impedir que ese tipo de mensajes lleguen a los usuarios. A filtros más poderosos, los creadores de spam elaboran técnicas más sofisticadas para beneficiarse de la pornografía, o de la publicidad que promete alargamientos de penes o píldoras para la virilidad. Pese a que puedan funcionar bien, algunos errores de los filtros han dado lugar a entuertos. En 2008, un sitio de noticias perteneciente a la Asociación Americana de la Familia censuró una noticia de la agencia Associated Press sobre el velocista Tyson Gay. Un filtro detectó en "gay" una palabra ofensiva y la reemplazó por homosexual. El resultado fue el siguiente titular: "Homosexual alcanza fácilmente la final de los cien metros en pruebas olímpicas". Un tsunami Pero muchos consideran que corregir los fallos que impiden que correos legítimos lleguen a los usuarios no interesa a los encargados en invertir dinero para mejorar los filtros. Expertos dicen que sin los filtros, el spam colapsaría las redes. Bennett Haselton, webmaster de Peace Fire, una organización defensora de la libertad de expresión de los jóvenes en internet, estima que el problema no es sólo la ineficacia de los sistema de filtros porque "la tecnología va mejorando cada vez más". El problema más bien, según él, es "que no hay suficientes incentivos de mercado para el mejoramiento de los filtros" porque los usuarios no son conscientes de todo el material que se ha perdido en el camino y no llega a su bandeja de entrada. Sin embargo, Henry Stern, investigador de la firma de redes informáticas Cisco Systems, opna que en la industria se evalúa a los filtros por su precisión en no bloquear mensajes o sitios auténticos. Sin los filtros, dice, un tsunami de entre 250.000 y 400.000 millones de mensajes de correo basura diarios inundarían las bandejas de entradas y colapsarían las redes alrededor del mundo. Los ingenieros encargados de filtrar el material consideran que casos como el de Scunthorpe pertenecen al pasado. Sin embargo, al menos un correo electrónico que aludía al Problema de Scunthorpe y enviado a una universidad durante la investigación para escribir este artículo, fue borrado por los filtros. Y no habría que sorprenderse si enviamos este texto a un amigo y no lo recibe en el correo de su trabajo.

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